Lunes, 24 de enero del 2011
/Narra Diego/
Son casi las 10:00 am. Mis papás salieron desde muy temprano como nos advirtieron, no sin antes dejar todo listo para que el enano y yo desayunemos sin problemas.
Salgo por la puerta trasera y me dirijo al cobertizo, cuyo camino ya lo he memorizado. Llevo conmigo algo de tocino en una bolsa, y la cizalla de papá, pues pretendo saber qué es lo que hay dentro de ese cobertizo. No siento miedo alguno en caminar solo por el bosque con toda esta luz del día, pero cuando el sol empieza a ocultarse, el ambiente se torna algo frío y desolado.
Camino algo deprisa para poder verlo nuevamente, no tengo problema en admitirlo conmigo mismo, ya me encariñé con él.
Desde unos metros puedo divisar el cobertizo viejo camuflado entre los árboles, pero ya me lo estaba temiendo, ¡Brandon no está! Giro sobre mis talones en todas direcciones y ruego poder divisarlo a lo lejos... pero no veo nada más que árboles. Veo su plato y tazón de agua todos vacíos en el mismo lugar donde los dejé (cerca de una de las paredes del cobertizo).
Entonces me animo a llamarlo.
- ¡Brandon! – doy un primer llamado - ¡¡¡Brandon!!! – doy un segundo llamado aún más fuerte.
Escucho entonces el crujido de unas hojas secas siendo pisadas detrás de un árbol. Dirijo la mirada a aquel árbol que está a tan solo unos metros de mí. Me acerco cauteloso, y espero optimista a que sea Brandon ocultado tímidamente detrás del gran tronco. Mientras me acerco, empiezo a animarlo con una voz ridículamente tierna...
- Hey Brandon – doy unos cuantos silbidos – no temas amigo, ven aquí – hago algunos chasquidos.
Sigo escuchando hojas secas siendo pisadas, y presiento entonces que no puede ser él, pero definitivamente hay algo o alguien detrás del árbol, empiezo a asustarme pero reacciono tarde...
- ¡Buuu! – se escucha sorpresivamente, mientras que una figura salta de costado.
Creo que llegué a gritar como una niña por la impresión, y mientras me apaciguo el susto y la rabia, Matías no para de carcajearse. Me acerco a él y le propino un coscorrón en la cabeza, pero está tan ocupado riéndose que ni se molesta en responderme.
- ¿Ya te divertiste enano? – le reclamo furioso.
- Creo que sí – responde mientras se limpia una lágrima de la risa – debiste ver tu cara.
- Y lamentablemente tengo que ver la tuya – le contradigo sin verle, y continúo buscando al perro mirando a otras direcciones.
- Y ¿quién rayos es Brandon?
- ¿Qué te importa, pitufo?
Ni siquiera hace falta que lo analice, Matías lo deduce de inmediato.
- No me lo creo... ¿enserio ya le pusiste nombre al perro?
- Y a ti.... ¿Qué – te – importa? – respondo muy enojado.
- Ya, tranqui' - por el tono de voz, ya se dio cuenta lo muy irritado que estoy.
Tras una pausa, vuelve a preguntar.
- Y ¿dónde está...Brandon? – le ignoro por completo mientras sigo buscando con la mirada - ¿ya se te perdió?
- ¿Puedes ya cerrar la boca?
- Y ¿qué traes en la mano? – sigo sin responderle - ¿para que traes esa herramienta de papá? – suelto un fuerte suspiro por su molestia presencia - ¿acaso pretendes romper el candado?... pero, papá dijo que él lo abriría mañana...
- ¡¡¡Ya cierra la boca!!!
Le he gritado tan fuerte al enano, que algunas aves salen ahuyentadas de los árboles, pero al menos sirvió de algo, pues algunos ladridos se escuchan acercándose. Dirijo la mirada al ruido y lo veo corriendo (aun algo cojo) directo hacia mí. Me pongo de cuclillas para recibirlo, y mientras este me llena de lamidas todo el rostro, saco el tocino de la bolsa y se lo voy dando uno a uno. No puedo evitar sonreír, creo que me comportaría aún más cariñoso con él de no ser porque Matías está aquí y sé que empezaría a joder más de la cuenta.
Mientras continúo dándole el tocino al perro, Matías se nos acerca y empieza a acariciarlo por detrás de las orejas, pero Brandon empieza a gruñir sin dejar de comer y el enano se asusta...
- Creo que solo le caes bien tú – comenta.
- No es eso, solo que no le gusta que lo toquen mientras come – le respondo, y luego añado – ...y por supuesto, que yo también le caigo bien.
- Mmm... ya entiendo – aguarda un silencio, y luego pregunta – y ¿por qué lo llamaste Brandon?
Ya sin sentirme enojado con él, le respondo sereno.
- ¿Recuerdas al perro de Salomé?
- ¡Ah! Claro que sí, ya lo recuerdo.
- Pues, lo llamé en honor a él.
- Ah ya entiendo... Oye, pero ese perro se llamaba Brendan.
- Ya lo sé, pero no quería ser un copión, así que le cambié unas vocales – sonrío.
- Genial... pero pobre Brendan – suspira Matías tras recordar un desafortunado hecho.
- Ya ni lo menciones – concluyo.
- Creo que las personas tienen una rara obsesión con la letra "B" en los perros: Beethoven, Balto, Boby, Bolt, Buddy, Brendan, Brandon – enfatiza - Bambi... aunque ese último no era perro ¿cierto?– ya empieza a sonar irritante – y hasta creo que hay un perro que tiene su propia canción... ¿cómo se llama?... ¿Bingo?... "Un granjero tenía un perro, que se llamaba Bingo" – empieza a cantar.
Tomo el último tocino de la bolsa y se lo pongo en la boca, y finalmente se calla para empezar a comerlo. Dejo un momento al perro y me dirijo al cobertizo con la cizalla. Matías se da cuenta de lo que estoy a punto de hacer y trata de advertirme.
- ¿Seguro que no quieres esperar a papá?
- Sí, seguro – le respondo firme.
- Ten cuidado – advierte temeroso – no sabes lo que puede haber ahí.
- Por favor enano - exclamo despreocupado - ¿qué de malo puede haber aquí?
Pongo las cuchillas de la cizalla entre el candado, y ni siquiera es necesario aplicar mucha fuerza, pues está tan oxidado que se rompe con cierta presión. Retiro el picaporte, y mientras abro la puerta, el chirrido de las bisagras oxidadas es horrible. Pongo un pie dentro, y pese a estar todo oscuro, la luz del día permite ver lo suficiente en ese pequeño espacio.
No es precisamente aterrador, pero no sé si él que utilizaba este cobertizo, era un experimentado leñador, o un aficionado a las películas de "Viernes 13".
Cizalla: tijeras grandes y fuertes.
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¿Qué ocurrió con Brandon?
Mystery / ThrillerDiego y Matías son dos hermanos que han llegado junto a sus padres a residir en una nueva casa fuera de la ciudad junto al bosque. Poco a poco irán descubriendo su nuevo entorno y con ello, la inesperada visita de quien llegará a ser su nueva mascot...