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La televisión tenía atrapado a Jeno. Yoon Oh se sorprendía de que los trozitos de verdura no cayeran de su boca. Miró a su madre y luego al horno sonando, avisando que la lasaña ya estaba lista para servir y devorar.
El castaño tomó posesión del control, cambiando de canal.
—¡Estaba viendo yo!—el menor se volteó molesto.
—¿Si?, pues ya es hora de comer—respondió haciendo caso omiso a los berrinches de su primo—. Iré a buscar el servicio, por mientras coloca los individuales. Puedes terminar de comer en la mesa.
El pelinegro se encaminó a los estantes de la cocina con los brazos cruzados sobre su pecho, refunfuñando por lo bajo.
—¡Creo que te está afectando negativamente juntarte tanto con JaeMin!—dijo solo para picar lo—. Me lo pensaré dos veces la próxima vez que quieras verlo—sonrió al escuchar los pasos acelerados del menor.
—No necesito que vayas a dejarme a su casa, ni que me recojas en la escuela.
El castaño elevó una ceja, agarrando tres tenedores para posteriormente dejarlos en la mesa.
—¿Estás rebelandote? Pensé que ocurriría en unos años, pero no tan pronto.
Ignorando su acotación, Jeno continuó:
—Además, no me estás haciendo un favor, tú vas a ver a DongYoung de paso.
JaeHyun rió ante lo acertado que estaba.
Su madre atravesó el umbral con la comida ya dividida en el molde. Le entregó su porción a JaeHyun, quien se la facilitó a Jeno porque este estaba más alejado de la mujer.
—Bien, revolucionario, aquí tienes tu lasaña.
—¿A qué se debe ésta discusión express?—interrogó la castaña, sentándose junto a Jeno.
—JaeHyun cree que es un héroe por ir a dejarme y buscarme cuando en realidad sólo me está usando para ir a ver a su amigo, el hermano mayor de Jaemin.
—¿Tiene hermano? Pensé que era hijo único.
—Sí, es de la edad de él.
—Jeno, sabes que no tengo obstáculo que me dificulte ir a la casa de los Kim, ¿verdad? Con o sin ti. Y que vamos a la misma escuela, en el mismo sector.
Jeno se limitó a no responder al encontrarle la razón al mayor.
—No le tomes importancia, Jeno. Jaehyun ha estado actuando bastante extraño últimamente—murmuró la mujer, recogiendo su cabello. Yoon Oh elevó los ojos de su plato, dirigiendolos a su madre—. ¿Está buena la lasaña? Le he colocado más láminas de queso, recordé que en casa de la abuela siempre le robabas un trozo de su refrigerador a la hora de la cena.
