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Proteger a alguien a veces, solo a veces, suele sonar como tarea sencilla.

Pero, no lo es.

Nunca lo era.


- Eleanor, hey ¿Te encuentras bien? - la suave voz de Abby hizo que volviese a la realidad, tomándome por el hombro sacudiéndome un poco para que la mirara, en su mano sostenía un plato de panqueques con chocolate y fresas, el apetito se me había ido, a pesar de lo rico que se veía visiblemente.

- ¿Qué? - balbuceé. La vista la tenía un poco borrosa y sentía mis mejillas húmedas. El recuerdo de la muerte de la reina continuaba atormentándome y  ya había pasado dos años, la culpa solo avanza, carcomiendo cada fibra, destruyéndome.

- ¿En serio? ¿Sigues mal por su muerte?  - replicó Ben mientras pausaba su película para girarse hacia mí - Deberías ir a un psicólogo, no sé, podrías tener la cosa esa hiper traumática. En verdad eres... ¿Cómo se dice? - llevó su mano hacia su barbilla y la golpeó levemente con su dedo índice.

- Se llama post- traumático, inepto - mascullé rodando los ojos - Y creo que te refieres a que soy sensible - completé para luego suspirar. Me levanté y junto a Abby me dirigí hacia el sillón en donde Benjamín descansaba.

- ¡Sí, eso! Irónicamente porque, pues, se supone que eres... bueno, eras guardaespaldas. Pero también eres una pesa...  -.

- ¡Bueno, ya! No me empieces a joder tan temprano - Recriminé y al mismo tiempo le propine un leve golpe en la cabeza, no tan fuerte como para ocasionarle daño cerebral... creo.

- Basta par de niños inmaduros - Nos reprendió Abby,  nos observaba molesta. Ponía los platos del desayuno sobre la mesa - No ven que despertarán a mi pequeño italiano.

- Perdón, amor - Se "disculpó" Ben, girando los ojos. Abby suspiró y se dirigió hacia su novio propinándole un golpe en la cabeza con sus nudillos - ¡Hey, Abby! ¿Por qué? - Se quejó exageradamente - ¡¿Acaso es hoy el día de "Golpear a Benjamín Patterson"? Porque de ser así me tendré que cuidar muy bien.

Dramático pensé.

- ¿Por qué aún lo preguntas? Recuerda que por tu estupidez nos quitaron nuestra casa y estamos a cuestas de Ellie, tonto. - El gastó todo su dinero en estúpidas e innecesarias apuestas y le quitaron su casa por las deudas principales e importantes. En momentos así me sentía muy mal tercio y pude librarme de esa sensación tan incómoda cuando mi celular sonó. Con pequeños pasos me dirigí hacia la mesa en la que estaba mi celular - junto con algunas llaves y juguetes -. 

- ¿Quién es? - Preguntó ella acercándose a mí, tomando mi mano y girándola levemente hacia ella de modo que saciara su curiosidad, y no es que ella siempre ande de entrometida, simplemente es que nadie me llama y por muy triste que suene, no me importa, no necesito que alguien me llame.

- Ni idea - Repliqué al notar que era un número privado.

- Buenas tardes, con la señorita ¿Eleanor Evans? - Era una mujer, y su voz ridículamente chillona se me hacía demasiado familar.

- Sí, soy yo. - Abby tomó mi mano - con la que sostenía el celular - y alejándolo levemente de mi oreja, colocó el altavoz.

- El rey solicita habla... - Una voz al fondo se escuchó, interrumpiendo a la mujer, sin embargo, no pude comprender lo que decía. Se escuchó un revoltijo de papeles al otro lado y el arrebato del teléfono.

- ¿Qué hace? Le dije que yo le avisaría porque yo iba a llamar ¡Deme eso! Eleanor, soy William. Escúchame, necesito que me ayudes y vuelvas a tu trabajo anterior. Sé que no vas a querer mucho pero necesito que vuelvas, por favor. Soy consciente que sabes sobre el comportamiento de mi hijo, gracias a eso, han habido varias amenazas hacia él. He incrementado el sistema de seguridad, pero Alex es demasiado ágil a la hora de escaparse, me gustaría que tú fueses su guardaespaldas personal, no porque eres una excelente amiga de la familia real, sino por el excelente rango de trabajo que llevas. - Aseguró el rey...

Enamorada de la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora