Todo continuaba oscuro, el sudor le recorría la frente, se pregunto en que momento comenzaría el dolor, desgarrador; pero sin embargo no llego ni si quiera un cosquilleo, escucho un golpe y un estruendo, nadie la sostenía ya, abrió los ojos aturdida, un chico se encontraba de pie inspeccionándola con sus ojos grises, alguien tosió, era Ethan que se encontraba en el suelo, gimiendo con alteración, con un reguero de sangre en las manos y un chorro bajando por su labio inferior.
—Lo único que no va gustarte ahora, es tu cara —Pronuncio el chico sin titubeos, dirigiendo su mirada a Ethan hecho puño, sobre el suelo.
Alexa no entendía que estaba pasando, hace a penas algunos minutos se encontraba fuera de si, con el corazón desbordando latidos, sin embargo ahora se encontraba conmocionada, mientras un chico que había aparecido de la nada, se acercaba a ella con el ceño fruncido y expresión preocupada.
—No creas que un Imbécil como tu puede... — La voz de la directora se escuchaba acercándose por el pasillo, ambos se retaron con la mirada, Ethan supo que no le convenía meterse en un lió con la directora, afín de cuentas Alexa tenia a un desconocido como testigo y el no tenia a nadie que sostuviera sus afirmaciones, con mucho esfuerzo logro levantarse marchándose torpemente sin antes enviarle una mirada encendida de amargura.
Le temblaba la boca cuando intentaba hablar, quiso llorar pero le avergonzó y le pareció estúpido llorar ante un desconocido, se mordió el labio, miro a todos lados, un grupo de chicas espiaban la escena, con curiosidad y temor desde la esquina del pasillo, sus caras reflejaban la admiración por la osadía de aquel chico y la lastima que sentían por alguien como ella, se sintió pequeña e insignificante, lanzo una mirada al chico, se preparaba para decir algo, pero no iba a quedarse para escuchar las mentiras que tenia que decir ¿Estas Bien? estaba casi segura de que preguntaría cuando en realidad como podría importarle a alguien que no la conocía su bienestar, vio sus ojos llenos de lastima, no quería su lastima, la gente siempre solía mostrar ese sentimiento y eso siempre se convertía en una carga y la gente se vigorizaba fingiendo ayudar para convertirse en héroes del mundo ayudando a los enfermos, haciendo obras de caridad para los pobres y donando víveres, cuando en realidad lo que único que buscan es el reconocimiento para ser categorizados como buenas personas ante la sociedad aunque la autentica realidad es que no les importa en lo mas mínimo, se levanto con torpeza y recogió su mochila y volvió a colocarla sobre sus hombros.
— No te vayas, Espera —Grito, el chico, cuando Alexa se daba la vuelta sin decirle una sola palabra.
Estaba trotando y sin darse cuenta empezó a correr, sin detenerse a mirar el camino, sin rumbo, ni fin al cual llegar, los pulmones le estallaban y le faltaba el aliento, pero no quería detenerse, se imagino que corría para una competencia, que una meta le esperaba al final, que le otorgaban un premio por su desempeño, cuando la verdad era que nada le esperaba al detenerse, que no existía nadie que le motivaba a seguir adelante, ignoro el dolor en el pecho intentaba transmitirle a su cuerpo el ardor que le quemaba por dentro, algo que era inútil, ni el dolor en sus pies, ni la fuerte presión en el pecho se comparaban con lo que torturaba su interior.
Un taxi se acercaba, sin detenerse le hizo una señal y se detuvo, abrió la puerta conteniendo el poco aire que le quedaba y sin pensar se arrojo a los asientos traseros, ya no tenia caso que se resistiera, las lagrimas se agolpaban en sus ojos en grandes cantidades, para luego caer por sus mejillas, el taxista la miraba desconcertado, le pregunto si le dolía algo y si podía llevarla a un hospital, ella negó y como pudo le explico en breves palabras que se encontraba bien y que si podía llevarla a su destino en kensington, el taxista insistió y luego de unas cuantas explicaciones logro convencerlo de que no necesitaba, asistencia medica.
En el trayecto cuando las lagrimas se agrupaban en sus ojos, sorbía la nariz y se dedicaba a mirar la carretera fingiendo interés en el asfalto gris y las señales de transito que jamas, le habían parecido tan interesantes hasta ese momento, ya no tenia sentido llorar, no era justo culpar al amor, el amor no era una porquería, las personas lo convertían en un desperdicio, porqué no sabían que hacer con el, quería golpear algo hasta que la sangre brotara de sus dedos, solo anhelaba olvidarlo todo, como hacían los niños en preescolar cuando alguien los insultaba o arrebataba sus juguetes, pero ya no era una pequeña que olvidaba, jugando horas con sus muñecas, su corazón ya no era el mismo y solo existía el recuerdo de lo que en el pasado había sido, odiaba como con el tiempo, el amor se había transformado, en algo efímero, sin valor e inútil, lo fácil que les resultaba a algunos voltear la cara a otro lado, lo rápido que una persona podía remplazar un corazón por otro que nunca les dedico ni un solo latido.
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Metástasis del corazón.
RomanceDos adolescentes, extraordinarios, golpeados por la vida. Alexa Callen es una chica fuerte y lo peor es que ella aún no lo sabe, intenta ser feliz; pero sus intentos no siempre resultan en grandes logros, ya que nunca se entrega por completo al amor...