Capítulo 53

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A _____ le hubiera gustado que aquel paseo jamás terminase. La pasó extremadamente bien junto a él. Por primera vez se sintió cómoda, y cada vez estaba más segura de llevar a cabo el plan que tenía en mente, sobre ayudarlo a salir de su trance y a conquistarlo. Probablemente sería difícil, más no imposible. No perdía nada con intentarlo... Bueno, si perdía y bastante.

—¿Mario? Gracias por el desayuno y el paseo, me la pasé genial —agradeció mientras abría la puerta de la casa.

—No tienes nada que agradecer —sonrió. —Al contrario, fue increíble platicar contigo. Ahora, entremos —se hizo a un lado para que ____ pasara primero, como todo un caballero. —Nos vemos luego —depositó un beso en la mejilla de _____.

Mientras veía como Mario subía corriendo las escaleras para ir hasta su habitación, ____ tocó su mejilla, en donde Mario la había besado. Mil y un mariposas se hicieron presentes en su estómago, parecían caballos indomables. ¿Por qué se sentía tan bien estar con él? La visión que tenía del mundo estaba cambiando, al igual que sus sentimientos, ya no eran los mismos. Se estaba enamorando profundamente de Mario, pero sabía perfectamente que él tal vez no sentía lo mismo por ella. Era la primera vez que se sentía atraída por alguien, y sentía unas inmensas ganas de siempre estar junto a él, tal como los imanes.

—¿_____? ¿Qué haces ahí parada? —se sobresaltó al escuchar la voz de Sebastián.

—¡Dios, Sebas! Me asustaste —fingió una sonrisa. —No hacía nada, sólo... Sólo estaba pensando.

—En Mario, obviamente.

—¿Por qué crees que pienso en él? —preguntó algo confundida por la actitud de Sebastián.

—No es algo muy difícil de adivinar para darse cuenta _____, se nota luego luego en como lo miras.

—Bien, sólo te digo que eso es algo que a ti no te importa, ¿okay? —dijo con cierta calma para no sonar molesta.

—Está bien —suspiró. —Lo entiendo... _____, ¿podemos hablar? —su tono de voz era más relajado.

—Claro —asintió con un leve movimiento de cabeza. —Vayamos al jardín.

—Si, está perfecto.

Ambos salieron al patio trasero para iniciar la conversación. ¿De qué querría hablar con ella?

—Bueno, ya que seamos aquí —Sebas sonrió —, quería hablar contigo sobre algo importante.

—Si, dime —le devolvió la sonrisa.

—Quería hablar sobre... Sobre nosotros.

¿Nosotros? ¿Podía haber algo entre ____ y Sebastián?

—¿No-nosotros? —preguntó con el ceño fruncido y con algo de nervios.

—Si _____, —se acercó más a ella, tomando sus manos. —Para mi, esto no es fácil, pero creo que tengo que hacerlo, ¿por qué? Por el simple hecho de que siento que estoy perdiendo terreno. Siento que estoy perdiendo está batalla —suspiró audiblemente. —Me gustas, ____ —hizo una leve pausa —Me gustas mucho, así como lo escuchaste.

Esperen, ¿qué? Wow, eso no se lo esperaba. Esperaba cualquier cosa, menos aquella confesión. Jamás pensó gustarle a alguien, mucho menos a Sebastián. Los nervios la consumían por dentro. No sabía que responder. El ambiente se tensó y se volvió muy incómodo para ella.

—Yo... Yo no sé que decir, Sebas —fueron las únicas palabras que salieron de su boca.

—No digas nada —se acercó peligrosamente a ella —, sólo déjate llevar.

Lentamente, sintió los labios de Sebastián sobre los suyos. Le costó trabajo responder a ese beso inesperado, pero finalmente cedió aunque no cerró sus ojos. No estaba disfrutandolo. Se sentía extraña. Jamás pensó que Sebas le dijera algo así, ni mucho menos que la estaría besando.

En algo estaba de acuerdo. Tenía que ser honesta al decir que no sentía lo mismo cuando besaba a Mario, con él, todo es distinto, pero, ¿por qué? La respuesta es obvia: Porque está perdidamente enamorada de Mario Bautista, el chico más bipolar de la tierra pero muy atractivo Mario Bautista.

Sebastián se separó de ella lentamente, abriendo sus ojos para ver la reacción de _____.

—No te pido una respuesta inmediata de esto. Mejor, piénsalo —acarició la mejilla de ella. —Sé que yo sí te puedo hacer muy feliz.

—Sebas... No lo sé. Yo no te conozco muy bien como para decidir algo. Sólo hemos salido una vez y no creo que haya Sido suficiente.

—Lo sé, y por eso quiero que nos conozcamos más. Quiero que veas de que verdaderamente me interesas.

No podía estar más confundida. ¿Cómo le decía que no sentía absolutamente nada por él sin romper sus sentimientos? No quería echar a perder el plan que tenía con Mario aunque él no estuviera enamorada de ella como lo estaba Sebastián. ____ vivía enamorada del hombre más frío y cambiante del planeta tierra. Parecía que estaba enamorada de un cubo de hielo, de un adorable y guapo cubito de hielo.

Tampoco quería hacerle daño a Sebastián de tal manera. Él sólo quería hacerla feliz. Ponía todo a su alcance para conquistarla pero, ¿Lograría conquistar el corazón de _____?

Antes que nada, si Sebastián quería conquistarla, tenía que ser él mismo y no fingir ser alguien que no es, bueno, con Mario tenía una excepción.

¡Dios! Es que simplemente venir a trabajar a esta casa le estaba causando demasiados problemas. Cómo desearía tomar unos días de vacaciones para poder relajarse y sacar todo el estrés que la estaba consumiendo poco a poco.

—Bueno, como veo que no me dirás nada, será mejor que entremos.

—Lo siento, es que necesito más tiempo para pensar —lo miró seria. —Si, mejor entremos.

La verdad es que no era sólo un pretexto para acabar con el tema, sino que también tenía que hacer sus labores. No había hecho nada desde ayer, y no quería dejarle más trabajo a Patty.

Caminaron por el jardín y, automáticamente, ____ miró hacia la ventana del cuarto de Mario antes de entrar a la casa, y no se había dado cuenta de que él había estado observando todo. ____ no sabe cuánto tiempo exactamente ha estado ahí parada mirándolos, pero está segura de que vió la escena del beso que tuvieron ambos hace unos minutos.

Sebastián miró en la misma dirección que ______ y, al ver qué Mario los observaba, le sonrió con malicia. Mario, quien se percató de las insinuaciones de Sebastián, cerró la cortina bruscamente. _____ agachó su cabeza y maldijo por lo bajo, entrando a la casa.

[...]

Totalmente confundida, limpiaba la casa, aunque no estaba concentrada. Su cabeza estaba hundida en pensamientos... Pensamientos en los que estaban Sebastián y obviamente Mario.
Ahora surgió otra pregunta en su mente: ¿Y si mejor renunciaba a todo? Al plan de conquistar y ayudar a Mario, de seguir viendo a Sebastián, de renunciar al trabajo... Al parecer, eso sería lo mejor, pero ¡Maldición! No podía, simplemente no podía, ¿Por qué? Porque habían demasiados factores por los cuales la hacían quedarse ahí.

Primer que nada, necesitaba el trabajo. Segundo, se había encariñado lo suficiente con Jan y bueno, también con Mario. Tercero, no tenía el valor suficiente para renunciar a su plan, no quería renunciar a él.

Después de todo, ya se había acostumbrado a la familia Bautista, a los buenos y malos tratos.

____ barría la sala tranquilamente, cuando una voz le habló, sacandola de sus pensamientos.

—¿_____? Quiero jugo de naranja —ordenó Mario, tomando asiento en el sofá con su tablet en mano. —A-HO-RA —separó la palabra en sílabas, dejando muy en claro que era ya.

Solo Soy Una Empleada ||→m.b [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora