Capitulo 7

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Tenía las manos frías, como el hielo, e intento calentarlas con su aliento, Alexa cerro el libro que estaba leyendo y lo coloco en sus piernas, luego bajo la vista hacia un lado observando con desprecio las dos botellas de whisky vacías sobre el p...

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Tenía las manos frías, como el hielo, e intento calentarlas con su aliento, Alexa cerro el libro que estaba leyendo y lo coloco en sus piernas, luego bajo la vista hacia un lado observando con desprecio las dos botellas de whisky vacías sobre el piso, en realidad eran tres y la que se encontraba en medio aun tenia un poco de bebida en el fondo y por suerte no se había caído derramando el contenido, Alexa la tomo y empino el brebaje que quedaba en su boca, la bebida le quemo la garganta y arrugo la frente como un papel, no tenia idea de cuanto tiempo llevaba asiendo lo mismo, era como la corriente alterna su mundo parecía moverse en tiempo cíclico, leer era la único que calmaba su ser y lo único que le hacia olvidar, pero su esfuerzo era inútil, su mente siempre regresaba como un bumerán al mismo punto, al inerte punto de soledad, vació y decepción de su vida y mientras tanto había descubierto que la lectura y el alcohol no eran buenos aliados, no si no querías terminar con la cabeza en las nubes, apoyo las manos en el piso, con las únicas fuerzas que le quedaban, levantándose de un salto y le sorprendió poder mantenerse todavía en pie, quería salir a la calle, quería ser libre de ella misma, sentir que no le importaba nada, ni nadie, sentir que no le importaba, su padre, Ethan y sus amigos; pero era arrebatadamente absurda para olvidar, para fingir que no le importaban los demás, porqué que era demasiado buena y aveces el precio de serlo era costoso.

Lo que estaba haciendo era todo lo que no quería hacer, después de rechazar a sus amigos, pensaba quedarse en casa, sin ánimos de siquiera asomarse a la ventana, pero les había mentido en realidad si necesitaba olvidar, pero le daba vergüenza mostrarse tan destruida ante ellos, ni siquiera entendía por que estaba bebiendo, se supone que el alcohol te estropea la memoria y no recuerdas nada, pero ella seguía recordando todo aun con mas claridad y eso mismo le llevo a tal punto, cuando sin rodeos le habían vuelto a surgir los mismos pensamientos, el mismo miedo de quedarse sola para siempre, ese maldito miedo que la ahogada y le impedía respirar. Esa angustia que tomaba posiciones en su cuerpo, en su pensamiento, en sus emociones, ese hueco que se habría en su pecho, comiéndole el alma, generándole enormes deseos de lastimarse a si misma y sabía que estaba mal; pero parecía que no le importaba.

En un parpadear de ojos, se encontraba aspirando el aire frió de las calles de Londres, Alexa sabía que no, le costaría trabajo encontrar una buena fiesta donde quedarse, pero no quería ruido, quería silencio y no lo podía encontrar con su mente abarrotada de pensamientos, entonces continuo caminando, pero no reconocía donde estaba, el alcohol se había impregnado en su sangre y dudaba que le quedara un solo rincón sin contaminar.

La botella en sus manos se deslizaba, con cada tropiezo de su cuerpo, estando a punto de caerse en varias ocasiones sobre la negrura del pavimento, sin embargo se apuro a beberla con mucha rapidez hasta la ultima gota antes de que se desperdiciara, el aire estaba cada vez mas fresco, se abrazo así misma y se froto los brazos mientras los pies le temblaban como un par de castañas.

Cuando por fin la botella estaba completamente vacía, se detuvo a mirar por la carretera, no se encontraba ni un alma cerca del lugar, estiro el brazo para mirar la hora, pero recordó que no llevaba puesto un reloj, lo cual fue bastante tonto por que nunca llevaba uno, hizo una rabieta de ira y lanzo lo mas fuerte que pudo la botella de cristal, supo que se había roto en mil pedazos cuando escucho el crujir de los trozos y cuando vio rebotar los fragmentos contra el suelo.

Metástasis del corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora