Estado: sin ánimos

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Luna.

—Hoy les toca hacer mercado, dejé dinero y las llaves del auto en la mesa. Los amo pequeños, cuídense —se despidió la mamá de los mellizos.

(...)

—Yo voy por los huevos, galletas y jugos. Ustedes vayan por lo demás —dijo Matteo.

—Claro que sí, porque huevos te faltan, y la conserje está disponible por si se te antoja —tomé el carrito Lustón y me marché antes de que una pelea iniciase—.

Últimamente Matteo y yo nos llevamos cada vez peor.

—Siempre soy yo el que pierde en estás peleas —habló Gastón alcanzándome— la verdad no sé qué les hicieron en las incubadoras cuando nacieron, ¿les inyectaron algo? Porque todos los putos días se odian más y más.

—Shh, tú sólo quédate de mi lado y todo estará perfecto.

(...)

—¿Por qué Luna no carga bolsas? —se quejó uno de ellos.

—A ver par de mariquitas, muevan sus traseros que no me pienso perder la serie. Hoy la protagonista se entera que en realidad ella es la dueña de la mansión en la que sus padres trabajan y asistirá a la competencia final la cual perderá pero ganará un premio que merecía todo el equipo y no solo ella.

—¿Por qué tanto apuro si ya sabes qué sucede? Además ¿de dónde lo averiguaste? —preguntó Matteo

—Tengo apuro porque es emocionante, y respondiendo a tu otra pregunta; internet.

—LUNA, MATTEOOOO —escuchamos un grito de una chica así que volteamos a su dirección y la vimos correr hacia nosotros.

No tengo ni la menor idea de quién sea.

—¿Me puedo tomar una foto con ustedes? Amo todas sus bromas chicos, de verdad —Ahbalep.

—Sí claro que sí —sonreí a la cámara al igual que Matteo mientras que Gastón miraba furioso desde atrás.

Digamos que antes de todo esto él era más popular.

Nos despedimos de la chica y seguimos nuestro camino hacia el auto.

—Nos acaban de reconocer por las calles de Buenos Aires ¿sabes lo que es eso?.

—Nunca pensé que esto sucedería —tomé un respiro con una gran sonrisa.

Que se borró al recordar que tenía que darle clases a Matteo de inglés aún.

(...)

—¿Sabías que cuando estás soñando que mueres, despiertas porque tu cerebro no sabe qué hay después de la muerte?.

—MATTEO BALSANO, LLEVO VEINTE MINUTOS EXPLICÁNDOLE LAS DEFINICIONES DE LOW  ¡¿Y VIENES A HABLARME DE ESTO?!

—¿Disculpa? Luna sabes que en esto de tu idiomita raro no soy experto.

—Yo tampoco nací para hablar con fresas caminantes y aquí estoy —hablé cortante y rodé los ojos— denme un respiro —me levanté y fui a la nevera por un licuado de fresas con chocolate.

Viviendo Con Los Balsano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora