XXXV.

26.8K 1.7K 417
                                    


—¿Qué pasará si no lo haces, Miles? A veces siento que vuelves a mi vida siempre que empiezas a creer que te estoy olvidando, como si realmente no quisieras que te supere, como si no quisieras que aprenda a vivir sin echarte de menos. Esto me está volviendo loca. —Su mirada me mostró confusión, al igual que lo hizo su ceño fruncido más de lo normal.

—Tú me vuelves loco, ¿crees que esto es fácil para mí? No sé que siento sobre ti. 

—¿Me quieres? —dije y pestañeó varias veces, sorprendido por la directa pregunta. 

—No puedes preguntarme esto.

—¿Lo haces? —insistí y tragó saliva incómodo.

—No —respondió y asentí mientras evitaba mirarle. A pesar de que lo sabía, no pude evitar sentir como mi corazón se encogía un poquito al escuchar la seguridad en su voz cuando lo negó. Comencé a andar, pasando de largo por su lado pero su mano sostuvo mi muñeca reteniéndome—. Sabes que no sé querer, Indie, por favor. —Pero yo ni siquiera sabía que era aquello que estaba rogándome. —Eres algo de lo que no puedo desprenderme, sé que soy un hijo de puta, pero te necesito, y sé que siempre te necesito cuando no te tengo, cuando tú ya te has dado cuenta de lo mierda que soy, pero ni siquiera yo sé por qué coño lo hago, no sé tampoco como averiguarlo... Esto es lo que soy, si para ti no es suficiente, es lo único que puedo darte... —Asentí nuevamente, reteniendo mis lágrimas mientras me miraba a punto de romperme ante él. 

—No puedo conformarme...  —susurré, siendo que no podía hablar más alto por el nudo en mi garganta. Había abierto mi corazón a Miles tantas veces y él siempre había encontrado una manera diferente de romperlo en pedazos, había sufrido demasiado por él como para volver a arriesgarme a hacerlo, no mientras que mis sentimientos hacia él fuesen mucho mayores de los que él tenía hacia mí: una simple necesidad, como si solo quisiera que alguien estuviese allí, como si no quisiera que pudiese llegar a ser feliz sin él. —Creo que merezco que alguien que me aprecie cuando aún me tiene, no cuando ya me ha perdido. 

—Déjame convertirme en esa persona, por favor —nuevamente rogó, y pude observar en él casi desesperación. 

—Cuando lo hagas, las cosas podrán ser distintas... Pero mientras tanto, no puedo esperarte. No puedo permitirme estar ahí, siendo tu saco de boxeo cuando las cosas no te salgan como quieres, o cuando te desvíes del camino, ya he estado antes y las cosas nunca acaban bien para mí. —No supe en qué momento había dejado que una lágrima cayese por mi rostro. —No puedo involucrarme nuevamente contigo, acabaría pidiéndote cosas que tú no puedes darme, Miles.

—Y ojalá pudiese dártelas. —Me miró fijamente esperando a que respondiese, pero no lo hice. —Indie... —masculló y dio un paso hacia mí, intentando acariciar la mejilla por la que mi lágrima caía, pero me alejé de él, seguir con esa situación era una tortura, solo me hacía desearle más cuando sabía que no podía tenerle.

—Nos vemos mañana a la misma hora de siempre —hablé caminando lejos de él, mientras otra lágrima caía por mi rostro. 

—¿Dónde nos deja esto a nosotros? —quiso saber y, a pesar de que sentía como si Miles quisiera trabajar en ello, él mismo lo había dicho, no me quería, y no iba a hacerlo, solo me necesitaba. 

—Como si nada hubiese pasado —respondí con cada palabra raspando mi garganta. 

—¿Vas simplemente a ignorar el hecho de que no puedo estar sin ti? —No tuve el valor de mirarle antes de entrar al ascensor, sabía que sus ojos negros iban a hacerme flaquear. 

—Hasta mañana, Miles. 

              (...)

—¡Indie, quita al maldito conejo de mi cama! —Escuché como Cara gritaba mientras me ponía lo zapatos, esa noche, al igual que le había dicho a Harry, habíamos quedado para ir a su bar pero, como siempre, la noche no podía empezar sin un par de gritos cortesía de Cara.

Inferno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora