23 - Eve

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El Director del Laboratorio de Contingencia de Rebeldes presionó una tecla y envió un email informativo a todos los Consejos, notificando el hallazgo de una dhaphiro completamente salvaje.

La habían llamado Eve, por las condiciones en las que la habían encontrado.

En la sala contigua, varios doctores con bata blanca se paseaban alrededor del recinto acristalado desde donde Eve les observaba atemorizada en una esquina.

Su aspecto había cambiado notablemente. Se habían encargado de lavarla, vestirla y cortarle un poco aquella larga cabellera chocolate que jamás había sido cuidada.

—Doctor Parker, las pruebas genéticas confirman que Eve es una de los dhaphiros de los Túneles de Londres.

El doctor sonrió a su ayudante, que sostenía varios informes entre sus manos.

—Eso explica su velocidad de crecimiento y que sea salvaje. Habrá estado sola desde que nació.

—Es impresionante que haya podido sobrevivir a sus años de mortal —Los ojos de Eve no se apartaban de ellos—. ¿Cree que podremos rehabilitarla para que se adapte a nuestra sociedad? Por lo que hemos comprobado, al verse privada de cualquier contacto mortal o inmortal, no sabe ni hablar.

El Doctor Parker clavó su mirada en aquellos ojos ambarinos cargados de misterio.

—Eso depende de lo inteligente que sea. Como bien sabe, muchos de los dhaphiros rescatados de aquel terrible experimento apenas alcanzaban el nivel intelectual de un niño de cinco años.

El ayudante asintió.

—Procederemos a realizarle algunas pruebas de aprendizaje para ver cómo responde.

Una mujer de ojos negros y piel pálida como la cera se acercó a la puerta de la celda de Eve.

Con un rápido movimiento, marcó un código de seguridad y la puerta se abrió.

—Hola, Eve. ¿Cómo estás hoy? —Los rugidos de la dhaphiro resonaron por toda la cámara—. No te enfades, sabes que yo no te haré daño.

La científica se sentó en una silla de madera frente a ella y le mostró una lámina con dibujos.

Señaló una sencilla ilustración de una casa.

—Esto es una casa —Los ojos de Eve mostraban su asombro—. ¿Puedes decir casa?

La dhaphiro rugió lentamente intentando dar forma al tono de su voz.

—Ca...

—Casa.

Eve rugió suavemente.

—Casa.

—Muy bien, eso es estupendo.

Algo parecido a una sonrisa se dibujó en el rostro de la dhaphiro.

El doctor y su ayudante observaban en silencio tras el cristal los progresos de Eve, sorprendiéndose con cada nueva palabra que aprendía.

Ella era más inteligente que cualquiera de los dhaphiros huérfanos de los Túneles de Londres.



Su instinto hizo que ocultara su rostro tras la carpeta, al ver a Jayden esperándola con su habitual posición de motorista orgulloso junto a su CBR.

Él le sonrió.

—Empezaba a pensar que un grupo de alienígenas te había secuestrado, o algo parecido.

LA ISLA DEL DHAPHIRO - La Saga del Escarabajo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora