Capitulo 15

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Joseph prácticamente robó el auto de su primo Hadrien esa noche, después de todo, era su deber cuidarlo y no dejaría que conduciera ebrio, Alexa se encontraba junto al asiendo del copiloto, miraba por la ventana, intentando descifrar a donde la llevaría Joseph, siempre fue muy curiosa desde pequeña, el auto se detuvo y antes de que pudiera bajarse, supo donde se encontraban, era en Chinatown un barrio chino de Londres, era una de las zonas más animadas, más bulliciosas y coloridas de la ciudad, se bajó del auto y miró con atención las grandes puertas rojas y doradas que debía atravesar para trasladarse a otro mundo y otra cultura completamente distinta de la que conocía, lanzó una mirada a Joseph y ambos cruzaron aquellas enormes puertas.

Alexa no solía ir allí, miro alrededor era como estar en dos países a la vez, casi nadie vivía en ese barrio ya que se trataba de un lugar con más de setenta restaurantes, tiendas y tenderetes de alimentación, eso era porque era más turístico, pero aunque no era día festivo se encontraba una gran multitud moviéndose por todo el lugar.

Joseph la guió hasta el mural mil ochocientos ochenta y ocho, construido para celebrar el bullicio y la vida en el Chinatown londinense, su nombre se explicaba porque estaba repleto de mil ochocientos ochenta y ocho fotos relacionadas con la zona y que juntas simulaban un bol de arroz, la vista era fascinante.
Las letras chinas abundaban por todas partes, las lámparas de papel colgadas en lo alto por medio de cuerdas lucían espectaculares, era como estar en China y también en Japón.

—¿Quieres comer algo?—Se acercó para que pudiera escucharlo, mire de nuevo todo el lugar, habían demasiados restaurantes.

—Si solo pudiera decidir a donde comer—Respondí.
—Conozco un lugar perfecto—Dijo caminando, yo lo seguí con determinación, llegamos a un restaurante con las paredes pintadas de rojo y enormes letras doradas en chino,  al entrar se encontraba un poco vacío, Joseph pidió unos dumplings, eran una  especie de trozos de masa envueltos con un trozo de fruta y horneados, yo pedí un plato llamado Ramen.
Al terminar pensé que nos iríamos pero Joseph dijo que tenía un plan, subimos por las escaleras hasta el segundo piso, siendo muy cuidadosos para que no nos descubrieran, al parecer era una especie de terraza desocupada que los empleados y ni los clientes utilizaban, desde ese lugar podía verse todo el cielo, las estrellas y la enorme luna que lo acompañaba.
Ambos se sentaron en el suelo.
Joseph se colocó una mano sobre el pecho.
—¿Qué haces?—Preguntó sin poder evitarlo.
—Calmo mi corazón—Respondió y Alexa frunció el ceño, ella también colocó una mano sobre su pecho y sintió su corazón latir con fuerza, era como si quisiera salírsele del pecho, no entendía en qué momento había comenzado ese ritmo tan apresurado.

—¿Lo sientes?—Preguntó.

—Sí–Dije con un halo de voz—¿Por qué?—Preguntó Alexa y guardó silencio.
—¿Por qué cuándo nos pasa algo agradable, el corazón quiere salirse del pecho?—Esta vez formuló la pregunta completa, giró el cuello para mirar a Joseph.

—Cuando nos pasa algo bonito, nuestro corazón quiere salirse del pecho, porque de él surge la vida y busca estar cerca de lo que le hace sentir vivo —Respondió Joseph casi automáticamente, Alexa lo estaba mirando y su corazón quiso salirse por segunda vez aquella noche e irse con ella.
Y Alexa se sobre salto al darse cuenta de qué tal vez no era la magnífica belleza de las estrellas las que provocaban que su corazón saltara en su interior si no Joseph bajo la luna, con sus labios rojos como rosas jóvenes y sus ojos brillantes como dos pares de cristales.

Alexa estiró sin pensar una de sus manos y la posó sobre la mano que Joseph mantenía sobre su pecho, Joseph hizo lo mismo, se miraron durante unos instantes escuchando la música de sus corazones, entonces el miedo se apoderó de ambos retiraron de un jalón sus palmas, se miraron apenados con los rostros rosados y acalorados. Joseph fue el primero en ponerse de pie, Alexa lo hizo después.

—Es una hermosa vista—Dijo Joseph con extraño temblar en la voz, se podía notar que se había puesto nervioso.
Se acercó al muro y apoyo los brazos en el para observar mejor la luna y las estrellas.

—Lo es—Alexa se acercó para mirar el paisaje que se extendía en el cielo y arrebataba su mente, su corazón y todo su ser.

—Dentro de poco cerraran el restaurante—Comento Joseph y Alexa sospecho que era una excusa para marcharse.

—Es hora de ir a casa—Dijo Alexa mirándolo con expresión extraña mientras sus pies se clavaban al piso porque no quería irse, se miraron un instante antes de salir de aquel lugar, lleno de sentimientos recién encontrados.

Metástasis del corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora