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P a r t e      u n o

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P a r t e      u n o

En los ojos de dos amantes siempre llega ese instante , en donde ese brillo inusual y exclusivo que se genera en reconocimiento a las emociones aparece. Flamante e inevitable.

Es inocente o travieso, un juego de miradas que si bien puede ser captado por todos, ninguno de los testigos se atrevería a detenerlo.

Para algunos puede ser una advertencia, una señal para cambiar rumbos y cruzar veredas. Otros lo experimentan como dedos intranquilos y movimientos torpes.


―Elige comedia―sentencio luego de analizar las posibilidades, las cuales se reducían a tres.

―¿Por qué elegiría comedia?
―inquirió el mayor aún sin voltear.

―Digamos que... ―apretó sus labios, balanceando las piernas a la altura que le permitía el lugar en donde descansaba sentado―. Tienes una apariencia muy chusca, va en armonía con... ¡Ya!―reclamó al sentir las manos ajenas sacudir sus costados.

―¿Chusca?―preguntó Yoon Oh acercándose, había desafío en sus ojos.

Inmutable, DongYoung le sonrió abiertamente, haciendo que sus pómulos se elevaran. De esta forma los rasgos que se mantenían suaves y pueriles tomaban protagonismo en su rostro.

Negando con un suave balanceo de cabeza, Yoon Oh atrapó las agujetas de su sudadera y tiró de forma rápida, logrando así que la tela de la capucha obstruyera su visión.

―Te lo agradezco, con la capucha asfixiándome no puedo ver lo chusco que eres―picó.

―Espero y a futuro no seas una persona incivica.

―Y yo espero que dejes de ser un chusco de primera―contraataco, deshaciendo el agarre del mayor.

Yoon Oh se le quedo mirando en silencio por largos instantes para luego desviar la mirada con una necesidad incontrolable queriendo estirar la comisura de sus labios.

―Te deleita este chusco―declaró para si mismo en un tono de voz mínimo.

DongYoung entorno sus ojos, de repente parecía muy azorado. Un ligero color coral se adueñó de sus paliduchas mejillas. Yoon Oh se sintió privilegiado de poder presenciar actitud tan inusual, y más aún, de provocarla.

―Calumnias―tardó en negar.

Antes de que el castaño contestara, continuó;

―Además, eso fue muy corriente―desaprobó alargando las palabras.

Una risa espontánea brotó de la garganta de Yoon Oh.

―Es la idea.

―¿Por qué sería la idea sonar corriente?

―Adquiero conocimiento.

El pelirrojo arrugo el entrecejo.

―¿Sí? ¿Sobre qué?

―Sobre... ―Yoon Oh posicionó su pulgar en la arruga formada entre las cejas del menor, alisando la superficie―. Lo muy corriente que me puedo permitir ser.

DongYoung soltó un bufido, atrapando la mano del mayor con la propia.

―Debo ir al centro, por una memoria.

―¿De celular?

―Sí, no tengo espacio y la porquería va lento, lento, lento... ―explicó al tiempo que frotaba la esquina de su ojo izquierdo con su mano libre.

―Entiendo... ―Yoon Oh guardo en su bolsillo el envoltorio de la chuchería que habían ingerido al llegar al despejado parque―. ¿Cuándo?

―¿Puedes el sábado?

―Sí, ¿te paso a buscar?―ofreció.

―No, no es necesario.

―¿Seguro? La última vez te perdiste.

―¡Son demasiadas cuadras, no creí que fuesen tantas!

―Te bajaste dos paradas antes.

―Lo que importa es que llegué.

―Lo hiciste, pero quiero mantenerte en una pieza. Iré a buscarte.

―Como quieras, Yoon. De hecho, me facilitas el trayecto―dijo, mirando medio dormido como el mayor se sentaba a su lado. Cuando este se acomodó sobre el gran bloque de piedra, dejo caer perezosamente su cabeza a un costado, justo en el hueco que se formaba entre el cuello y hombro de Yoon Oh, en una posición con la que ambos estaban familiarizados. Satisfecho, se acopló más a el extenso brazo, el cual se sentía cálido. Acogedor.

Yoon Oh giró, encontrándose con el dulzón aroma que desprendían los rizos de DongYoung.

Miel, coco, caramelo... ¿Podría ser?

Se permitió cerrar los ojos con parsimonia.

La sensación de tener al chiquillo en el límite de la cercanía posible era... Tan pequeño, tan ligero, tan apacible y sereno...

Tan, tan, tan, tan...

Estar junto a el otro los consumía en una sensación reconfortante a niveles desorbitantes.

Balanceándose entre la conciencia e inconsciencia, DongYoung comenzó a descender, debilitando su agarre, pero manteniéndolo. 
―Podríamos traer a los chicos; a JeNo y JaeMin―bisbiseó.

Aprobando la idea con un sonido, Yoon Oh contuvo nuevamente la mano del más bajo, delineando con su dedo la palma y dorso que le ofrecía DongYoung.

―No has dormido nada―recriminó.

―No deberías sorprenderte, tú más que nadie sabe la cantidad de trabajos que dan los últimos años.

―Vas caminando, debes estar en tus cinco sentidos en la calle.

Hubo un atisbo de sonrisa, sin embargo, el menor estaba demasiado cansado como para completarla.

―Estarías tú para guiarme―soltó con tanta seguridad que el pecho de Yoon Oh se apretó―, y cuidarme y... hacer todo lo que sabes hacer.

―¿Quieres dormir?

―¿Ahora?

―Sí, ya estás dormido, diría yo.

El chico ni siquiera pudo responder, las caricias del castaño ya estaban instaladas en su cabello y espalda.

Nota y disculpas:

He tardado un mes en subir capítulo, literalmente. Esto se debe a el mismo problemilla de DongYoung y también, no me gusta forzar la escritura. Lo lamento ;;;

¡Gracias, gracias, gracias!

Muchas gracias por leer, comentar y apoyar la novela.

SEPARAMEーJAEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora