Capítulo Dos

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Mi nombre es Sebastián Herrera, todo el mundo me llama Sebas. Tengo 23 años, curso estudios de arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid.

Soy de Zaragoza y tuve que mudarme a esta ciudad si quería hacer la carrera que elegí.

Desde mi ciudad apalabré, con otros estudiantes a los que no conocía, un piso compartido. Una habitación para ser más concreto.

200€ costaba cada habitación y éramos cuatro estudiantes compartiendo el piso. Hay gente que aprovecha la necesidad de los demás para hacer negocio sin importarles para nada la situación de cada cual.

De esa manera conocí a Raúl, a Jordi y a Candela, mis tres compañeros de vivienda.

Ellos ya se conocían y además se llevaban muy bien, llevaban dos años viviendo allí. Fueron muy hospitalarios desde el principio y dejaron que me integrase en sus vidas sin problema.

Poco a poco fui conociéndolos más a fondo tanto en grupo como individualmente.

Con Jordi me llevaba muy bien, nos gustaba el fútbol a los dos aunque éramos de equipos distintos y nos picábamos cuando quedábamos en verlo juntos. Nos gustaba mucho ir a correr por el parque y de vez en cuando salíamos de fiesta con su primo Johan.

Candela era la "niñita" de la casa. Al ser la única chica la cuidábamos entre todos. Nos salía sola la sobreprotección y siempre queríamos que estuviese bien y a gusto. Hubo una temporada en la que estuvimos liados, unos cinco meses. Nos reíamos mucho pero teníamos caracteres muy distintos y la cosa acabó por no funcionar. Después de acabar la relación se enrolló con Raúl y comenzamos a estar tirantes.

Raúl es uno de mis mejores amigos. Desde el principio fue con el que más charlé, con el que mejor me llevé. Era bastante despreocupado y simpático y no le daba mayor importancia a los problemas. Me presentó a sus amigos, entre los que estaba Diego.

Tenía una hermosa novia llamada Tatiana, aunque todos le llamábamos Tati.

Desde el momento en que le dí dos besos en modo de presentación me vino un presentimiento malo, una premonición. Algo que me turbó y me dejó paralizado. De hecho, ese día en que la conocí, me quedé pasmado, evitando mirarla, me costaba reaccionar. Mi interior me decía "cuidado" y no entendía porqué ya que era muy afable y social, incluso tenía un punto de timidez.

No sabía lo que era, pero no podía evitar seguirle a partir de ese día, más bien a partir de esa sensación. Algo andaba mal o iba a hacerlo y me sentía responsable por primera vez de intentar entenderlo ya que Diego era amigo mío.

Estoy seguro de que ella no recuerda ni mi nombre porque la esquivé cientos de veces. Procuré siempre que no me viera, que no recordara mi cara, no tener nada que ver con ella y así poder estar donde ella estuviera. Así lo hice, el día que me la presentaron fue el único día que supo de mí.

Siempre que pude supe de ella, creo que, aparte de seguirle por las visiones, me colé un poco por ella...

Siempre que pude supe de ella, creo que, aparte de seguirle por las visiones, me colé un poco por ella

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Estrellita si te ha gustado el capítulo.

Premonición ® (2 Colección Trastornos Mentales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora