Capitulo 14: Cobardía Narrativa

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¿Puede tu héroe ser el peor villano?

Ella me preguntó "¿Cómo escribes tus historias?" y yo le abrí la puerta, la deje pasar a los mas profundo y oscuro. Lo recuerdo como si fuera ayer, una adolescente se presento a mi firma de libros con un montón de ideas disparatadas pero algunas no tanto, sus peculiares muecas al gesticular y el tono esmeralda que irradiaba de sus ojos al pestañar, fueron entre otras, las razones por las cuales ella despertó en mi aquel impulso de curiosidad quizás morbosa o algo sexual que luego de un breve viaje, en un auto negro, nos había traído frente a frente detrás de la puerta de mi comedor. Aproximados 1.77mts de altura, ojos verdes brillantes, una tez mas pálida que la nieve y un constante gesticular al hablar describían todo lo que sabia de ella. Sentada en un banco alto pegado a escasos centímetros de la mesada de mármol, lucia unas botas negras de muy sutil plataforma junto a un short color negro y una camisa escocesa arremangada. Intercambiamos algunas ideas mientras una parte de nosotros se concentraba en mantener el nivel de whisky en nuestros vasos por encima de la marca del hielo. Luego de algunas copas se reclino de espaldas contra la mesada dejando por detrás de su cabeza sus codos y con un rápido giro de cabeza cruzo su mirada con la mía al sonido de "¿Cómo escribes tus historias?, ¿Cómo captas el dolor de una forma tan real?, ¿Qué habrá dentro de tu cabeza?.

Me apoye sobre mis rodillas haciendo mi mejor esfuerzo por dar una apariencia de sobriedad mientras me paraba con cierta dificultad. Le pedí que me acompañe, que le mostraría lo que hay dentro de mi cabeza mas que no sea descuidada pues la oscuridad habita dentro de nuestras mentes. Luego de descender algunas escaleras, nos encontrábamos en la entrada de mi mundo, ahí yo era el rey mas también un simple esclavo. Un pasillo blanco de apariencia infinita con incontables puertas enumeradas a ambos lados se cernía frente a nosotros, confirme su seguridad con una pregunta, ya que seria una lastima que se arrepintiese muy tarde de lo que fuese a encontrar debido a que en la mente de un ser humano ocurren sus mejores deseos así como sus peores pesadillas.

Yo me sentaba sobre algo apoyando mi codo en mi rodilla y mi palma teniendo mi cabeza mientras ella jugaba como una niña con sus juguetes nuevos dentro de las puertas de mi mente, recorrió mis primeras obras descubriendo el origen de mi desamor así como mi fanatismo por la muerte, una sutil estela negra nos perseguía entre las puertas. Avanzamos por el pasillo haciendo breves paradas entre puerta y puerta mientras ella estudiaba a grandes rasgos los hechos mas característicos de mi literatura de mala muerte, entre mas avanzábamos una pequeña sombra gris se volvía cada vez mas y mas negra acechándonos a los dos mientras mi ansiedad aumentaba, el pasillo blanco se había tornado gris y poco a poco su color disminuía, el contenido de las puertas ya no era tan adorable y comenzaba a verse triste mientras que la muchacha trataba de comprender un poco de lo que veía. Una puerta algo cruzada que trataba de ocultar revelo algún que otro gusto un tanto oscuro que me porto en la intimidad, mientras que las siguientes puertas narraban una tras otra cada historia de desencuentro, cada cabeza agachada y cada pelea sin fundamentos que me habían llevado poco a poco a empacar mi vanidad y mala fortuna de regreso a mi soledad.

-Entiendo que te han traicionado *Me dijo, cuando gire mi cabeza hacia ella mientras una escena de traición clásica de telenovela barata narraba mi ultima ruptura amorosa en el desenfocado fondo de habitación.*

-Entiendes bien supongo.

-Mas no logro comprender, veo tu dolor, ¿pero como logras describir el de las demás personas?

-Seria algo macabro de contestar. *respondí sin pensar*

Una brisa gélida seguida de un olor a putrefacción nos recordaba que habíamos llegado al final del corredor, aquel pasillo blanco se cerraba ante una puerta negra corroída a la cual no sabia si quería volver a entrar. Me pregunto que había detrás de la puerta, mi peor temor, mi sigiloso acosador y mi mas tenebroso enemigo le respondí. Su mano temblorosa se acercaba a la puerta para luego de un giro seco abrir la misma, que nos llevaba directo a unas escaleras de madera, algo ahuecadas, ella descendió algunos escalones junto a mi hasta que dimos con un pasillo corto entre la oscuridad con una infinita caída en su final. Me pregunto entre la poca luz que nos brindaba la puerta abierta desde las escaleras, acerca de donde estaban mis monstruos, mis demonios, mi pesadilla. No supe como explicárselo, ni tampoco tuve demasiado tiempo para hacerlo, desde el fondo del precipicio dos manos negras con sed de sangre tomaron su cuerpo por boca y cintura arrastrando de ella hasta la profundidad del precipicio. A una parte de mi le hubiera gustado ser el héroe que saltase en su rescate dentro de mi pesadilla mas en cierta forma no podía rescatarla de mi mismo

Dicen que a veces las peores pesadillas son uno mismo, y yo no me arrepiento de haber sido un cobarde. Sin embargo, una voz en mi cabeza al grito de "auxilio" se encarga de recordarme mis acciones, creo que a ella le hubiera gustado esta histo... oh esperen, esos gritos, no son de mi cabeza... Creo que ella continua gritando desde el sótano. ¿Hasta cuando voy a seguir haciendo esto?

Respuestas a preguntas, Que nunca nadie hizo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora