Respuestas a preguntas, Que nunca nadie hizo.

Capítulo 11: El Limbo

¿Dónde se encuentra realmente tu mente?

Hace algún tiempo. volvía a mi hogar desde mi trabajo, allí en casa me esperaban mi esposa y mis dos hijos, cometí un tropiezo, caí y el tren de las 9:30-PM transformo la estación en un mar de sangre, exagerando claro, pues solo eran un par de litros los que llevaba en el cuerpo.

Vi tantos colores, y después todo fue oscuro. No sentía dolor, la fatiga había sido expulsada de mi cuerpo. Pase de sentirlo todo a directamente no sentir nada. Como todo se veía igual y no percibía el tacto, a veces me costaba distinguir si estaba en recostado, parado, flotando. A primeros instantes me llene de dudas primer mundistas, como ¿Qué dirán de mi? ya que a fin de cuentas ¿Qué clase de idiota cae bajo un tren por accidente?, ¿Le darán mi puesto de trabajo al idiota del 2B que solo traerá desgracia a la empresa?. ¿Creerán que me suicide?... ¿Es mejor que crean que me suicide o que morí por idiota?.

Luego de lo que para mi parecían días, ya que no tenia forma de llevar el tiempo, note que aun estando muerto, seguía atosigando mi cabeza con tanto pensamiento primer mundista de "El que dirán". El primer paso fue la frustración de haber muerto, eso me llevo a entender las cosas con mas claridad. Cuando sobrecargue mi cerebro con frustración, comencé a culpar a otros y ahí entendí algo. Daba igual a quien culpase, daba igual si podía realmente culpar a alguien mas. Yo ya estaba muerto y nada lo iba a cambiar, cuando mucho me sentiría mejor conmigo mismo, pero nada de lo que yo suponga o crea saldrá de este espacio negro del que ni yo puedo salir. Poco a poco sentí como el negro se aplacaba hasta llegar a poder distinguir la silueta de mi propio cuerpo.

Tuve mi primera emoción luego de estar muerto, fue relajación. Me sentí relajado al no tener que preocuparme mas por tantos ojos sobre mi espalda y fue entonces cuando volvió a mi la preocupación, una realmente importante. Mi familia, mi esposa viuda, mis hijos que crecerán sin su padre. Fue entonces cuando frente a mi apareció, un difuminado ventanal con una vista desde encima a mi hermano y esposa conversando sobre que el ayudaría a reflotar la situación ayudando a su vez con los gastos del hogar hasta que mi esposa consiga trabajo.

Nuevamente entendí algo, y es que estaba siendo egoísta. Pase tanto tiempo pensando en mi mismo que olvide pensar que seria mi familia sin mi, pero gracias a la fuerza de voluntad de ella y mi hermano, supongo que no tendré que preocuparme... Espero puedan salir adelante. Si alguien preguntase ¿De que te arrepientes?, creo que seria no haber despedido correctamente a mi familia. Ojala se recuperen correctamente.

Fue entonces cuando aparecieron las primeras luces, las primeras sensaciones, poco a poco comenzaba a distinguir algunas cosas en aquel lugar donde estaba y mi cuerpo recuperaba sensibilidad.

En un principio estaba tan aburrido, comencé a jugar como un niño, haciendo formas con mis dedos en lo poco que veía. Vi una cicatriz en mi muñeca por haberme caído de niño en la cocina jugado con Prince, mi bulldog. De la nada sentí un frió en mis manos y al mirar estaban los cerámicos de aquella cocina de mi infancia, sentí un ladrido a lo lejos por mi espalda que para mi sorpresa al voltear mi cuerpo Prince estaba atravesando una pared sin puerta que había sido recién creada.

Paso poco hasta que noté que me encontraba en la cocina de mi infancia. Recordé a mi madre, ella no estaba muy conforme con Prince, creía que los bulldogs eran perros malos y a su vez por eso nunca lo dejo acercarse a Royal, su tan querido gato. Un maullido atravesó la puerta de la cocina y era el. Royal en brazos de mi madre, quien me pidió sentarme, pues en breves estaría la cena. Sus estofados siempre fueron una maravilla y en efecto este no era distinto al resto, mientras disfrutábamos la cena, le pregunte por mi padre. A lo que ella me contesto que no compartiría con nosotros la mesa, pues el todavía no había encontrado el camino de vuelta a casa. Le pregunte si el estaba bien y me contesto que tarde o temprano acabaría llegando a nosotros. Pues las buenas familias aun en el final descubren como permanecer unidas.

Durante la conversación le dije.

-Ma, ahora que ya estoy grande, voy a pedir algo que nunca pude hacerlo. ¿Podrías enseñarme a hacer ese estofado tuyo que siempre me ha gustado?

-Es verdad cielo, has crecido mucho este ultimo tiempo, dentro de poco cuando seas mas alto y no necesites una banqueta para cocinar prometo enseñarte.

Mire con confusión el horno y en efecto me quedaba enorme. Al volver la mirada a mi madre me encontré con que ella había crecido o que mas bien, yo había vuelto a ser un niño. Como siempre después de cenar, mamá me llevaba en sus brazos a la cama donde Prince ya dormía a mis pies y me contaba una y otra vez una historia popular del barrio acerca de una pareja adolescente local que se enamoraron y permanecieron juntos hasta el final. Algunos dicen que se reencontraron del otro lado y pudieron seguir siendo felices. Cuando se levanto apoyo la mano en mi pecho y me dijo buenas noches, salio por la puerta y supongo que se ira a leer alguno de esos libros que siempre frecuentaba.

Era tarde, no podía dormir por mas sueño que tuviese ya que sentía la falta de algo. Algo estaba olvidado o me hacia falta y por mas bueno sea el intento de recordar, por mas estrujara mi parpados creyendo, que eso aumenta mi concentración, no sabia que impedía mi calma, hasta que llego. Sentí un beso en mi frente, dos palmadas en mi hombro y cuando abrí los ojos estaba mi papá saliendo de mi cuarto, que tan solo había llegado tarde de trabajar.

Todo estaba negro y poco a poco mi mente recobro sus colores. Me encontraba feliz en mi cama de niño con mi familia en la casa y mis amadas mascotas. No estaba seguro de donde estaba, como había llegado ni que había pasado en mis anteriores instancias... Pero claramente, si existiese algún cielo, lo descubrí allí. Con mi familia.