Capitulo 20

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Alexa miro a través de la ventana de su casa, sin antes darse el tiempo para observar, el teléfono sonó en la planta baja de la casa, Alexa bajo las escaleras corriendo y descolgó, al otro lado de la linea sonaba una canción de elvis, entorno los ojos pensando que se traba de alguna broma, estaba lista para colgar cuando escucho la voz agitada de Joseph al otro lado de la linea.

—Tenía años de no andar en bicicleta, reconozco que había olvidado el toque de adrenalina que te recorre el cuerpo y la sensación de libertad que te traspasa el pecho cuando vas muy rápido—Josep jadeo con fuerza, Alexa se quedo muda un momento, acaso ese chico estaba llamándola solo para contarle lo bien que se la estaba pasando recordando su infancia en bicicleta.

—No estoy llamándote solo para contártelo—Le leyó la mente y ella sonrió, lo hizo como una tonta, como si se estuviera enamorando de él y no es que en verdad eso fuera a pasar, no es que le gustara, pero era algo en su corazón que no podía comprender—Solo pensé que tal vez te gustaría salir un rato.

—¿Estas invitándome a salir?— preguntó Alexa Con una sonrisa picara de oreja a oreja dibujada en el rostro.

—No estoy invitándote a salir, a esto se le llama dar un paseo— Mintió él pero la verdad era que no podia dejar de pensar en ella, no se la sacaba de la cabeza y por una extraña razón su conciencia le había estado dictando prácticamente toda la mañana que la invitara a salir y él estaba obedeciendo a su conciencia lunática.

—Como tú digas—Dijo Alexa pensativa.

—Entonces no demores más, anda y sal de tú casa— Dijo Joseph un tanto emocionado al otro lado de la linea.
—Pero...
—Estoy afuera de tu casa—Alexa se quedo de piedra.
—Cuando...—Estaba diciendo pero decidió cortar antes de terminar, puso el teléfono en la mesa y se quedo observando la puerta, lo pensó antes de salir y se dirigió a la puerta, la abrió y salió al patio, cruzó el portón y entonces busco a Joseph con la mirada y allí estaba montado en su bicicleta, sosteniéndose con un pie en el suelo para mantener el equilibrio, Alexa lo miro con ternura estaba intentando descifrar sus pensamientos.

—¡Vamos súbete!—Exclamo Joseph al ver que Alexa no respondía.

—No creo que sea buena idea— Respondió desviando la mirada, después miro hacia abajo y observo la bicicleta, ya hace mucho tiempo desde que no se subía a una, la bicicleta era de color naranja chillante y tenía dos diablos para poner los pies en la parte trasera.

—No vas a caerte, te lo prometo, anda ven—Explico Joseph, Alexa se lo pensó dos veces pero termino cediendo.

Alexa colocó sus pies en los pernos y puso ambas manos en los hombros de Joseph para estabilizarse.
Joseph supo que estaba lista y entonces separo su pie del suelo y empezó a pedalear lentamente y cada vez más rápido, al mismo tiempo el cabello de Alexa era golpeado por el viento y lo hacía desparramarse a todos lados, pasaron por varias calles de la ciudad, observaron el big bean, el palacio de Buckingham, hasta que se detuvieron cerca de Notting Hill en una calle solitaria desde allí, el atardecer hacía ver sus primeras raíces.

—Ya casi se acerca la hora mágica—Murmuro Joseph mirando el cielo.

—¿Qué es la hora mágica?—Preguntó Alexa.

— Me refiero al momento único y justo antes o después del amanecer, cuando el cielo se ilumina con esplendor y en ese momento algo mágico sucede con la luz.

—¿Lo has visto?—hizo otra pregunta.

—Lo solía ver los fines de semana con mi hermano— Respondió suspirando—Muchas personas se levantan tarde los fines de semana, pero mi hermano y yo madrugábamos y al caer la tarde siempre estábamos pendientes, eran nuestros momento favoritos del día nunca nos cansábamos de ver la magia.

—Me gustaría poder verlo—Dijo Alexa bajándose de la bicicleta y sentándose en el anden.

—Entonces quedémonos aquí hasta que suceda— Joseph se bajo de la bicicleta, le estiro la pata para que se pudiera detener y la acomodo a un lado.

Joseph se acomodo justo a su lado y juntos empezaron a esperar aquel momento que se hacía llamar mágico y único, la tarde estaba tocando sus ultimas notas y entonces el color del cielo comenzó a cambiar, se estaba volviendo rosado y naranja, el sol empezaba a ocultarse y la luz era fantástica como un destello a lo lejos, Alexa sentía una extraña sensación en el pecho como pequeñas mariposas aleteando sus costados y Joseph quería besarla con todas sus fuerzas y sin miedos, Alexa se compuso el cabello y él la miro con sus ojos azules cristalinos entonces Alexa lo observó también y su atención se concentro en nada más que en ellos mismos.

Alexa movió un poco al frente su cara y entonces Joseph la besó, Alexa sentía sus labios acariciar su boca y el latir de su corazón en su cabeza, le gustaba lo que sentía pero también tenía miedo, eso no podía ser real y si lo era, tarrde o temprano se iría, Joseph se iba a ir como todas las personas de su vida y ella no era capaz de lograr que se quedara, porqué no era alguien especial y Joseph moría por dentro, algo mezclado con el placer de los besos no le permitía sentirse bien, se estaba encariñando de Alexa de esa muchacha que había salvado de ser golpeada en el instituto y el no podía quedarse, el no podía amar a nadie, su corazón ya estaba demasiado lastimado desde la muerte de su hermano y no quería sufrir, toda su vida tenía un orden y Alexa estaba desordenando todo a su alrededor, su vida y sus sentimientos.
Aunque hubiera deseado ser él quien terminara con ese beso interminable, fue Alexa quien decidió parar todo interrumpiendo el beso y saltando lejos de él.

—Creo que debería irme—Dijo Alexa mirándose los pies, sin atreverse a levantar el rostro de lo apenada que se encontraba.

—Alexa, no pasa nada—Tenía la voz aspera.

—Tienes razón no es algo que importe digo este momento fue interesante, me refiero a la luz, los colores y todas esas cosas—Me quedé a una distancia segura, una que no pudiera poner en peligro mi estabilidad.

—Deberíamos regresar ¿No crees?—Dijo Joseph frotándose la nuca incomodo.

—Me gustaría quedarme un rato más si no te molesta...no es necesario que me acompañes— Creo que deberías irte fue lo que realmente quizo decir, Joseph entendió la indirecta y supo que Alexa se sentía incómoda, y el precisamente tampoco se sentía a gusto, todo había pasado de ser agradable y dulce a tener un ambiente tenso y demasiado cargado.

—¿Estarás bien?—Preguntó componiéndose en la bicicleta antes de irse.

—Tomaré un taxi— Respondió con torpeza, Joseph asintió con resignación, la miro una vez más con las mejillas coloradas y empezó andar hasta que se alejo de ella, hasta que ya no pudo verla y hasta que su cabeza se sanara de tanto lío.

Alexa lo vio alejarse y miro una vez más el cielo y supo esta vez a lo que en verdad se refería Joseph el chico al que acababa de besar sin saber por qué , la magia no estaba en lo que se veía, sino en lo que se sentía al mirar el cielo y ella había sentido esa magia al tocar sus labios.

Metástasis del corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora