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Eleanor:

¿De verdad haría eso?

¿De verdad estaba a punto de hacerlo?

Era impulso, pero quería demostrar un tanto de que lo quiero, pero no estaba segura si eso fuera a funcionar.

Enredé mis brazos alrededor de su cuello y acercándolo a mí, lo volví a besar. Sus labios suaves y deliciosos se movían al compás de los míos. Succionaba y mordía su labio en un intento de parecer sensual, el problema era que la sensualidad no era lo mío ¿Qué era lo mío? La torpeza y sí, succionaba y mordía con tanta torpeza que me avergonzaba. Alex bajó sus brazos a mi cintura, apegándome más a él.

De un momento a otro, el beso se fue tornando más lujurioso y caliente,  el deseo del uno por el otro era más notorio, como si estuviera armando un rompecabezas en el cuál una pieza faltaba, Alex era mi pieza faltante y la quería encajar.

Alex se separó por un instante, jadeando mientras que unía nuestras frentes y sostenía mi rostro firmemente con su mano, sus pupilas dilatadas me daban a entender que me deseaba tanto como yo a él.

- Eleanor, yo... - Jadeó, sus palabras salieron entrecortadas, respiraba sonoramente, sólo esa imagen de él así, hacía que mi cuerpo ardiera en placer, produciendo espasmos a cada rincón de mi cuerpo - Si sigues así, yo no podré aguantar, no podré detenerme.

Volví a unir nuestros labios, Alex paso su mano por mi nuca atrayéndome más a él, el beso seguía siendo deseoso, el aire se fue ausentando de mis pulmones, como consecuencia, abrí mi boca, sin embargo, en vez de aire, la lengua de Alex inundó el interior de mi cavidad bucal, exploraba cada rincón de ésta, pero, en el momento que su lengua rozó con la mía, algo en mí explotó en mil pedazos, haciéndome cosquillas en cada rincón de mi cuerpo.

Alex situó sus manos en mis muslos y me elevó, a lo que enrollé mis piernas en su cadera. Avanzó hasta la cama, sin romper ni un segundo el beso, me colocó sobre ésta suavemente, mientras abandonaba mi boca para dejar un camino húmedo desde mi cuello hasta ésta,
teniendo en cuenta que en ese trayecto fue mordiendo y succionando, sacando así leves gemidos de mi boca, arqueé mi espalda en el intento de unir nuestros cuerpos, buscaba su calor, deseaba su calor. El beso seguía con un ardiente deseo, nuestras lenguas se unían en una danza placentera, nuestra saliva se mezclaba dejándome en claro lo que pasaría, lo haría con él.

Bajé mis manos hasta su camisa y fui desabrochando cada botón, dejándome a mi vista su abdomen, extasiada, lo aprecié, acariciándolo, tiré de su camisa hasta quitársela completamente y lanzándola al suelo.

Alex imitó mi acción, desabrochando mi camisa, cada roce de sus dedos en mi piel, era como tocar el infierno, quemaba de placer, tiró mi camisa al suelo tal como yo lo había hecho anteriormente con la suya. Abandonó mi boca, para realizar de nuevo el camino de besos húmedos hasta mi cuello, sus dientes se incrustaban en mí - sin dejarme marca -, haciéndome gemir levemente, sentía como sus manos me quemaban mientras subían y bajaban por mis muslos, mientras que yo trataba de unir nuestros cuerpos con mis manos apretando su espalda.

- Eleanor... - Su voz denotaba lo excitado que estaba, lo cual me enloquecía aún más.

Bajé mis manos hasta su cinturón intentando quitárselo y así hasta llegar a ese momento tan deseado por ambos. Al haber quitado su cinturón y bajado un poco sus pantalones, se posicionó sobre mí, mi sostén y mi camisa mal desabrochada era lo único que estaba a la vista. Comenzó a besarme el cuello.

Y pasó.

Los recuerdos me bombardearon, ya no era Alex a quien veía sobre mí, era a aquel tipo que me había violado, mi respiración se aceleró más y empecé a jadear del miedo.

Enamorada de la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora