¿Cómo esquivar tu propia piedra?
Cada día, una gran carrera, toca las puertas de una persona decidida. Capaz de dar todo de si mismo con tal de llevarse el mejor galardón, sin embargo, rara vez eso ocurre.
En la línea de largada, dos personas compiten, una de ellas aprisionada de miradas saca a relucir su mejor coraje apretando su corazón sabiendo que su forma de competir es dejarlo todo en el camino con tal de llegar primero. A su izquierda una mirada con desprecio, proveniente de un bien parecido ser, le penetra por el rabillo del ojo. Un chasquido ensordecedor da comienzo a la competencia y rápidamente, quien compite a la derecha toma la delantera. Portando su mejor conjunto de ropa deportiva, saltando esquivando a gran velocidad los obstáculos del camino se puede ver como con los ojos llenos de "ganas" persigue el premio. Por la izquierda, dando un trote suave con gracia y sin desacomodar su cabello de salón, podemos ver como avanza sin obstáculos y por el cansancio de su rival, termina por alcanzarle. En la derecha se consigue hasta oler la frustración, luego de que chocase contra una valla y diera a parar contra un charco lodoso y al voltear su rostro hacia la izquierda ve como su rival toma la ventaja y se aleja sin piedras ni obstáculos en el camino sintiendo que todos y cada uno de los problemas posibles estaban a su lado del camino, pero eso no alcanza para humedecer su rostro ni hacer temblar sus piernas, sabia que la carrera iba a ser difícil y se había preparado para ello. La ventaja era mas que clara y corriendo suavemente sin transpirar, quien compite a la izquierda, se aproximaba metro a metro al final. A la derecha se escucha un gran suspiro, los puños que se aprietan y esquivando una nueva valla pone todos sus músculos a correr tan rápido como puede mientras el publico aclama un ganador antes de tiempo, pero ello, no la detiene. A la izquierda una caminata calla a la audiencia anonadada viendo como al romper las reglas, este atraviesa un atajo no permitido para así llegar rápido a la meta. Magullando su cuerpo contra el piso en cada caída, quien compite a la derecha, ya sin energía y limpiando su frente con su brazo, reconoce por un publico a los gritos que esta vez la victoria no iba a ser suya. Sus rodillas raspadas golpean el piso mientras que de un grito revela que tan injusta fue su carrera pero nadie parece creerle. Y una entrega de premios con un tercer labio intruso que en forma de beso fue a parar a un falso ganador fue mas que suficiente para partir un apretado y brillante corazón.
Llega un punto en el que a todos nos toca, decidir entre una persona u otra. Esa decisión nunca es justa, pero en aquella carrera sin empates rara vez elegimos a quien daría todo por nosotros. Sino mas bien, centramos nuestros ojos, en pequeñas superficialidades que nos ciegan de ser justos al comparar el valor y la fuerza entre dos corazones y por mas que creamos en que hacemos lo correcto, siempre, va a haber determinado instante en el que inconscientemente, arrebatemos posibilidades a alguien, que aun sin ellas, seguiría luchando. Ya sea algo superficial, hasta un mero gusto en común, siempre un sutil determinante, trae consigo un favorito. Y este favorito rara vez no consigue el premio y rara vez no lo deja acumulando polvo mientras persigue otros.
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Respuestas a preguntas, Que nunca nadie hizo.
DiversosMi obra consta de 30 capítulos independientes, exceptuando capítulos puntuales que compartirán un mismo espacio temporal o lugar, pero tendrán tramas alternas. Cada capítulo constará de una pregunta retorica y un cuento muy breve de acompañamiento...