¿Disculpa sincera?

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Un día más en este odioso lugar. Todos los días desde hace 2 años han sido un martirio, no tengo ni la menor idea de porqué el grupo de los populares empezaron a atacarme con sus burlas y demás cosas, en especial Shawn, no entiendo porqué le fascina hacerme la vida imposible, al principio me gustaba pero ahora ni verlo quiero.

Era un día viernes a la hora de receso, mi mejor y única amiga, Charlote, no vino hoy a clases así que tuve que sentarme sola a comer, por alguna razón no tenía hambre así que sólo me compré una botella de agua. Sonó el timbre para volver a entrar a clases y estaba a punto de irme cuando alguien me sostuvo del brazo.

—¿A dónde crees que vas pequeña?

Volteé a ver y me encontré con tres caras familiares: Cameron, Nash y Matt, lo raro fue que Shawn siempre los acompañaba y por alguna razón esta vez solo eran tres.

—¡Y ahora qué! —dije con un tono detestable

—Estamos de malas al parecer —dijo Cameron con una sonrisa escalofriante

—Déjame, Dallas.

Traté de defenderme y hablar con firmeza aunque por dentro estaba aterrada.

—¿dónde está tu amiguita? 

—Claramente no está aquí.

—¡Que sorpresa! uno de nosotros tampoco está aquí.

Les digo que Cameron hablaba de una forma tan detestable y perturbadora, como un secuestrador a una niña. Todo esto me daba escalofríos.

—Qué quieres, dímelo ya.

Cameron se acercó y tomo mi rostro con una mano y con la otra tomo mi cintura.

—No sabes cuanto te quiero a ti —pude sentir como mi cuerpo se tenso con esas palabras.

—Y él no es el único —habló esta vez el chico de ojos azules.

—Exactamente, Nash —dijo, Matt.

—¡Ya déjenme, trio de tontos!

Al decir lo último Cameron se acercó a mi a un punto donde nuestras respiraciones se mezclaban. Bajó su mirada hacia mis labios, sonrió picaramente y luego se acercó a mi oído.

—Nos tratas de tontos otra vez y te hago mía —luego se alejó —y tú sabes cuántas ganas de hacerlo tengo.

Me soltó y se fueron mientras yo caía al suelo paralizada y atemorizada. Abracé mis piernas y escondí mi cara en ellas llorando.

Pasaron varios minutos que se sintieron como una eternidad cuando sentí que alguien me tocó el hombro afectivamente.

—Shhh, ya no llores.

Rápidamente levanté mi mirada y me asusté al ver quien era.

—Y tú qué quieres ¿vienes a burlarte de mi? ¿qué no te bastó con lo que tus amigos me hicieron? —dije limpiando mis lágrimas.

—No, cálmate, yo... yo no te haré daño —Shawn sonaba sincero pero no me podía confiar.

—No sé si confiar en ti, me has hecho daño tantas veces

—Créeme, al menos una vez

Extendió la mano para que yo me pudiera parar, dudando la tomé y me levanté.

—Aún no confío en ti así que no te acostumbres, además, qué haces aquí.

—Quiero... disculparme —dijo rascándose la nuca

—Claro que sí y yo quiero salir de este maldito manicomio pero aun me quedan 3 horas de clase.

—Hablo en serio, t/n.

—¿por qué el cambio repentino?

—Porque me di cuenta que lo que hacía no era correcto y que lastimaba a una de las persona más importantes para mi.

A ver... ¿habla de mi?

—¿a qué te refieres? —dije confundida

—A que me gustas y que lamento tanto lo que te he hecho.

Con esto se retiró dejándome allí atónita pensando una y otra vez las palabras que habían salido de su boca.



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Imaginas (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora