17. Excusa casi perfecta

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/Narra Diego/

¡Rayos!, se suponía que papá no regresaría hasta el anochecer, o al menos eso nos dijo; de reojo observo el reloj de pared de la sala: apenas son un poco más de las 11:00 am. Deben de haber pasado unos quince minutos desde que dejé a Matías limpiando la cocina, no sé en qué momento regresó papá, y no sé qué es lo que Matías ha de haberle contado; ¿habrá descubierto lo de los platos rotos?, no creo que papá sepa sobre lo del cobertizo, ¡el enano no puede haberle contado que estuvimos ahí!, papá se enoja demasiado cuando se le desobedece su palabra.

- Diego – me interrumpe papá mientras yo analizaba la situación – te estoy preguntando ¿qué fue lo que ocurrió aquí? – eleva bastante el tono de su voz.

Titubeo por unos segundos...

- Ah... yo, este... nada – gran respuesta.

- ¿Cómo qué nada? – papá se me acerca y toma mi mano vendada para examinarla – ¿cómo es que fuiste tan descuidado para hacerte esto?

Sé que papá está bastante preocupado por mí, pero su tono de voz hace pensar que sólo me está regañando. No puedo vacilar más en mi respuesta o de alguna manera se descubrirá todo, pero... ¿qué puedo decir?

- Diego, te estoy hablando – las insistencias de papá no facilitan las cosas - ¿no piensas decir nada?

Continúo sin responder y sé que no va bien. Papá empieza a retirar la venda de mi mano para examinar mi herida, y mientras lo hace miro disimuladamente a Matías, este mueve sus labios hablándome en "mudo" pero no logro entenderle lo que trata de decirme.

- ¡Válgame Dios! – exclama papá al ver el corte de mi palma - ¿tan difícil era sostener un par de platos?

De pronto en mi mente se oye un "Espera ¿qué?". Si papá mencionó "un par de platos", entonces significa que... ¿acaso sabe lo que ocurrió en la cocina? Por suerte, Matías interrumpe el momento para intentar ilustrarme un poco.

- Sí Diego – afirma - le conté a papá que se te cayeron los platos por accidente – puntualiza muy bien con un tono particular - ...y te cortaste mientras intentabas limpiarlo todo.

- Ah... oh sí, claro – de acuerdo, soy malísimo tratando de seguir el ritmo de la excusa – estaba colocando los platos en su lugar, y... se me resbalaron, y... luego traté de recoger los pedazos pero me corté...

Rezo porque papá se haya creído la historia, sino fuese por mi inseguridad (que espero no le haya sido muy notorio) la excusa hubiese sido más creíble; y al parecer papá duda, pues cuestiona...

- ¿Y acaso te pusiste a hacer malabares con la vasija rota o qué? – pregunta como quien quiere sonar irónico – este corte luce bastante serio.

- Pues... ¿qué te puedo decir papá?, fui bastante torpe – admito intentando sonar gracioso.

- Eso ni dudarlo – comenta Matías.

Ni siquiera puedo sentirme fastidiado con el chaparro, pues gracias a su excusa, me estoy librando de un buen lío con el jefe de la casa.

- Pero, y ¿a dónde habías ido? – me pregunta papá.

- ¿Cómo? – pregunto yo sin entenderle aún.

- Cuando llegué, encontré a tu hermano recogiendo todo, y me dijo que habías salido sin decirle a dónde.

¿Qué ocurrió con Brandon? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora