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La mañana llegó y literalmente el sol me dio de lleno en la cara haciéndome apretar los ojos, me había quedado dormida en la habitación de Oliver, sentía los párpados pesados e hinchados de tanto haber llorado ayer. Me levanté. Grave error. Esa acción produjo varias punzadas de dolor en varias zonas de mi cuerpo. Cerré la cortina para que la luz no despertara a Oliver.

Salí de su habitación hacia la mía con mi diario en mano, tiré el cuaderno a la cama y me conduje al baño. Al verme en el espejo, no me sorprendía lo que veía, ojos hinchados siendo rodeados por unas enormes ojeras, palidez absoluta. Suspiré decepcionada. 

Fui deshaciéndome de cada prenda hasta quedar desnuda. Me observé. Con asco. Tengo buen cuerpo, cintura estrecha, pechos en un buen punto de tamaño – no tan grandes, ni tan pequeños -, piernas bien trabajadas, un trasero firme, todo gracias a los cinco años de entrenamiento en los campos reales. Lo que me resultaba asqueroso es el recordar a diario las manos que me tocaron, las manos que me dañaron y por consecuencia, no poder tener sexo con nadie.

Me metí a la ducha y comencé a lavarme la suciedad, lastimosamente el jabón no limpiaba lo sucio de el corazón.



Alex...

Alex...

Alex...

Alex...

Era en lo único que podía pensar, suspirando, tratando la manera de no llorar de nuevo. Salí de la ducha y busqué en mi maleta algo que me resultara decente. Opté por una camisa blanca de botones, unos jeans claros y mis converse rojos. Di varias vueltas por la habitación tratando de concentrarme en algo, hasta que, tocaron la puerta.

- Eleanor, soy yo, Troy – Suspiré al saber de quién se trataba. Abrí la puerta. Fingiendo una sonrisa e ignorando el hecho de que parecía un mapache con mis enormes ojeras.

- Buenos días – Saludé. Troy sonrió con lástima al ver mi estado.

- Buenos días ¿Qué haces? – Preguntó dudoso. Siendo consciente que preguntar ¿Qué tal? ¿Cómo estás? No serviría de nada en estas circunstancias teniendo en cuenta que mis ojos estaban hinchados y unas oscuras y profundas ojeras los marcaban.

- Planeaba desempacar – Comenté.

- ¿Te ayudo? – Dudé un poco al principio, recordando la amenaza de Dominik, al final acepté y me hice a un lado dejándolo entrar.

Primero me ayudó a acomodar mi ropa, en silencio, un incómodo silencio. Luego recordé que mi teléfono estaba apagado y que probablemente Abby me mataría – de no ser que estamos lejos – por no responderle sus llamadas o mensajes.

Rápidamente me dirigí hacia mi bolso y saqué mi celular, me sorprendió más el ver que tenía más llamadas y mensajes de... Alex, que de Abby.

> Alex:

Ellie, lo siento - 6:47 pm

Eleanor, ¿Dónde estás? - 7:58 pm

Cariño, permíteme explicarte, por favor - 8:10 pm

Abby tampoco sabe dónde estás - 8:32 pm

Te buscaré - 9:05 pm

Te encontraré - 9:06 pm

Todo fue un malentendido. Ella se me tiró encima - 9:40 pm

Yo te amo, lo sabes - 9:42 pm

No puedo vivir sin ti ¿No comprendes eso? - 9:45 pm

Te amo demasiado, te amo más de lo que crees, Ellie. Créeme - 10:30 pm

Enamorada de la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora