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Abrí la puerta y Abby volvió a gritar. Me pareció que gritó un ''Cuidado''. Sentí algo saltar a mi estómago. Era grande y un poco pesado... y estaba aferrado a mi buzo. Quedé en shock, con una clara idea de la monstruosidad que tenía en mi panza. Me quedé de piedra y me aferré al marco de la puerta con ambas manos, como si fuera mi objeto de salvación. Respiré profundo y abrí los ojos como platos mientras notaba el pánico invadir mi cuerpo. Intenté meter la panza para alejar ese horripilante ser de mi cuerpo pero siguió mi movimiento. Era más grande que mi mano, sentía sus patas en mi vientre y en mi pecho. Movió una pata y me agarré más fuerte al marco de la puerta, levanté la cabeza, como si eso me separara del monstruo que se alojaba en mi caja torácica. Sentí la hiperventilación, la adrenalina y el pánico tomando posesión de mi cuerpo. Quedé totalmente inmóvil. No creo que me pudiera mover aunque quisiera. ¿Cómo llegó algo tan grande a un apartamento? Hasta donde sabía venían fumigadores por cualquier tipo de plaga todos los meses. Esta no era de este lugar.

-¡Sácasela!- grito Greg- Les tiene fobia.

Vi cómo Sam, Fausto, Greg y Alex se movilizaban para buscar algo con qué sacarme el bicho gigantesco.

Mi cara se contrajo en desesperación, miedo y angustia. No podía hablar. El pánico se apoderó de todo mi cuerpo, pero principalmente del área donde se encontraba el ser indiferente a mi miedo, mi garganta y posiblemente mis pulmones. Tenía miedo de moverme, cada vez que lo hacía el monstruo asesino se movía, aunque sólo fuera un milímetro, pero se movía. Se me cortó la respiración. Una mezcla de miedo, pánico, adrenalina, desesperación y terror se instaló en mi estómago. Era como si estuviera cayendo de un décimo piso. Sí, me he caído de un décimo piso. No deberían sorprenderse.

Estaba mirándo un punto fijo, sin mirarlo en realidad. Mi vista se tornó borrosa por un momento antes de volver a la normalidad. Vi a Alex con un bate en la periferia de mi visión. Lo levantó como si estuviera por pegarle a algo... ¿a mí? ¿O al monstruo en mi estómago? Mi garganta luchaba por soltar un sonido parecido a un llanto, pero de desesperación y pavor. Alex movió el bate y golpeó la abominación que estaba en mi estómago. Salió volando hasta chocar contra la pared, donde murió honorablemente... o tal vez no. Pero tuvo que morir. No me moví, pero alcancé a ver por la periferia una mancha enorme en la pared. Abby gritó cuando la araña mutante salió disparada en su dirección gracias al golpe de Alex, y Fausto la corrió de un brazo antes de que la araña voladora la embistiera.

Ya no la tenía encima. Pero la sentía. Sentía su ausencia como si fuera su presencia. Y me aterraba. Continué inmóvil, con miedo a moverme. Todavía en pánico. Casi no respiraba y seguía en la misma posición de pánico que antes. Alex dejó caer el bate y se acercó a mí. Me agarró la cara con ambas manos mientras yo seguía en shock.

-Emilie- no lo miré. No le respondí. No podía. Seguía aterrada. Sentía que todavía la tenía en la panza. Nunca la miré, y si lo hubiera hecho esto habría sido peor. Alex movió las manos en mis mejillas, intentando hacerme reaccionar. No funcionó-. Emilie, ¡Emilie! Mírame, vamos. Ya no está. La maté. Estás bien. Mírame- parecía desesperado y calmado al mismo tiempo. No me lo podía explicar, pero así era.

Me imaginé, contra mi voluntad, a la arañan mutante en mi estómago. Mi vista volvió a tornarse borrosa y temblé un poco. Seguía aferrada al marco de la puerta como si mi vida dependiera de ello. Hice un ruido sin sonido con la garganta. Como si estuviera liberando el pánico por ese ruido insonoro que salía de mi garganta. Alex, al ver que no reaccionaba sacó mis manos del marco de la puerta con un poco de dificultad. Me hizo retroceder y reaccioné ante el movimiento. Cerró la puerta trás de sí. Entonces lo miré.

-Emilie- me dijo agarrándo mis muñecas. Todavía me encontraba un poco paralizada. Me miró directo a los ojos, infundiéndome tranquilidad-. Estás bien- me dijo con calma mientras asentía con la cabeza. Movió sus pulgares, acariciándome las muñecas. Se acercó un poco más y me besó en la frente. Luego me abrazó.

Protección SchavelzonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora