Capítulo 50

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Cuando por fin llegó al piso de arriba, avanzó hasta la recámara de Mario y se detuvo frente a la puerta. ¿Entraba así como si nada, o no? Lo dudó por unos segundos, pero al final, decidió que tenía que pasar sí o sí.

Suspiró levemente y abrió con cuidado la puerta.
Paseó su mirada por la habitación, y justamente se detuvo en aquella personita que dormía aún plácidamente en la cama. Mario estaba boca abajo, con sus manos debajo de la almohada, apenas si se veía su cara, aunque un poco distorsionada por la posición en la que se encontraba, pero se veía muy lindo.

Terminó de entrar en la habitación y cerró la puerta a sus espaldas. Lenta y cuidadosamente, fue hasta la cama, se sentó en la orilla y tocó el hombro de Mario, haciéndolo despertar.

Mario se sobresaltó un poco, mientras giraba su cabeza hacia el lado izquierdo para encontrarse con _____, quien lo miraba con ternura y nervios a la vez.
Restregó sus ojos, y dió un bostezo, aún tenía bastante sueño, eso podía notarse a kilómetros de aquí.

—Lamento despertarte, —lo miraba muy apenada —Si fuera por mí, te dejaria dormir pero llamó tu madre. Quiere que vayas al banco ahora mismo. Les mandó dinero a ti y a tus hermanos. Lo tienes que ir a retirar antes de que cierren —se sintió aliviada después de decirle aquel mensaje importante.

—Está bien pero, ¿por qué querría que fuera yo y no mi hermano Daniel? Él es el mayor —se quedó pensativo.

—Ni idea. Yo solo vengo a decirte lo que a mí me dijeron —sonrió.

—Bien. No hay problema entonces.

—¿Quieres desayunar? —preguntó ____.

—No, gracias... ¿Tú ya desayunaste? —preguntó Mario esta vez.

—Aún no.

—Entonces, ¿qué te parece si me acompañas al banco y te invito a desayunar?

¿Había escuchado bien? Mario la invitó a desayunar con él, fuera de casa. ¿Lo aceptaba o le decía que no? La duda existencial vagaba una y otra vez por su mente, no dejando que ella escuchara lo que decía su corazón. Y entonces recordó que ella misma se propuso ayudar a Mario a salir de su depresión, y que mejor oportunidad de empezar con eso que una salida con él, no la podía desperdiciar.

—¿Lo dices en serio? —lo miró sorprendida. —¿No te molesta que yo...

—No —interrumpió él. —Solo déjame cambiarme y salimos. Tú te ves bien así —la miró de pies a cabeza. —Dejame reparar todos  los momentos en que te traté mal.

____ asintió con la cabeza, mientras se levantaba de la cama y salía de la recámara para dejar que se vistiera tranquilamente.

Ésta sería la primera vez que saldría con Mario. Vaya, era su primera cita con un chico en mucho tiempo, bueno, si es que esto se le consideraba como una.
Ahora, trataría de llevar a cabo su plan. Temía que al final de todo, esto no resultase y que ella sea la que sufra las consecuencias. Lo más correcto que debía de hacer es dejar todo e irse de la casa, y también olvidar todos sus sentimientos hacia Mario. Si, no lo podía negar. Se sentía atraída por él, le gustaba de verdad. Pero tenía miedo de decir a los cuatro vientos que estaba enamorada de Mario. ¿En verdad estaba enamorada de él? ¿Eso es amor? Aquellas preguntas aún no tenían una respuesta sólida y firme. Probablemente, las tendrá que ir descubriendo con el paso de los días, incluso los meses o años.

Como dicen, “El amor llega cuando menos lo esperas”, y es el sentimiento más bonito que una persona puede experimentar. Claro, ella no había tenido esa experiencia con ningún chico antes, pero Mario si.

Solo Soy Una Empleada ||→m.b [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora