14 - Trabajo

562 81 6
                                    


La brisa fresca y los minutos sobre su moto de camino a la universidad le ayudaban cada mañana a sobrellevar el tenso y frío ambiente de su casa.

Kate y Galatea no habían tardado en hacer las paces y en construir un frente común contra él, a la espera de que cambiara de actitud. Pero Jayden no tenía intención de cambiar su nueva forma de ser por nada del mundo.

Tras asegurarse de que su moto estaba perfectamente en el aparcamiento se dirigió a la entrada de la universidad.

—¡Savage!

Jayden se giró, aturdido ante la alarmante voz femenina que le gritaba, justo en el preciso momento para llevarse una bofetada.

Por un instante, pensó en esquivarla, pero no creyó conveniente exponer su velocidad ante todos los alumnos que caminaban por el campus.

—¿Qué te pasa, Clair? ¿Estás loca?

—¿Se puede saber por qué te has dedicado a airear por ahí lo que sucedió en tu cumpleaños?

La imagen de ella, Rose y él en la misma cama le hizo sonreír.

—¿Era un secreto?

—Eres un cerdo, ahora todos se piensan que me van las cosas raras.

—¿Y no es así? Creo que nadie te obligó a hacerlo.

Clair le dedicó una fría mirada de desprecio.

—¡Muérete, Savage!

Jayden vio, divertido, como Clair desaparecía entre la multitud del interior de la universidad.

Los alumnos aún le miraban, curiosos ante la escena que acababan de presenciar.

—Esto es lo que pasa cuando te niegas a darles más de una noche —Se encogió de hombros y entró divertido.

Algunos de los chicos se rieron.

Carl, el hermano mayor de Steve, estaba colgando algo en el tablón de anuncios del pasillo principal cuando Jayden se disponía a entrar en su primera clase de la mañana.

Aquello le recordó su obligación de buscar trabajo.

Sin pensárselo dos veces, echó una rápida mirada en busca de algo interesante. No tuvo que esperar demasiado para dar con el anuncio perfecto.

¡Urgente!

Se busca profesor de repaso de matemáticas.

Para alumna de último año de instituto.

$15 la hora.

Carl sonrió al ver que Jayden arrancaba el anuncio del tablón.

—¿Algo interesante?

—Sí, un trabajo de profesor de mates a sólo siete manzanas de mi casa. Perfecto.

Se guardó el anuncio en el bolsillo del pantalón y se dispuso a entrar en clase.



Volvió a repasar la dirección del anuncio, para verificar que aquella casa era la correcta.

Sin pensárselo, aparcó la moto en la entrada del garaje y llamó a la puerta.

Una mujer morena de ojos color miel le recibió con una sonrisa.

—¿Puedo ayudarte?

—Eso espero, ¿es la casa de Eilean Walls?

LA ISLA DEL DHAPHIRO - La Saga del Escarabajo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora