¿Recuerdas cómo éramos?
Hay un punto final en toda historia de amor, que lamentablemente se confunde con un punto y aparte. Llega un momento en el que decepción y promesa van de la mano y es ahí cuando mas te das cuenta, que de nada sirve, amar por un solo lado. ¿Aun recuerdas aquella vez? Ambos sentados contra ese árbol, te acerque y te pedí con una sonrisa que te sentases arriba mió, no me gustaba tenerte lejos ni siquiera estando tan cerca. Viniste hacia mi, cruzamos miradas, enredamos los brazos por sobre las espaldas y observamos un poco el entorno. Era maravilloso, se podía sentir la magia, la forma en como el lugar más simple se volvía grandioso solo con tu presencia, era ideal.
Pasaron tantas noches e incontables días, pero yo me acuerdo, esa es la magia de un hombre enamorado, jamás olvida porque se enamoro. Encontraste un corazón roto debajo de la lluvia y sin que nadie te lo pidiese lo tomaste en brazos, le diste algunas promesas unos pocos besos y con algo de pegamento un nuevo propósito para seguir latiendo. Poco a poco fuimos conociendo, me contaste tus experiencias, yo desenterraba las mías y demás esta decir, que las relaciones, el amor y la obsesión, siempre nos hacen cambiar. No importa cuanto uno trate, siempre acabábamos siendo distintos en cierta forma a como comenzamos nuestro camino, quizás con otra mentalidad, quizás mas cansados, quizás relajados, pero nunca igual a como éramos antes de cruzar la puerta.
¿Recuerdas como éramos? Casi parece un mal chiste pensar, que cuando te conocí, tus ojos venían llenos de amor y magia siendo que los míos se oscurecían varios tonos de tanta tristeza a rastras. El mundo nunca fue sitio para cobardes y eso siempre lo supe, por miedo a arrepentirme te abrí la puerta y antes de darme cuenta, ya te habías instalado dentro de mi. ¿Te acuerdas nuestras promesas? Yo asegure no ser capaz de enamorarme, prometí no dar segundas oportunidades y ser fiel a mis principios y tu tan solo prometiste la exclusividad allí en tu corazón. Me devore mis palabras, ¿Sabes?, y no fue tan agradable, porque justo al tratar de digerir debí tragar las tuyas.
¿Por qué digo esto? Porque soy un cobarde. Porque prometí que si algún día engañases nuestro amor, me daría la vuelta y no volveríamos a vernos. Pero por mas que trate no consigo aguantar el llanto y pareciera ser que por mas que trate jamás voy a conseguir que esto solo haya sido teatro.
Hay algo que los libros acerca del amor nunca te van a decir, y es que, los hombres. Siempre admiramos el coraje de las mujeres, su valentía y su fortaleza. No importa cuanto uno rompiese sus corazones, siempre se levantan y luchan por mas, porque quieren, porque pueden. En cambio el hombre es mas cobarde, debajo de la apariencia, la rudeza, o el tamaño de nuestros músculos, seguimos siendo débiles donde realmente importa, el corazón. Nos cuesta enamorarnos, dudamos muchísimo y tememos constantemente el salir lastimados, perdiendo así, una tras otra incontables oportunidades, sin embargo, llega un punto, en el que antes de que siquiera lo supongas, ya estas jodido. Un hombre enamorado, es muy distinto de una mujer, no conocemos de mensajes subliminales, dobles sentidos o palabras que dependiendo el tono significan otra cosa. Creemos de forma incondicional todo lo que se nos diga porque algo tan fuerte como el amor es capaz de hacerte creer que esa persona frente a ti jamás te mentiría. Nuestras emociones pasan a segundo plano cuando hay que ponernos la capa de súper héroe, no es fácil, pero siempre lo hacemos. No importa cuan enojado uno este o cuanta tristeza lleves dentro si aquella persona que uno ama esta mal, siempre iremos al rescate, nos tragamos el mal sentimiento y fingimos como si todo estuviera bien, porque a fin de cuentas, aun que lo este, nada se siente bien si la otra persona esta mal.
El engaño es una historia triste, a la que se asemeja la muerte. Previo a ambos, hay una buena historia, con un final bien marcado, que a veces solo se hace esperar con algunas que otras fuentes externas. Así como la muerte, el engaño trae consecuencias a futuro, ninguno es el final de todo, porque el mundo, así como la vida, siguen todavía mas. Un hombre enamorado, que se convierte en un hombre traicionado, cae de rodillas con un puñal en la espalda. La vida te enseña a no dar la espalda a quien tiene un arma, el amor a proteger con el pecho a quienes ames. y el amor de un hombre a por si acaso, también darle un arma por si algún mal pasa nuestra barrera.

ESTÁS LEYENDO
Respuestas a preguntas, Que nunca nadie hizo.
RandomMi obra consta de 30 capítulos independientes, exceptuando capítulos puntuales que compartirán un mismo espacio temporal o lugar, pero tendrán tramas alternas. Cada capítulo constará de una pregunta retorica y un cuento muy breve de acompañamiento...