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Los días siguientes, ellos no se volvieron a topar. Eso debió haber sido un alivio.

No lo fue.

Solo incrementó mas la curiosidad del castaño.

Las esferas verdes no le volvieron a mirar ni la larga boca a incomodar. Era como si el chico hubiera desaparecido. Solo que Yoon Oh lo encontraba, a veces, ignorándolo o como arrancando de el, extrañamente.

―Envía el proyecto a mi correo, el día martes arreglamos la presentación, dividimos y practicamos la parte oral.

―Si, claro―respondió desconcentrado, sus ojos buscando por la salida la cabellera anaranjada.

―¿Recuerdas mi correo o debo mandarlo otra vez por mensa...? Eh, Yoon Oh,
¿a quién buscas?

―¿Ah? A nadie.

―Ah―dijo la muchacha no muy convencida.

Soltando las ganas de investigar sobre el delgado, finalmente, preguntó.

―¿Sabes quién es Kim DongYoung?

Su voz forzándose a sonar lo más desinteresada posible.

―¿Doyoung?, ¿el chico de cabello naranjo, el que usa lentillas verdes, cierto?

―Si, él.

―Lo conozco, es algo raro. ¿Por qué lo preguntas?

Su ceño ahora estaba fruncido.

―¿Raro? Ah, y debo entregarle un informe de parte del profesor de lengua.

Por fin, los ojos se la muchacha perdieron la sospecha.

―Oh, y sí, tiene un humor extraño. Una amiga asiste a clases con él y es cómo... de las personas que estallan de un momento a otro.

―Eso es algo normal, supongo.

―Sí, pero él parece a punto de golpear a alguien.

Yoon Oh asintió con un movimiento de cabeza, intentando asociar a alguien explosivo con el muchacho de apariencia extravagante.

No, definitivamente no calzaba.

Antes de escuchar una nueva anécdota por parte de la mas baja se despidió al localizar los rizos desordenados. Y luego, se estaba moviendo en busca de Kim.  Su cerebro golpeándolo cuando casi por instinto intento detener el brazo cubierto por una oscura chaqueta. Sus pasos de detuvieron,  viendo la figura alejarse. Cada segundo más, hasta verlo desaparecer en una esquina.

Sin volver a repetir sus acciones, retomo su vida en el punto en donde no conocía a el pelirrojo. Aunque sus ojos picaran con ganas de reflejar las llamativas prendas, no lo hizo. Estúpidamente, entre mas tiempo pasaba pensaba que si, el chico podría haber estado burlándose de... un moco. O con eso pensaba auto convencerse.

Su recorrido se detuvo por la entrada de la cafetería cuando un torpe cuerpo chocó contra su pecho.

―Puta mierda, ¿qué no ven por donde...?

El reclamó quedó a medio camino al reconocerse. Los movimientos del más bajo vacilaron, primero movió su pié izquierdo adelante, como si fuera a irse, pero luego retrocedió.

Algo sonó.

Los ojos verdes buscaron en el suelo un objeto hasta encontrarlo en las pálidas manos. Yoon Oh ni siquiera se dio cuenta cuando había recogido el aparato de manera automática. Lo observó un momento, al objeto y al dueño, antes de estirar el brazo y entregar el teléfono. Su mente volvió medio minuto antes, recordando haber escuchado algo bastante curioso.

SEPARAMEーJAEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora