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P a r t e    d o s

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P a r t e    d o s

Yoon Oh siempre fue descrito como alguien protector, a veces, en exceso. Esta característica (considerada cualidad por la mayoría) se manifestó en los primeros años, cuando evitaba a toda costa que su escuadrón de soldados se dañara por la acción de otros. Su madre y sus amistades lo notaban, decían que, si se lo proponía, sería un excelente guardaespaldas.

En un futuro, un hombre confiable, de valores e intachable.

Más de un comentario interesado escuchó brotar de las mujeres, todos ellos relacionados con sus hijas, convenientemente cercanas a la edad de Yoon Oh. Lejos de enfadarle, a él le parecía muy cómico, de hecho, cuando se acordaba de estos, soltaba una que otra carcajada. En ocasiones, lo hacía en compañía, arrullando con caricias al menor.

Él realmente se preguntaba si aquellas mujercitas podrían igualar la mirada del joven que tenía constantemente entre sus brazos.

―¡Pero mira nada más! ¡Si éste niño crece y crece! Aún recuerdo cuando jugaba con Hye en el jardín. ¡Ahora es todo un hombre, faltan días para que entre a la universidad!

―¡Y que lo digas, el tiempo pasa volando! Ya me comenzaron a aparecer arrugas. Pero bueno, ¿qué planeas estudiar Yoon Oh?―preguntó Clarise, una de las amigas extranjeras de su madre. La poca información que manejaba de la relación, era que la había conocido en un viaje a Boston, desde entonces, eran como uña y mugre.

―En unos meses cumplo dieciocho, aún queda un año para postular a la universidad, he pensado en irme por mecánica.

―¿No te interesan las becas al extranjero?―inquirió tomando de su taza de té.

―No del todo, sé que suena poco objetivo, pero prefiero quedarme aquí, en un ambiente conocido, supongo que me será más fácil desarrollarme con rostros familiares.

Yoon Oh sabía cuando no estaba siendo sincero consigo mismo y, en ese instante, estaba muy lejano a la honestidad. Porque si bien había algo de cierto en lo dicho, el factor de mayor calibre se dividía en tres personas: Yul, JeNo y DongYoung. No quería alejarse de su amigo, ni que éste cometiera un disparate en su ausencia, ellos eran conscientes de la necesidad del otro, ninguno generaba mayor problema admitiéndolo. Tampoco quería perderse de la niñez de JeNo, menos ahora que le tenía más cerca. El niño era poco menos que un hermano, le amaba como tal, y no estaba dispuesto a marcharse para que en su regreso se encontrase con un tipo irreconocible, distante a la imagen de su enano. Y DongYoung... él no iba a negar su atracción por el muchacho. En primera instancia, su relación no rebosaba los límites de la amistad, quizás por eso su apego trascendía del común. Era complejo, no un simple me gustas, espero gustarte. No iba a negar que ansiaba ser correspondido, pero si no se daba... le seguiría queriendo. DongYoung había cavado tan hondo y Yoon Oh pensaba mantenerlo ahí.

SEPARAMEーJAEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora