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Estuvimos en completo silencio en el trayecto hacia el Hotel – el cual seguía desconociendo –, Dominik ya no dijo nada con respecto a su amenaza anterior. El miedo volvió a hacerse presente en mí al pensar en qué pasaría si Troy se daba cuenta de lo que Dominik había dicho.

El auto se detuvo.

- Despierten, hemos llegado – Anunció Dominik, despertando a Troy quien apenas - podía mantener los ojos abiertos. Sin consentimiento alguno, bajé del auto dirigiéndome a la parte trasera para sacar a Oliver. Él despertó.

- Mami ¿Ya llegamos? – Preguntó Oliver restregándose los ojos con sus puñitos. Asentí.

Lo ayudé a bajarse y admiro el gran Hotel que estaba frente a nosotros era grande, había muchas personas entrando y saliendo del gran edificio.

- Avancen, avancen, que no tenemos su tiempo – Replicó Dominik al mismo tiempo que me empujaba haciéndome a un lado.

- Perdónalo... Por veces es demasiado posesivo, hablaré con él - Balbuceó. Troy simplemente sonrió y siguió caminando a paso ligero, Taylor llevaba las maletas en un "carrito".

Avancé a paso torpe observando el ostentoso edificio, quedaba asombrada por todos los muebles notoriamente caros, las personas vestían tan sofisticadamente que me avergonzaba el simple hecho de mi ropa simplona, al igual que la vestimenta de Oliver, todos los niños usaban trajecitos con diminutas corbatas, las señoras usaban vestidos largos y brillantes, zapatos altos y elegantes y collares repletos de diamantes. Inconscientemente pasé una mano por mi cuello y sentí esa cadena de acero y el dije que colgaba de ésta, suspiré y me estremecí al recordar aquel momento.


Alex reía a carcajadas debido a las historias vergonzosas que estábamos contando, se sujetaba el estómago con una mano mientras que con la otra tapaba su boca, ahogando otra carcajada. Dejamos de reír por unos momentos y nos dedicamos a vernos; me observaba con dulzura, respiraba irregularmente debido a la risa, sus labios, entreabiertos soplaban su aliento en mi cara, rojos y gruesos, tentadores al deseo carnal. Coloqué mis manos sobre su mejilla y él cerró los ojos al mismo tiempo que repartía besos fugaces por mi palma, tomando las riendas de la situación, lo besé, Alex continuaba el beso felizmente y de un momento a otro di el beso por terminado.

- Te amo – Susurró. Retomando la postura sacó algo de la mochila, una pequeña cajita negra cubierta de terciopelo azulado, la abrió y en esta se miraba una hermosa cadena de acero, cuyo dije era un zafiro en forma de corazón, la emoción se colaba por cada uno de mis poros y salté, abrazándolo, llenando su cara de besos.

- Te amo, te amo, Alex, no debiste haberlo hecho, es sumamente precioso, debió haberte costado millones – Tomó mi barbilla y alzándola, posó sus labios sobre los míos, depositando un fugaz beso.

- Si quisiera gastar mi dinero, lo haría por ti, si quisiera dejar mi puesto social, lo haría por ti, si quisiera perder todo por estar con la persona que amo, lo haría por ti, si quisiera y tuviera que entregar mis ojos para salvar a la persona que amo, lo haría por ti, y, aun quedándome ciego, yo seguiría viendo tu belleza – Volvió a besarme. Lentamente, saboreaba su dulzura, saboreaba su amor.


No quería volver a llorar, luchaba por contener las lágrimas, Oliver apretaba mi mano mientras me observaba angustiado, sabía que estaba mal.

Mi bebé lo sabía, lo sentía y temía por mí.

- ¡Eleanor, vamos! – Gritó Troy, quién ya nos esperaba en el ascensor junto a Dominik.

Enamorada de la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora