Jun #7

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- Una hoja de circón azul, ¿qué se supone que significa eso? – bufó Angélica.

Jun había oído esa frase en algún sitio, pero no recordaba donde.

- Una hoja – repitió Ryon –. ¿Será algún tipo de espada?

- Precisamente – dijo Tebastian.

Dox le alcanzó otro libro con sellos de armas en la portada.

- El circón es uno de los minerales más antiguos que se conocen.

- Y de él se extrae el circonio, un metal similar al acero – añadió Dox.

- Del que se pueden forjar armas – concluyó Ryon.

- Si se tienen las habilidades necesarias – enfatizó el Caballero Blanco.

- El circón azul es muy raro. Las variedades doradas o rojas son mucho más comunes – dijo Jun.

Había descubierto por qué le resultaba familiar la palabra. En el diario de trabajo de su padre, el libro del que Jun había heredado sus conocimientos de sanadora, había unas notas sobre el metal y sus propiedades. Aunque no estaba segura de por qué su padre escribiría sobre el circón en medio de sus estudios botánicos. Tendría que consultar el diario de nuevo.

No lo había abierto en años y al pensar en ello sintió una punzada de nostalgia. Cuando perdió a sus padres no se había permitido extrañarlos ni pensar en ellos. Para sobrevivir debía ser más fuerte de lo que había sido nunca. Ahora que había abierto esa vieja herida, más que tristeza, sentía una dulce nostalgia al recordarlos.

Tebastian había vuelto su cara ojerosa y consumida en su dirección. Parecía que iba a desvanecerse en cualquier momento.

- ¿En qué solían usarse las piedras de circón? – le preguntó.

Jun intentó hacer memoria y recordar lo que había leído de pasada hacía tantos años. Sabía que el circón había sido considerado una piedra preciosa, así que...

- ¿Joyas? – aventuró.

Tebastian asintió con la cabeza.

- ¿Y a quién conocemos que tenga una obsesión por las joyas raras, como una piedra de circón azul?

- Lord Él – dijo Ryon exhalando ruidosamente por la nariz –. Esto no suena nada bien, Bastian. ¿Te volviste loco? ¿Quieres pedirle una piedra cara a Lord Él para convertirla en una espada?

- Muchas, en realidad. Aunque pedírselas no era parte del plan.

Jun creyó que los ojos de Ryon se le iban a salir de las órbitas y rebotarle en las mejillas.

- Planeas robárselas. ¡Perfecto! Mucho mejor.

- Bueno, no te veo proponiendo un plan mejor.

- Dejar que el Hombre del Bosque nos coma es un plan mejor.

- Te portas como un auténtico adulto, Ryon.

- Caballeros – interrumpió Dox –, lleguemos a un acuerdo. ¿Jefe?

Ryon retrocedió unos pasos y apoyó la frente contra uno de los libreros.

¿Qué podía hacer Jun? No creía que hubiera otra manera de hacerse con las piedras, al menos en tan poco tiempo. Y definitivamente no había tiempo que perder. Esa cosa no esperaría por nadie. Entre enfrentarse a Lord Él o al Hombre del Bosque, el gordito parecía la opción menos terrible.

Jun era consciente de que Ryon tenía sus asuntos con ambos. Sabía de las pesadillas que lo atormentaban. Todos los de la casa habían oído sus gritos y gruñidos cuando tenía una, aunque nadie dijera nada. 

Sin embargo, por mucho que a veces dijera lo contrario, Ryon no era de los que huían. No lo había hecho antes y no lo haría ahora.

Ryon todavía tenía la cabeza escondida bajo los brazos.

- Entonces – dijo, irguiéndose de repente –, ¿cómo pretendes que nos colemos en el palacio?

- Lidia – llamó Bastian.

- Comprobé los planos, como me pediste – la subcomandante se acercó, llevando unos legajos enrollados en los brazos –. Hay tres pisos superiores y dos inferiores.

Desenrolló los papeles sobre la mesa, que resultaron ser unos mapas detallados del palacete de Lord Él. Jun y los demás se inclinaron sobre ellos mientras Lidia explicaba la disposición del edificio.

Jun supuso que eso había estado haciendo Lidia cuando ella y Rico habían sido llamados al palacio un par de semanas atrás. ¿Cómo sabía Tebastian que necesitarían entrar a escondidas? Tal vez Lord Él tenía otras razones para desconfiar del caballero. De cualquier forma, su problema principal era encontrar la dichosa sala del tesoro que, por lo que estaba diciendo Lidia, no sería una tarea fácil.

- Tengo una idea aproximada de dónde debe estar.

- ¿Qué tan aproximada? – preguntó Tebastian mientras le daba vueltas a una pluma.

- Sé que está fuera y se llega por unos túneles que la comunican con el palacio.

- Probablemente tenga otra entrada por el exterior – añadió Ryon –, pero no creo que tengamos tiempo para averiguar dónde está.

Lidia asintió con la cabeza.

- Los pisos inferiores están siempre protegidos. Hay más guardias allá abajo que cuidando a los nobles en la superficie. Por eso no creí que fuera una buena idea arriesgarme a entrar yo sola. El factor sorpresa es lo único a nuestro favor.

- Si es que aún contamos con el factor sorpresa – suspiró Tebastian –. Algunos amigos de Lord Él han hecho una campaña en mi contra mientras estaba de viaje. ¡Es increíble lo que haría la gente por dinero! En fin, es probable que Lord Él esté esperando una confrontación, aunque no sepa de qué tipo.

- Necesitamos una distracción – saltó Jun, mirando los planos con detenimiento – ¿Por dónde entraríamos a los túneles?

- Aquí – Lidia le indicó una puerta pequeña que daba a los jardines traseros.

- ¿Nos? Tú no haces trabajo de campo.

Jun levantó los ojos y miró a Ryon fijamente. Por una vez en su vida la necesitaban en una misión. Iba a ir a esos túneles aunque fuera lo último que hiciera.

- Soy la única, además de Tebastian, que sabe cómo luce el circón. Y Tebastian probablemente haga la carnada esta vez. ¿Cómo pretendes diferenciar unas piedras de otras?

- Cierto – concedió Bastian –. Entonces, Jun irá con Lidia.

- Y conmigo. Les hará falta otra espada y tú no sabes usar una.

Jun había olvidado que Ryon, además de valiente y decidido, era entrometido y testarudo.

- Bueno, decidido. Lidia, Jun y Ryon bajarán a los túneles. Yo seré la distracción.

- Más te vale ser una buena distracción – intervino Angélica, que parecía mortificada por no poder usar sus nuevos explosivos.

Tebastian se sacó una nota doblada del bolsillo de su chaleco y la agitó en el aire.

- Lord Él me ha mandado una citación oficial para reunirme con él mañana en la tarde. Planeo montar un número especial que atraerá la atención de todos los guardias mientras conversamos.

- Solo procura que no maten a nadie – resopló Ryon con los labios curvados hacia arriba.

- Será mi mejor actuación – prometió Tebastian poniéndose una mano sobre el corazón –. Damas, caballeros, nos veremos mañana.


La caída del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora