Capítulo Veintitrés

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Hablamos largo y tendido en aquel bar. Nora me contó que sus padres habían sido asesinados, que Tatiana le abandonó cuando más le necesitaba, aprovechando que ella estaba en el psicólogo, donde era tratada por el trauma que le había ocasionado todo aquello. Me contó cómo intentó contactar con ella durante más de un mes y Tati no respondió ni una sola llamada, haciéndole pensar en lo peor, y que, cuando por fin da con ella sólo se reía y ni siquiera contesta los insultos que le dice, lo dicho, sólo reía.
Me dijo que al tener una casa que mantener había tenido que tomar la decisión de prostituirse para ganar aquel dinero que necesitaba para pagar y alimentarse, y que lo ganaba de una manera rápida, aunque ilegal, pero que nadie contrataba "niñas" de quince años para trabajos honrados. Me confesó que desde entonces odiaba a la sociedad.

-No te puedes imaginar lo altamente reclamada que estoy por los hombres mayores - escupió -Y eso que saben que soy menor.-

Que pena me dio. No pude evitar girarme y notar como alguno que otro se la comía con los ojos. Yo escupí también. Nora se rió.

-¿Has visto? Quieren hacérmelo aquí mismo. No les importa mi edad ni mi vida- les miró sonrojando a alguno -No me dicen nada porque estás tú conmigo. Deben de creer que eres mi chulo -

Me tocó hablar a mí, pero yo no le conté todo, de hecho, no le conté nada. Le dije que era amigo de su hermana y que había quedado con ella al día siguiente.
Nora abrió los ojos como platos.

-¿Ah sí? - se interesó -¿Puedo saber dónde y cuándo? -

Dudé mucho si decírselo debido al alto interés que demostraba por saberlo. No sabía qué podía pretender y por si acaso mantuve la boca cerrada.

Ella también calló, se enfurruñó como una niña, cruzando los brazos y sacando morros porque no conseguía lo que quería, en este caso, que yo le dijera donde y cuando había quedado con su hermana.

Al rato se le pasó y me pidió que le acompañará a casa. Accedí, me daba algo de miedo saber el deseo con el que le miraban los hombres y que algo le pudiera suceder por ello.

Acortamos por el parque y en diez minutos estábamos ya en su puerta. Como fuimos hablando de cosas sin trascendencia se nos hizo ameno el viaje. Al llegar me invitó a subir con el pretexto de enseñarme cosas de Tatiana. Me lo pensé, pero el premio de poder saber más de ella me pudo y dije que sí.

Me enseñó su cuarto, toqué algunas cosas pero no sentí ninguna visión. Cansado me senté en el sofá. Nora me ofreció algo de beber, invitación que decliné sin miramientos, ya salí escarmentado de las dos veces que echaron "D.C" en mi bebida.
Se sentó a mi lado y me sonrió.

-Venga Sebas, dime donde vas a quedar con mi hermana- se puso melosa -Tengo muchas ganas de verla-

-No Nora, no te lo voy a decir- seguí firme en ni decisión.

Puso cara de niña triste.

-Le echo de menos-

Miré hacia la puerta con la intención de irme y le dije:

-Lo siento-

Nora se tumbó hacia atrás en el sofá cogiendo mis manos y obligándome a tumbarme encima de ella. Abrió sus piernas y me hizo preso.

-Tendré que sacártelo - sonrió maliciosamente.

Al caer hacia adelante encima de su cuerpo y apoyar por el desequilibrio mis manos en su cabeza, sentí una visión negra. Sólo negro y dolor, una punzada en los ojos, no sabía si de llorar. Algo iba a pasar con Nora.

Me levanté espantado, a toda prisa y sin despedirme siquiera me largué. Estaba a un par de kilómetros de mi nueva casa y decidí ir paseando despacio para tomar el fresco de la recién estrenada noche.

Me duché en cuanto llegué, no dejaba de pensar en todo, mi cabeza era un hervidero de información. ¿Qué pasaría con ella? ¿Por qué esas punzadas?

Puse la tele para no pensar más y casi de inmediato me quedé dormido en el sofá. Me desperté al poco rato sobresaltado, miré a mi alrededor, todo estaba en orden. Decidí irme a la cama. Giré hacia la habitación y en medio del giro ví perfectamente la cara de Nora en mi ventana. Salí corriendo fuera, ya no estaba. No me atreví a ir a su casa, ya no tenía fuerzas, sólo quería descansar. Lo dejé pasar con el juramento de que me andaría con ojo y me alejaría de esa cría.

 Lo dejé pasar con el juramento de que me andaría con ojo y me alejaría de esa cría

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Premonición ® (2 Colección Trastornos Mentales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora