XIX.

39K 2.4K 220
                                    

Sus labios se movieron suave sobre los míos, y no pude evitar sonreír mientras me besaba, provocando que se separase para observar mi sonrisa y mirarme con su misma expresión neutral, provocando que me fijase en sus profundos ojos los cuales desprendían dulzura en ese momento.

—¿Qué ha sido eso? —susurré contra sus labios y se encogió de hombros.

—¿Está mal que lo haya hecho? —Negué rozando nuestras narices, haciendo que Miles cerrase sus ojos.

—No —aseguré por si no me había captado a la primera, esperando que, si alguna vez volvía a tener necesidad de ello, lo hiciese sin reparo.

—Parece que todos nosotros empezaremos el año solos menos estos dos. —Escuché una voz detrás de mí, provocando que me girase y viese a mis cuatro amigos parados frente a nosotros mirándonos de manera pícara. Ni siquiera supe que decir a la vez que observaba como Miles desviaba la mirada de todos. —Deberíamos ir bajando a la pista de nuevo, necesito emborracharme.

—Dijiste que tú conducirías —le recordé viendo que aquello no coincidía con su actual idea.

—Podemos coger un taxi —propuso Cara encogiéndose de hombros. Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a bajar las escaleras para entrar de nuevo al local donde la música seguía cuando Miles sacó su paquete de tabaco de su pantalón y se encendió un cigarrillo.

—¿No venís? —dijo Dexter mirándome desde la puerta que conectaba con las escaleras y observé a Miles.

—Ve —indicó el moreno sin siquiera mirarme—. Harris, puedo cuidarme solo. —Pestañeé un par de veces antes de mirarle por última vez y bajar junto a Dexter que fruncía el ceño ante la seca respuesta de Miles tras haberle visto besarme hacia apenas diez minutos.

—Sigo pensando que ese tío necesita follar para desestresarse —murmuró Dexter bajando junto a mí por las escaleras y me reduje a rodar los ojos sin ningún comentario que hacer.

            (...)

Cinco chupitos de tequila y un vaso de ginebra después, Miles volvió a la escena, bajando por las escaleras con su habitual ceño fruncido y sus profundos ojos negros que lo analizaban todo. En ese momento no me importó que viniese o no hacia mí, mi total atención se encontraba en la pista de baile en la cual bailaba junto a Cara una canción que apenas podía reconocer. Mecía mi cuerpo, cerrando un tanto los ojos para sentir más intensamente la música, mis ojos volvieron a abrirse justos para encontrar a Miles apoyado en la pared del local que estaba delante de mí, observándome con precaución y los brazos cruzados sobre su pecho. Iba a caminar hacia él cuando una mano sujetó mi muñeca haciéndome girar, se trataba de un chico que nunca había visto, dudaba que él me conociese, pero se acercó bailándome como si realmente lo hiciera. Cogió mi brazo, poniéndolo él mismo alrededor de su cuello y reí cuando empezó a bailar pegado a mí de una extraña manera, me separé un poco pero su brazo volvió a atraerme a él, rodé los ojos y finalmente puse las manos sobre su pecho para empujarle hacia atrás y salir de allí, justo cuando me giré su mano ya había tocado mi culo. Me giré sin apenas poder creérmelo, mi mano cruzó su cara, y una sonrisa en sus labios apareció.

—¿Eso es lo único que harás si te toco el culo? —pareció regodearse y cuando me disponía a responder noté como de repente la gente dejaba de hablar.

—Ella puede que sí, pero no yo. —Miles se encontraba detrás de mí, aunque milésimas de segundos después ya se había abalanzado sobre el chico, golpeándole tan fuerte como podía a pesar de que aquel alcoholizado y, posiblemente drogado, hombre ni siquiera se estaba defendiendo.

—¡Miles, ya! —grité viendo como continuaba pegándole y el rubio del suelo apenas abría los ojos. Observé entonces como Ezra y Dexter aparecían en escena, agarrando por los brazos a Miles y alejándole de allí, llevándolo fuera de la casa. Soltaron a Miles una vez fuera y me miraron a mí, como si yo supiese qué decir o qué hacer en ese momento, pero mi única respuesta fue encogerme de hombros. 

Inferno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora