Todos los ojos se abrieron de par en par y ninguno se a atrevido a hablar. Ninguno decía nada, ninguno se movía. Si no es porque se que están respirando entrecortada mente pensaría que todos están muertos. ¡Ian, no es momento para bromear! me regañe mentalmente.
-Bien, no queremos miradas de lástima no las necesitamos. Nadie va a decir nada perfecto.- dije notablemente molesto y subí a mi recámara no di un portazo simplemente porque Lucía venía lo más rápido que podía aguantando las gana de llorar atrás de mi.
Me pare en la ventana y mire todo el paisaje que tenía en frente, aunque sabía que eso no me calmaría. Escuche los sollozos de mi princesa acurrucada en mi almohada y quise salir y partirles la cara a los imbéciles que estaban abajo. De pronto la puerta se abrió dejando pasar a Lees con un vaso de agua. Corrí a abrazarla y ella depósito el vaso a un lado para acogerme y darme apoyo. Lucía, fuimos hasta la cama y nos abrazamos los dos, Lees me había traído una pastilla para calmarme, me la tome y después de dos horas de silencio en la que Lucía se había quedado dormida, yo ya no podía mantener los párpados abiertos. Desperté cuando escuche a Lucía gritar, vi a mi lado y no estaba. Baje corriendo las escaleras y vi a toda las personas que decidimos contarles acusándola, reprochándole, arrinconandola. No pude más y estalle.
-Maldita sea, que se supone que están haciendo. Prometí que no le harían daño mientras yo viviera y eso es lo que voy hacer. Claro, esperaron que me distrajera para ir contra ella mientras no tenía quien la defendiera. Le contamos todo, porque pensamos que -señale a todos- ustedes nos ayudarían y nos comprenderían, pero no, todo lo que han hecho es darnos la espalda y cuando les pido ayuda se quedan callados para cuando yo doy la espalda arrinconarla.- digo furioso.
-Vamos, no tenemos nada que hacer aquí- la arrastre hasta mi recámara y me pare en la ventana mirando el paisaje tratando de tranquilizarme. Tal vez me pase un poco al tratarlos agresivo, pero con mi princesa nadie se mete. Dos golpes en la puerta y después de un adelante por parte de Lucía entra Lees con un vaso de agua.
-Yo lo sabía, su forma de protegerse mutuamente no era común, se protegen demasiado.- vino hasta nosotros y nos abrazo- estoy con ustedes, perdón si sueno entrometida, pero cuentan con la abuela Lees- nos echamos a reír. Después de eso me dio un beso en la frente saludo a Lucía y se fue no sin antes darme una pastilla para calmarme.
Despertamos a la mañana siguiente muy felices Lucía a yo. Se sentía una paz inferior a todo. No habían peleas, no existían secretos, y yo estaba dispuesto a todo por mi chica, mi princesa. Bajamos a desayunar y estábamos todos los que teníamos que estar la familia esta en casa, pensé. Así pasaron los días entre felicidad y preocupaciones por los constantes síntomas de Lucía todos estábamos felices.
Narrador
Los días eran los más perfectos para Lucía e Ian. Esta mañana precisamente irían a la cuarta vivita con el doctor de control al estado de Lucía, ginecólogo. Ellos hoy sabrían si sería una niña o un niño, en sus cuatro meses todo había pasado en paz, aunque Ian se descontrolada y se agarraba de los pelos con los cambios de humor de Lucía y sus antojos.Porque déjenme decirles, levantarse a las cuatro de la madrugada para ir a comprarle a su amada un helado de chocolate y unas galletas de oreo, no, realmente no es fácil. Dos semanas atrás Luck y Anne se casaron a escondidas y Lucía e Ian claro fueron sus padrinos. Todavía Ian y Lucía no habían estado íntimamente juntos, ya que cada vez que Lucía tomaba el primer paso el pensaba que se asustaría, y solamente inventaba cosas, como que tenía que adelantar trabajo. Recordando que ellos habían salido de la universidad ella había estudiado diseño gráfico y el abogado. Eran los mejores en su rama.
En la sala de espera estaban Ian y Lucía esperando ser llamados. La enfermera salió. Una voz muy aguda salió por las bocinas de aquel piso. "Lucía Macciello, a la oficina de su doctor" lo repetía dos veces seguidas, ellos se levantaron entrelazando sus dedos y deslizandose por los pasillos hasta entrar al consultorio.
-Hola, veo que vienen más nerviosos que nunca- dijo el Dr.
-Si, ya quiero saber que es- dijo Lucía.
-¿Qué quieren que sea?- pregunto el ginecólogo.
-Lo que sea, esta bien- dijo Christopher sonriendo.
-Comencemos, iré a colocarme la bata para el ultrasonido, luego haré unas preguntas- salió Lucía dejando a dos rostros sorprendidos y no por su actitud, si no porque nunca hacia preguntas.
-Listos, escuchen aquí se ven sus manitas, sus piernitas, su carita. Veamos que será-
-Lo tengo, sugieran que es-procedió
-Niña-
-Niño-
Dijeron los dos a la vez y se dieron un tierno beso.
-Exactamente Christopher, es un niño- dijo palmando su espalda y terminando con su trabajo.
Después de que todos volvieran a sentarse en el escritorio. El Dr. le indico a Lucía que preguntara lo que necesitaba.
-Pues tengo una pregunta- dijo esta
-Dígame-
-¿Puedo tener relaciones sexuales mientras estoy embarazada?-
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Eres mia princesa...{EDITANDO}
RomanceDicen que hay una linea fina del odio al amor será ese el caso de estos chicos. Ella no quiere enamorarse de un típico mujeriego y el no creo en eso de el amor.Un chico de 18 años mujeriego y egocéntrico que nunca imagino que conocería a la chica qu...