7

107 13 1
                                    

Colgé el teléfono y me giré hacia Alex, quien estaba apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados, mirándome con curiosidad pero sin hacer comentarios. Estaba cubierto de tierra y un poco de sangre. Me apoyé en el mueble y me quedé mirando al suelo, pensando en la cosa más imposible que se me pudo haber ocurrido: Paul estaba vivo. Tenía que estarlo. Nada más tenía sentido. ¿Quién más me enviaría esa nota con la canción? Y el ''tú sabes quien soy''...

Ahora mismo era otra cosa la que me preocupaba además de eso, y esto sí podía solucionarlo. ¿Por qué no me avisaron de que habían personas acercándose a mi casa? Incluso me llamaban cuando se aparecía alguna niña exploradora de vez en cuando. ¿Quién estaba a cargo de monitorizar las cámaras de mi casa? ¿Zoe? Ella habría llamado. De cualquier manera Paul ya sabía donde vivía. ¿Rick? Podría golpear a ese hombre. Me agradaba, pero lo haría.

Sasha...

Sasha es quién vigilaba mis cámaras esta noche. Me giré de nuevo mientras escuchaba a Alex comenzar a hablar.

-¿Qué ocurre? ¿Quién es Paul? ¿Qué...?- lo ignoré mientras volvía a llamar a La Central.

-Bill, soy yo de nuevo, ¿podrías pasarme con la sala de monitoreo?- pregunté intentando ser amable esta vez.

-Enseguida- la línea quedó un momento en silencio antes de que alguna canción de piano comenzara, cuatro segundos más tarde contestaron.

-910- contestó Umbri con su código en tono cortante. Siempre atendía el teléfono igual.

-Hola, Umbri- saludé.

-Em- su voz cambió y podría jurar que sonreía-, ¿cómo estás? ¿Todo bien? hace tiempo que no hablaba contigo.

-Sí, he estado un poco ocupada.

-Lo sé, lo he visto. Yo vigilo tu casa, ¿recuerdas?

¿En serio?

-Sí, sí, lo recuerdo- dije sonriendo-, llamaba para... tengo que hacerte una preguntita...

Él no vio mi expresión, porque sino estaba segura de que habría notado en ese mismo momento que algo malo había ocurrido, aunque sí escuchó mi tono más dulce de lo normal.

-¿Ahora qué?- preguntó.

-Anoche.

-¿Qué?

-¿No viste nada en ninguno de tus radares ni cámaras o lo que se que tengas en mi casa?

-Yo no estuve aquí anoche.

-¿Quién se quedó a cargo de vigilar mi casa?

-Sasha.

Lo sabía.

-¿Ella tenía mi teléfono?

-Sí, ¿qué pasó Emilie?- preguntó cauteloso, sentí un poco de preocupación en su voz.

-Dos hombres entraron en mi casa, nadie me avisó. Uno de ellos traía una nota, estamos en Código Rojo.

Alerta o Código Rojo se le llama a cuando la familia está amenazada por alguen que sabe más de nosotros de lo que debería y planea entregar esa información a la policía. O eliminarnos ellos mismos. Ha pasado antes. Ese error se llevo casi a la mitad de nosotros por mi culpa y no pienso dejar que vuelva a pasar.

-¿Qué? ¿Estás segura?

-Si conozco a Paul como creo que lo hago, estoy bastante segura.

-Esto es malo.

Como cualquier Código Rojo.

Umbri no es de la familia, es un amigo de mi padre. Tiene cuarenta años, cabello rubio oscuro y ojos verdes. Verde esmeralda. Y debe medir más de un metro noventa.

Protección SchavelzonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora