Capítulo Cuatro

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Mi vida transcurrió normal, estudiaba, iba a la Universidad, salía a fiestas, a hacer running por el parque... Pero siempre, cada día, tenía a Tatiana en mi mente. No entendía cómo pude verle en esas situaciones, tampoco las entendía bien, fueron fugaces, pasaron por mi mente como luces, deslumbrando y dejándome a oscuras al segundo. Le ví sufrir, ¿le ví matar? No estaba seguro. Tenía que hacer algo al respecto.

Fueron pasando los días y todo en mi cabeza se asentaba algo más normal, con la concentración de los estudios dejé, tan sólo aparatado a un lado, de pensar constantemente en Tati

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Fueron pasando los días y todo en mi cabeza se asentaba algo más normal, con la concentración de los estudios dejé, tan sólo aparatado a un lado, de pensar constantemente en Tati.
Tanto me centré en ellos que, aunque aprobaba todos los exámenes perfectamente sobrados, me olvidé de salir de fiesta y de mi vida social. Mi único contacto con personas era con mis compañeros de piso y aún así, como los chicos no paraban por casa, mi sociabilidad se basó en tiras y aflojas con Candela. No parábamos de soltarnos pullitas y aquella "amistad" cada vez estaba más tirante, crecía a peor.

Un día subió a casa Raúl muy contento, iba con Diego. Hablaban distendidamente sobre algún negocio o algo parecido.
Se sentaron en el borde de mi cama y hablaban muy eufóricos así que no podía concentrarme en lo que estaba estudiando.

-A ver, por favor chavales. ¿Podríais iros al salón o a la habitación de Raúl a hablar? Intento aprenderme este peñazo- señalé el libro de Historia de la Arquitectura.

Se miraron y se rieron muy cómplices.

-Sebas Sebas Sebas...- dijo Raúl -Te hace falta relajación-

Qué coño relajación! - corrigió Diego -¡Le hace falta fiesta! Salir, bailar, follar...-

Se abrió la puerta.

-¿He oído follar?- dijo Jordi, que se volvía loco cuando había lo más mínimo referente al sexo

-Jajajaja-rió a gusto Diego -¿Y éste quién es?-

-Jaja- Raúl se secaba las lágrimas que le provocaban la risa. -Es Jordi, otro compañero de piso. Está más salido que el pico de una plancha-

Jordi se puso serio y le dio un puñetazo en un hombro, como diciéndole que le estaba haciendo quedar mal.

-¡Ah! Jajaja, está bien, vale, jajaja- reía Raúl cediendo a no volver a ridiculizarle.

Les miré aburrido deseando que acabara el show. Quería seguir ejerciendo mis responsabilidades.
Diego se dio cuenta.. Me cogió del hombro y me habló de cerca.

-Ssssh Sebas- hablaba bajo -Me gustaría que probaras una cosita que he traído -

Miré para ambos lados.

-¿De qué se trata?- dije también en un tono de secretismo, no sabía si podían enterarse los otros dos "invitados" de mi habitación.

Me enseñó un frasquito. Era una probeta de laboratorio, pero de tamaño reducido. Lo cogió con dos dedos y lo removió en el aire mientras levantaba las cejas y me sonreía.

-¿Eso es droga?- pregunté alzando algo la voz.

-¡Calla coño!- me tapó la boca con su mano violentamente, hizo que me mordiera el labio. -No puede enterarse nadie, solamente Raúl lo sabe-

-¿De dónde has sacado eso?- evité mirarle a los ojos. El sabor a sangre en mi boca me recordó a Tatiana y las crueles visiones sobre ella.

-Me lo ha dado una amiga. Sólo tengo que probar que ocurre cuando tomas esto y pasarlo en una fiesta- parecía simple al contarlo así -Lo meteré en las bebidas, en plan sorpresa, y cuando todo el mundo flipe con sus efectos todos querrán comprármelo- se frotó las manos.

-Y por supuesto quieres que yo sea tu conejillo de Indias-

-Había pensado eso, sí- afirmó.

-Pues olvídalo Diego. No quiero drogarme con esa cosa-

Sonrió, se levantó, me dio dos palmaditas en la espalda y me dijo:

-Contaba con ello- señaló el vaso del que acababa de beber yo y me enseñó el tubito vacío con una sonrisa de oreja a oreja.

-Contaba con ello- señaló el vaso del que acababa de beber yo y me enseñó el tubito vacío con una sonrisa de oreja a oreja

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Premonición ® (2 Colección Trastornos Mentales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora