CAPÍTULO. 7

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Pov. NARRADORA.

Ese había sido el peor día de su vida, Derek Hale estaba siendo sujetado con fuerza contra el frío piso por varios de la manada Stilinski. Intento pelear pero el fuerte aroma a acónito lo tenía más que perdido, mareado, sentía que moría segundo a segundo. Recordando como el amor de su vida era incapaz de escucharle y ahora permanecía durmiente en su recámara de la cual fue sacado de manera inmediata y brusca por varios integrantes de la manada.

—Stiles... -susurra el moreno, tratando conjunto a su angustiada, miserable aura llamar a quien lo volvería a la vida, pero nada pasaba el no emitía ningún aroma, ni sonido, era como si estuviera muerto para sus sentido, para su ser entero.

—¡Llevenselo! -ordena el Alfa y padre de aquel durmiente castaño.

Derek siente cómo es arrastrado, pero no logra encontrar fuerzas. Al ingresar en aquella habitación y ver como el tenue latido de su amado se detenía lo llevó a un aislamiento inmenso. No podía sentirlo, eso lo volvía loco. El estaba muerto para su lobo el cual se había apagado hasta muerto con el al mismo instante. Pero... El no estaba muerto... Solo dormía profundamente, si eso era. Pensaba una y otra vez el moreno.

Al llegar a la casona Hale, Talia concurrió con mucha ira ante los pares de zorros que habían invadido su territorio. Pero lo que más la noqueó fue ver cómo arrojaban el cuerpo de su hijo frente sus ojos. Y este caía de rodilla, viendo al suelo como si tuviera un eterno secreto. Muchos salieron disparado hasta el mayor y comenzaron a comprobar su estado. No estaba herido, no tenía ni un mísero rasguño físico, pero el dolor que lo estaba caracterizando dejaba a todos muy aterrados.

—¿QUÉ SIGNIFICA ESTO? -grita la Alfa, tratando de controlarse para no acabar con todos aquellos seres.

—El ha irrumpido en la casona de nuestro Alfa, solo seguimos órdenes y lo trajimos nuevamente a su territorio. A permanecido así desde que vio al joven Stilinski. -decía, uno de los más jóvenes entre los zorros. —Disculpe, hemos terminado nuestra labor.  -dio por finalizado el tema. Marchándose en conjunto con sus demás compañeros.

—Mamá... -la morena vuelve la mirada a su hijo mayor. La noto preocupada. —Derek...No responde... -dice, con el miedo en cada sílaba.

—¿Derek, qué ocurrió? -pregunta Talia, esperando una reacción de su hijo. Pero nada, aún seguía en aquel trance.

—¿Qué ocurre, hermana? -se apresura a preguntar Peter, él era el único que no entendía nada ya que acababa de llegar. —¿Derek?

—No tengo idea, solo fue a ver a aquel maldito zorro otra vez. -se queja Talia, con bastante ira acumulada. Nunca había actuado de tal forma, se notaba su impotencia. —No puede entender que esto es imposible... -su voz tiembla, el dolor que su hijo está sintiendo la está consumiendo con velocidad.

Peter, no dice nada. Pero, un dolor punzante se manifiesta en su pecho. Solo mira a su sobrino tendido en el suelo como si estuviera rezando o cantando sus plegarias. Al verlo tan ido y deprimido se le pasó por la cabeza aquello que había oído en la mañana por parte del mezcla ese que llaman Jordan.

Flash Back.

—¿Estas bien con eso Hale? -pregunto algo enfadado el Druida que había sido cruelmente sacado de sus labores para atender a un delicado Peter Hale...

—Si, que no se te olvide las otras hierbas que te pedí. -sonrió más que feliz el mayor.

—Ah, cierto. Espera aquí... Te traeré las vitaminas que me pediste. Qué aún no estirando para que necesitas. -el moreno levantó una de sus cejas en señal de duda.

¡Enemigos! [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora