CAPÍTULO. 25

1K 66 4
                                    

Pov. Stiles.

Estaba confundido. Todo había pasado muy rápido y lo peor que dolió más que nada. Todo estaba en cenizas, destrozado y sin solución aparente. Derek estaba a mi lado, pero me sentía incompleto. No sabría decir si un día superaría esto. Estaba clara mi posición ahora. Era quien quedaría a mando, al que tendrían que llamar alfa desde ahora. Pero, a que precio.

Ya había pasado varios meses y no sabíamos nada. Ni el mismísimo Dan podía darnos una respuesta, el simplemente desapareció. Ni siquiera lo sentía como antes. Ahora, no sentía nada. No lo sentía a él, ni a mi padre. Sabía que no era el único que sufría. Mi madre igual, aunque ella parecía ocultar algo. Era como que presentía lo que había ocurrido. Esto era un loquero. Las manadas se habían vuelto locas con todo lo que había ocurrido. El mismo mundo ya estaba más que loco.

—Stiles, debes dormir. -murmura mi madre. Pero, no tenía mucho sueño que digamos.

—Saldré a correr un rato, descansa. -me visto y salgo de la habitación. Mi madre a estado un poco delicado en estos días. Así que me ha tocado muchas veces dormir con ella. Velar por sus sueños era mi seguridad. En ocasiones parecía estar fuerte, pero en otras decaía. No entendía que pasaba, ni porque la vida me odiaba tanto.

Mi padre se desvaneció aquel día. Fue como ver a un gran árbol caer. Él como Peter, habían desaparecido. Esa incesante llama acabó con todo. Jordan fue consumido por las llamas de su propio ser, había terminado el mismo con su vida. Dejando un rastro de pena como odio. Era doloroso pensar en el. Más con todo lo que había hecho durante tanto tiempo. Todo estaba cambiando. Nuestra casa volvió a construirse, esta vez con ayuda de quienes eran supuestamente nuestros enemigo. Dan había dejado de aparecer hace mucho, era como si la tierra se lo hubiese tragado. Un poco lo extrañaba, nada de esto era su culpa. Solo tomo el camino equivocado. Como muchos, como lo hizo durante tanto tiempo mi padre y demás antepasados. No escuchaban solo mandaban, sin comprender. Las diferentes manadas estaba calmas. Satori fue la que más pidió perdón por todo, aún no entendía el porqué. Solo acepte sus disculpas dejándola tranquila con ella misma. Las demás manadas rindieron grandes palabras por mi padre. Aunque fuera lo que fuera, el siempre fue un gran líder, todos adoraban ese líder innato que era. ¿porque era? Me encantaría saber algo para no tener que usar estas palabras. Ocurría lo mismo cuando hablaba de Peter, él no era malo solo fue encarcelado como todos. Sufrió tanto como sufrimos Derek y yo, mi padre también sufrió, sufrió hasta ese momento. Con solo recordar el aliento se me escapa, las lágrimas se profe asoman y el deseo de porque sean felices me invade. Era lo que más deseaba, que aunque no estén aquí, donde quiera que los haya llevado el destino, sean felices. Por fin, lo sean. 

─De nuevo fuera. -volví a la tierra con cierta voz a unos cuantos pasos de mi. Esa voz, la amaba, la amo más que nada en este mundo. ─Recuerda que ahora eres un Alfa, no debes de bajar la guardia. -sonrió ante el nuevo Alfa de los Hale. 

─Gracias por compartir sus enseñanzas, Hale. -él sonríe, acortando los pasos entre ambos. Dejándome ver mejor esos bellos ojos, frente a los míos. Era como sentirme sin nada ante él, su sonrisa no se quedaba atrás. ─¿Qué planea Señor Alfa? -digo divertido, dejando que aquel gran cuerpo se pegue al mio, tomando con sus grandes manos mi cintura, cerrando esa brecha entre ambos, dejando solo el pequeño y doloroso espacio entre nuestros labios. 

─Lo primero, ya lo hice. -sus manos se ajustan más a mi cuerpo. ─Lo segundo, lo haré justo ahora. -junto sus labios con los míos, era el inicio de aquellos besos que Derek tanto tiempo atrás me enseño. Lentos, delicados, con ese toque de romance en cada movimiento. Era un paraíso aquella dulce muestra de afecto. Sus manos firmes sujetándome, aferrándome a él, a su calor, a todo su agridulce aroma. Después de tanto tiempo podía tener nuevamente este pequeño sueño, donde solo eramos nosotros dos. Besandonos, amandonos, intentando liberar un poco eso que nos agobia por completo. Podíamos ser nosotros. Una pareja que se demostraba cuán puro era su amor. Amaba tanto a este lobo como él me amaba a mí.

¡Enemigos! [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora