Capítulo 58

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¿Era verdad lo que acababa de escuchar, o estaba soñando?

Obviamente eso no podía ser cierto. Mario no le había pedido quedarse a dormir con él. No. Todo era un sueño. Pero, ella lo escuchó perfectamente decir las palabras, no había sido imaginación suya. Todo estaba pasando realmente. Mario quería que se quedara ahí junto a él. ¿Qué le decía? ¿Aceptaba o no?

—¿Lo dices en serio? —preguntó ____ evidentemente sorprendida.

—Totalmente —afirmó.

Antes de contestar, meditó muy bien la respuesta, aunque no tenía porqué tardar tanto, pues ella también quería estar con él.

—Bien, acepto.

Mario sonrió ante la respuesta de ____, así que se apartó del centro de la cama, dejando uno de los lados vacíos para que pudiera dormir junto a él. _____ sólo se sentó en la orilla de la cama un tanto tímida y nerviosa. Jamás había dormido con algún chico, lo cual era algo extraño pero que anhelaba desde sus adentros.

—¿____? —llamó. Ella giró en dirección a Mario y lo miró directamente a los ojos—. No muerdo —ambos rieron ante ese comentario—. Siéntate aquí —indicó el lado vacío de la cama.

Con un dejo de nerviosismo, se levantó para ir hasta el lugar indicado por Mario hace unos momentos.
Todo esto era extraño, sin duda. Cada vez, con mayor frecuencia, aquella sensación nueva –que ya de estaba volviendo parte de su rutina diaria– que tanto había deseado tener la hacían sentir más enamorada de aquel chico que, desde que había pisado los suelos de esta casa, la trató mal, la humilló y despreció. Pero ese mismo chico que ahora se encontraba a su lado, era otro. Estaba cambiando, y eso la ponía muy feliz.

Un silencio incómodo y poco bochornoso se instaló en el ambiente. Ninguno dijo nada hasta que ____ decidió romperlo, introduciendo un tema de conversación casi sin sentido.

—¿Y bien? ¿Cómo te sientes ahora?

—Mucho mejor —le dedicó una sonrisa—. Contigo a mi lado, cuidándome, cualquiera se compondría muy rápido —____se ruborizó ante las palabras de Mario.

¿Por qué decía todas esas cosas? Él se sentía diferente estando junto a ella, pero estaba hablando y expresándose más de lo que debería. Sin embargo, algo –en lo más profundo de su corazón– no podía dejar de decir todas esas cosas. ¿Por qué le había pedido que se quedara? Él mismo podía cuidarse. Su mente ahora era un caos, estaba confundido seguramente, porque ni el mismo sabía lo que decía o tal vez sí lo sabía y no estaba arrepentido de pedírselo. La chica que yacía a su lado le comenzaba a causar tantas emociones y sentimientos que algún día creyó que jamás volvería a sentir por nadie.

—Está haciendo algo de frío, ¿No crees? —dijo Mario, cubriéndose hasta el cuello con las mantas. ____ asintió—. ¿Por qué no te metes a las cobijas? —aconsejó.

Esto ya era demasiado íntimo. Pero no era la primera vez que dormiría junto a él. La primera vez, Mario ni siquiera se dió cuenta del acto de presencia de ella, por lo que no contó. Esta vez todo era diferente. Ambos sentían algo muy especial.

Sin pensarlo más, ____ levantó las sábanas y de acomodó debajo de ellas. Cuando estuvo completamente cubierta por las mil cobijas, sintió como el calor la abrazaba lentamente. Era obvio, pues Mario ardía en fiebre, así que por esa razón el calor la cubrió como una ola gigante que se abraza de la arena tibia.

—¿Estás mejor? —preguntó él.

—Mucho mejor.

Un silencio se instaló en el ambiente. Ambos odiaban que eso pasara, porque los nervios volvían y la situación podría terminar diferente a como se iba dando. ____ jugaba con sus dedos un poco nerviosa, sin saber que decir o qué hacer, o hacia donde mirar. En ese momento, Mario rompió aquel silencio con un tranquilo y corto suspiro.

—¿Por qué no me cuentas sobre ti, eh?

—¿Cómo qué te gustaría saber? Mi vida no es muy interesante —se encogió de hombros.

Mario rió. —No digas eso, tú no puedes saber si tu vida es o no interesante. Yo creo que sí lo es, y mucho más que la mía. Así que, cuéntame lo que sea, por ejemplo, ¿Tienes hermanos?

—Si.

—¿Cuántos son?

—Sólo una.

—¿Y cómo se llama?

—Janet —sonrió al recordar a su pequeña hermana y la amistad que entabló con Jan el día que lo invitó a ir con él a conocerla. —Mi hermana y Jan se han vuelto muy buenos amigos.

—Vaya, me alegra que tengas una hermana. Al principio, cuando nos conocimos, creí que sólo eras tú —sonrió y miró a ___, quien ya lo había estado mirando desde que empezaron la conversación. —Si, por lo que he hablado con mi hermano, me di cuenta de que estaba más feliz, pero no sabía por qué.

—Si, el día que me acompañó a las terapias de mi hermana, se entendieron perfectamente.

—Me alegro mucho por los dos —mostró aquella perfecta y hermosa sonrisa de nuevo. Era tan increíble verlo sonreír, pensó___.

—¿Y has salido con chicos?

____ palideció un segundo. ¿Qué le respondía? La pregunta llegó de forma inesperada para ella. Jamás –y menos un chico que le gustaba– le habían preguntado aquello, así que no sabía que decir. Pero, sin más preámbulos, la respuesta llegó a su mente como una estrella fugaz

—La verdad, no —se sonrojó un poco.

—¿Lo dices en serio? No te creo —vaciló un momento.

—Es verdad. Nunca he salido con un chico.

—¿Y eso? Eres muy hermosa. Cualquiera se moriría por estar con alguien como tú... Digo... Bueno, me entiendes —____ sonrió con ternura al escuchar aquella hermosas palabras.

—Gracias pero, soy de esas personas que buscan al chico indicado en el momento correcto para poder tener una relación formal.

—Eso me parece muy bueno.

—Si, eso creo.

—Bueno, ¿Cuál es tu color favorito?

—Mmm, me gusta mucho el dorado, el rojo y el negro.

—Que loco. A mi también me gustan esos colores. Tal vez te hayas dado cuenta en mi forma de vestir —rió —. Siempre uso esos tonos.

Ambos rieron ante eso. Era claro que estaban hechos el uno para el otro.

Así continuaron por un par de horas más, haciéndose preguntas para conocerse más a fondo. Ya eran las tres de la mañana. El tiempo había pasado volando cuán águila al tratar de cazar a su presa. A Mario se le había ido el sueño, pero ella ya no aguantaba más, le pesaban mucho los ojos.

—Bueno, veo que ya tienes mucho sueño, ¿Por qué no duermes?

—Si, eso haré —Estaba dispuesta a levantarse de la cama e irse hacia su dormitorio, pero una mano la tomó de su muñeca, habitando que se detuviera.
Mario la sujetó delicadamente y la atrajo hacia él lentamente. Luego la miró y se quedó contemplando el rostro de ____, admirando la belleza que yacía en ella para un segundo más tarde, apoderarse de sus labios y disfrutar del momento. Los dos habían estado deseando que eso pasara, así que ____ recibió los cálidos y exquisitos labios de Mario devolviéndole el beso inmediatamente. Pero en aquel beso había sentimientos de por medio. Era un beso lento, suave y cargado de sentimientos. Cada uno lo disfrutaba de sobremanera.
____ colocó una de sus manos en la mejilla de él, mientras que él colocaba una mano en la cintura de ella y la otra en la nuca, dando mayor profundidad y pasión a ese increíble beso.

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Hola!
Sé que ha pasado mucho tiempo de no haber actualizado, y de verdad lo siento :c
No era mi intención dejarlas con la intriga tanto tiempo, pero ya saben, la universidad me consume de a poco y por más que busco mis ratos libres, no tengo el tiempo suficiente para escribir, pero hoy por fin les dejo este nuevo capítulo que espero que les guste mucho :3

Bueno, nos estaremos viendo en el próximo capítulo. Las amo infinitamente, y gracias por apoyarme siempre <3

Yessica.💙

Solo Soy Una Empleada ||→m.b [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora