Se retorcía, agitaba el cuerpo y se quedaba sin respiración, fue cuando grito hasta que se quedo sin voz, se despertó con la frente sudada y con un nudo en la garganta, una avalancha de emociones le desgarró las entrañas; quería gritar, llorar, vomitar. Estaba en una cama que no era suya, en un lugar que no conocía; pero no tenia miedo porqué que prefería ese lugar a volver a sumergirse en la misma pesadilla, toco con las manos aun frías todo a su alrededor, la sabana que la cubría y se abrazo así misma, entonces miro al frente y se sobre salto, no estaba sola un chico de ojos grises profundos como las perlas, la miraba, el mismo que la había salvado aquel día espantoso de las garras de Ethan estaba apoyado de brazos cruzados, sobre el dintel de la puerta. Sintió una ola de confusión mezclada con pánico, otra vez volvía a tener miedo, sintió que todos los colores se iban de su cara y el chico debió haberlo notado, cuando se acerco con cautela, frunció el ceño cuando intento recordar lo que había pasado la noche anterior, pero no logró recuperar ni un fragmento.
—Joseph Edevane — Dijo Extendiendo su mano justo en frente del rostro de Alexa, ella intento articular palabra pero se había quedado pasmada, acaso no pensaba darle una explicación de el por que estaba allí. Algo del miedo que sentía se desvaneció, pero no lo suficiente como para calmar su acelerado corazón.
—¿Por qué estoy aquí?— Preguntó ignorando el repentino acto de cortesía que Joseph mostraba hacia ella, se levanto de un salto de la cama, con la mirada encendida.
—Solo quería ayudarte —Respondió con serenidad, Alexa odiaba esa actitud porqué era la que su padre empleaba todo el tiempo.
—Ayudarme —Repitió como en trance —¿Donde esta la salida? —Dijo harta de que alguien que apenas conocía se tomara tantas molestias con ella, camino hasta la puerta, giro la perilla e intento abrirla pero estaba cerrada con llave y no podía irse.
— No deberías irte sola ¿Déjame llevarte? —Dijo y luego se pasó las manos por el pelo castaño, mientras dejaba escapar un suspiro prolongado.
—Si no te molesta, me apetece irme sola —Respondió, clavando su mirada en la suya, sacudió la cabeza otra vez tenia la misma sensación, que esos ojos grises podían ver su interior, estaba perdiendo la cabeza seguramente, o quizás no.
—Insisto, no debes irte sola, apuesto a que sientes que tu cabeza va a estallar y que tu estomago se saldrá por tu garganta en cualquier momento y seguramente tu padre estará enfadado si se entera que su hija, salio a media noche borracha, corriendo el riesgo de ser atropellada, violada o secuestrada por un lunático —Alexa, lo miro aturdida, mientras enrojecía y se le comprimía el estomago.
— Tu no conoces a mi...— Empezó, pero no pudo terminar la frase, porque se detuvo a pensar en que él no conocía a su padre, como podía conocerlo, era imposible si a penas la conocía a ella.
—No me gusta husmear; pero no pude evitarlo—Dijo mostrándole, una billetera rosa, era de Alexa, dentro estaba una foto y junto a ella el numero de teléfono de su padre, que por alguna razón extraña siempre olvidaba, enseguida lamento no sabérselo de memoria.
—¿Quién te crees qué eres? No tengo hermanos y no necesito uno — Pronuncio nerviosa y enfadada, de inmediato se lanzo hacia él arrebatándole la billetera de las manos.
—No podrás llamarle si no tienes su numero —Suspiro, con orgullo mientras lo retaba con la mirada, claramente siguiéndole, el juego absurdo (Acaso esta demente, Pensó).
—Tienes razón no lo tengo —Se movió, miro hacia abajo y después la volvió a observar, en el rostro de Alexa se dibujaba una sonrisa —Pero tengo buena memoria.— Agrego divertido. Los ojos de Alexa se abrieron y su sonrisa prematura se borro, como quien pierde la memoria, entonces se dio cuenta de que no iba a poder salir de ese apartamento, si no hasta aceptar que Joseph la llevara.
—Alexa Callen — Se presento con su nombre, extendiendo ligeramente una mano, como señal de rendimiento, recibió como respuesta un apretón suave , una caricia delicada y otra cosa que no sabia como llamar.
—Listo, vámonos —Repuso después de unos segundos, sacándose las llaves de la bolsa del pantalón y abriendo la puerta, mientras los ojos de Alexa se despertaban ante los rayos luminosos del sol de la mañana.
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Metástasis del corazón.
RomanceDos adolescentes, extraordinarios, golpeados por la vida. Alexa Callen es una chica fuerte y lo peor es que ella aún no lo sabe, intenta ser feliz; pero sus intentos no siempre resultan en grandes logros, ya que nunca se entrega por completo al amor...