Valiente/Valente

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Pasquarelli-es-mio Adivinó♥.

Luego de apróximadamente dos horas bailando Jim empieza a marearse así que todos nos sentamos algo alejados de la pista de baile con ella.

Luego de unos segundos Simón llega con un vaso de agua y se lo da a Jim.

—Este chico es todo un caballero —Alaga Ámbar.

Estos dos andaban muy juntos en estos días y a Matteo parecía no importarle en lo más mínimo.

—Jim, si querés yo te puedo llevar a tu casa —se ofrece Nico.

—Este chico SÍ que es un caballero —ataqué a Ámbar y ella me hace un mueca sacando su lengua mientras que Nico sonríe nervioso.

Debe ser por lo incómodo que se ha puesto el ambiente con los chicos a los que no le agrada aquí.

—Sí por favor, que es que me siento malísimo —pide Jim.

—Bueno, Jim toma tus cosas y salgan de aquí. Este ambiente te hará peor —Me pongo de pie mientras ella obedece y me acerco a Nico—. ¿volverás?

Le hice puchero y ojitos rogantes.

—NOOOO, QUE NO VUELVAAAA—.

—Intentaré, mi amor —sonrió  y besé sus labios en forma de despedida.

—asco, asco, asco, asco—

—Listo ¿nos vamos? —interrumpió Jim, todos nos despedimos de ella y yo me dirigía hacia el sillón.

Ellos salieron de la sala y supongo que de la casa también cuando me fijé que Jim había dejado accidentalmente su pulsera de la amistad.

—Nina mira —se la mostré.

—Vamos a llevársela, no vaya ser que se tenga que devolver —sugiere a lo que asiento y me pongo de pie con ella siguiéndome.

—¿Qué hacen aquí? —escuché a Matteo tras nosotras.

—¿Qué te parece si regresas a la casa y yo se la llevo? —pregunta un poco nerviosa cuando estamos en el jardín principal.

—¿Por qué? —reí tontamente deteniéndome para mirarla.

Ella me miró varias veces intercalando su vista hacia el frente muy nerviosa.

Mis ojos se dirigieron hacia donde los suyos apuntaban y todo sucedió en cámara lenta.

Jim...

—No puede ser, no me puede estar pasando esto —hablé un poco alto ya que lo último que vi antes de correr hacia la casa fue a Nico separándose de sus labios para seguirme de forma veloz.

Las lágrimas fueron instantáneas y de forma veloz ya estaban esparcidas por todo mi rostro.

—¡TE LO ADVERTÍ! —El enojo y la dureza, la furia y la ira, desesperación y sed de sangre fueron los elementos presentes en el grito que retumbó en la mansión proveniente de Matteo.

Fui a la sala en la que me encontraba anteriormente y con la mirada busqué a Gastón. Caminé hasta el círculo que él y los varones habían formado, toqué su hombro e iba a apartar su mirada de mí pero notó mi llanto de desesperación y las dos palabras que creí nunca decir fueron pronunciadas:

—Tenías razón...

Corrí hacia los baños del segundo piso esperando que nadie me siguiese y Ámbar no se diera cuenta.

Viviendo Con Los Balsano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora