Capítulo Siete

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Al entrar de nuevo a clase ya estaba Raúl. Me senté a su lado y saqué los apuntes. Él ya los tenía preparados.

Sssh, eh— le dije susurrando para que no nos oyera el profesor —Habíamos quedado que me dejarías echar una ojeada a los tuyos antes del examen— le señalé sus folios.

—¡Anda! ¡Es verdad!— dijo echándose la mano a la frente —Lo siento tío. Me he dormido y por eso he llegado tarde, perdona, en serio

Le miré desconfiado. Sabía perfectamente que me mentía porque yo mismo había entrado a su habitación antes de irme y ya no se encontraba en casa. No le dije nada. Él sabría si tenía algo que ocultar o no.

No pasa nada— le tranquilicé —Me sé bien el tema, era por afinar un poco más

Vale— dijo mientras miraba al profesor que estaba sacando el temario a punto de ponernos la esperada prueba final.

—¿Sabes algo de tu novia?— pregunté por Candela —Aún no ha llegado

—¡Por favor! ¡Silencio!— ordenó el profesor.

Raúl se acomodó mejor en la silla adoptando una postura rígida por su malestar por la llamada de atención.

Dime— insistí —¿Sabes algo de ella?—

No tío — dijo incómodo —Cuando me he ido aún estaba durmiendo, y cállate ya, vas a lograr que nos echen

—¡He dicho que silencio!— insistió el profesor más autoritariamente.

Nos quedamos callados esperando el examen que nos pasó el compañero de la izquierda con la intención de que cogiéramos uno cada uno y pasásemos los sobrantes al de la derecha. De esa manera se hacía el reparto a tan extensa clase.

El maestro miró su reloj y dijo que ya podíamos empezar.

Opté por callarme y no molestar más a Raúl y comencé a contestar preguntas, además con gran soltura.

La pregunta tres pedía que nombráramos algún edificio cercano realizado con la arquitectura moderna y hablásemos un poco sobre él.
Me vino a la cabeza la antigua comisaría de Alcobendas, un barrio periférico de Madrid. Estaba diseñada por Le Corbusier utilizando las técnicas de la antigua escuela Bauhaus, me iba a dar bastante que hablar sobre el tema.

Pensando en ello vino a mi cerebro un "flash".

«Vi la comisaría. La vi lúgubre, triste. Noté frío. Agarré mis brazos y los pegué a mi cuerpo. Tenía la nariz helada. Vi un cuarto, unas celdas, una cámara fotográfica. Sentí olor a muerte, a pena y rabia. Había gente sangrando, creo que alguno era policía, vi odio en una mirada. Acerqué mi cabeza a la nada como para enfocar mejor. Esa mirada... ¡Era Tatiana!»

—¡Aaaaahhhhhh!— grité en medio del examen. Me había metido totalmente en esa visión.

Todo el mundo me miró.

—¡Ya está bien!— cortó el profesor metiéndome de nuevo en el mundo. —¡Recoja sus cosas y abandoné la clase ahora mismo! ¡Deje su examen en mi mesa y salga!—

Como pude me levanté. Me costaba un poco mantenerme con equilibrio. El miedo se veía en mis ojos aún. No me importó saber que iba a quedarme esa materia para recuperar, en ese momento no.

Hice lo que me pidió. Deposité el examen a medio hacer en su mesa y me dirigí a la puerta para abandonar la clase. En ese momento se abrió, apareció Candela acalorada, como si hubiese venido corriendo.

Lo siento— juntó sus manos a modo de disculpa —No he podido llegar antes

Yo la miré mientras cruzaba la puerta, ella ni me vio. Mientras cerraba la puerta se oyó al profesor decirle:

Llega tarde Señorita Yagüe

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Premonición ® (2 Colección Trastornos Mentales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora