XXXIV.

29.6K 2.1K 843
                                    

—No sé nada de ti —fueron mis palabras hacia Harry cuando nos hubieron traído el café y dio un sorbo a este para seguidamente mirarme fijamente.

—¿Qué quieres saber?

—No lo sé, algo. —Me encogí de hombros. Se llevó la mano a su barbilla.

—Tengo veinte años, llevo viviendo en Londres desde pequeño, vivo con mi madre porque mi padre nos abandonó nada más nacer y desde los dieciocho llevo ganándome la vida en el bar en el que nos conocimos porque nunca he tenido suficiente respaldo económico como para estudiar. —Mis ojos le observaron con sorpresa, su vida no había sido nada fácil. — ¿Y tú? Fue la muerte de tu padre lo que te llevó a ese bar en primer lugar, ¿no es así? —Asentí tragando saliva siendo que no era capaz de hablar de él sin ponerme a llorar.

—Sí —Me encogí de hombros—, solo quería estar sola. 

—Tengo que decirte que no funcionó... —dijo divertido y le observé sonriendo y negando. 

—Sí, bueno... Eso se me fue de las manos... Te he dicho que fue un error. —Harry rápidamente negó.

—Para mí no lo fue. 

—Porque estarás acostumbrado a hacer esto. —Llevó la mano a su pecho fingiendo estar ofendido.

—No suelo acostarme con todas las chicas que entran llorando al bar. Lo que me gustó de ti era —reí ante aquello negando. 

—Posiblemente fue por lo abrumada y perdida que estaba esa noche, no creo que ahora sea capaz de beberme uno de esos sin que se me salten las lágrimas. 

—Vaya, me siento decepcionado... —fingió estarlo y asentí, apoyando su decepción. 

—Estoy segura de que podrás superarlo. 

—¿Y supongo que no tienes alguien especial? ¿O sí? —quiso saber cambiando de tema y, no sé por qué, tras esa pregunta mi mente pensó en Miles. 

—Es complicado. 

—No era la respuesta que estaba esperando, para serte sincero —dijo y un silencio vino después, esperando a que le diese más información sobre aquello. 

—Es complicado, Harry. No estoy con nadie, si es lo que crees, ni siquiera podría decirse que estuve con él, es solo que... Aún sigue estando ahí, no él pero la idea de él. 

—Vaya, sí que parece complicado. Sea lo que sea, una chica como tú no se merece estar enganchada a cualquier capullo —provocó que me riese. 

—Estoy en ello —le aseguró con una pizca de diversión y simplemente me observó sonriendo, sus ojos marrones no tenían nada que envidiar a los verdes y azules, realmente no. 

                     (...)

Me encontraba en casa estudiando en la habitación, después de haber dejado un poco de lado los estudios, tenía que volver a ellos con más intensidad que nunca, no podía permitirme suspender ninguna. Mi cabeza se encontraba prácticamente a punto de explotar y decidí salir al balcón, aún sabiendo que, con mi suerte, Miles estaría allí fumándose uno de sus cigarrillos, y cuando salí, efectivamente él estaba allí.

—Hola —susurré observándole por el rabillo del ojo y, expulsó el aire, manteniéndose en silencio unos segundos.

—Hola, Harris —contestó y miré hacia abajo, observando la cantidad de metros que me separaban del suelo. Ninguno de los dos se atrevía a cortar denso silencio mezclado con incomodidad que había entre nosotros.

—¿El otro día ibas con el chico con el que estuviste la noche que murió tu padre? —Su voz sonó firme, como si hubiese estado aguantándose esa preguntada desde la última vez que nos vimos.  

Inferno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora