T r e i n t a

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–No sé qué hacer, me quedé sin hermana, no hablo con mi familia desde que me fui, bloqueé a Harry de mi teléfono porque no tengo ni la más mínima idea de qué decirle, y no sé nada de Zayn desde que lo vi fuera de mi oficina.

–Deberías relajarte un poco, ¿qué opinas si vamos a la azotea con una botella de vino? –Me ofrece Maddie.

–Bueno, pero no quiero tomar mucho, no voy a volver a tomar como lo hacía antes por esto. –Asiente y nos movemos del living.

Maddie agarra una botella de vino y yo abro la ventana para ir a la azotea. Nos movemos con rapidez por las escaleras de incendios hasta que llegamos y nos tiramos en el piso. Maddie saca el corcho con la boca y luego me pasa la botella para que tome un largo sorbo.

–Volviendo al tema, ¿qué crees que debería hacer? –Le pregunto al tiempo que le paso la botella.

–No lo sé, nunca estuve ni cerca de algo como lo que estás viviendo. Supongo que lo primero que debes preguntarte es qué es lo que tú quieres. –Asiento, pero no tengo nada que decir, no sé qué quiero.

–Lo único en lo que me quiero enfocar es en recuperar a mi familia, por más de que Kendall y yo nunca fuimos las hermanas más unidas del universo, no quiero que esto nos divida para siempre.

–Yo sé que es lo que quieres, pero creo que deberías darle un tiempo y dejar que las cosas se calmen un poco, si la situación fuera al revés tú estarías pidiendo lo mismo. Además, y esto no lo digo porque eres mi amiga, ella también tiene la culpa de muchas de las cosas que desembocaron en que ustedes dos terminaran así.

–Pero no porque ella se comportó mal yo tengo que ir y hacer lo mismo, soy su hermana mayor, debería de haber dado el ejemplo sobre cómo se manejan las cosas y no lo hice.

–Selena, tú no eres su madre, no tienes que enseñarle nada. Kendall, como siempre, se comportó como la malcriada que es, tomando lo que no es suyo y apropiándoselo. No estoy diciendo que lo que hiciste estuvo bien, porque no lo estuvo, pero no es enteramente tu culpa, ella también hizo cosas mal. Tienes que dejar de actuar como si fueras la única persona que se equivoca en el mundo, somos todos humanos por Dios. –Luego de su discurso, toma un largo sorbo de vino y me pasa la botella.

La acepto sin hablar, y dejo que el tinto pase por mi garganta hasta que ya no quiero más.

–Preguntan Dylan y Tyler si traen algo antes de venir.

–Comida, como siempre –respondo secamente, con mi cabeza en otro lado. –Diles que nos avisen cuando están en la puerta y les tiro las llaves para que abran, no tengo ganas de bajar a abrir, y además, si sigo tomando vino de esta forma, no creo poder bajar por esas escaleras sin ayuda.

Nos quedamos en silencio, observando cómo los últimos rayos del sol se esconden entre los edificios. Cada una está pensando en algo diferente, pero al mismo tiempo es como si estuviésemos conectadas.

Tyler llama a Maddie cuando podemos observar las primeras estrellas, todavía con las últimas gotas de sol en el cielo. Me acerco al final de la azotea gateando y saco las llaves del bolsillo de mis jeans. Una vez que me fijo que no haya nadie más en la calle y visualizo a Tyler y Dylan, tiro las llaves al piso un poco a la derecha de donde se encuentran. Unos segundos después, escucho como se desploman y Tyler se agacha a recogerlas.

Vuelvo la vista a lo que queda del atardecer mientras esperamos a los chicos. Maddie me ofrece vino pero me niego, tengo que dejar de tomar para poder bajar esas escaleras sin riesgo de muerte. Unos minutos después, Tyler y Dylan aparecen en el tejado con sus usuales sonrisas y una bolsa llena de comida.

– ¡Hola! –Saludan a coro, y nos saludan con un beso en la mejilla a cada una.

Como si los lugares ya estuvieran predestinados, Dylan se sienta a mi lado y Tyler se ubica al lado de Maddie. Mientras que ellos hablan en voz baja y se besan, Dylan y yo abrimos la bolsa de comida y sacamos las papas fritas y una hamburguesa cada uno de Dean & Denny's. Ninguno de los dos habla, simplemente comemos en silencio hasta que la oscuridad nos absorbe por completo.

– ¿Cómo estás? –Se anima a preguntar mi amigo.

–No lo sé, estoy como en un en un mundo aparte, lo único que quiero es saber qué hacer, estoy esperando una señal divina o... no lo sé, ya no sé ni lo que digo.

–Es lógico, yo no tengo ni idea de qué haría en tu situación, pero tienes que saber que nosotros estamos aquí para ti, sea cual sea tu decisión. –Pasa su brazo por mis hombros, dándome un abrazo y yo aprovecho la oportunidad para apoyar mi cabeza en su hombro.

Cierro los ojos y dejo que la noche y Dylan me arropen mientras que mi mente se pone en blanco y no pienso en nada más que en mis amigos y cómo, cuándo sientes que no tienes nada y que todo sale mal, nunca se está realmente solo.

My Sister's Boyfriend | HarlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora