Me encontraba junto a Miles mirando fijamente la foto de Shawn que se encontraba sobre su ataúd y realmente no sabía como iba a saber manejar su pérdida, a penas había empezado a superar la de mi padre, no sabía como manejar mis sentimientos, porque ni siquiera sabía lo que tenía que sentir, lo que se supone que debería hacer. Solo no quería que la situación se me fuese de las manos como la última vez.
Giré un poco mi cabeza observando al cúmulo de gente que se encontraba allí junto a nosotros, Wes, Valerie, incluso Dexter, Holden, Ezra y Cara estaban allí junto a los demás miembros de Abadon. Eché mi pelo hacia atrás suspirando, no pudiendo evitar que las imágenes de la noche anterior invadiesen mi mente, después de verle desaparecer en la camilla en una de las salas de operaciones, no había vuelto a verle. La bala había perforado la arteria aorta y habíamos llegado demasiado tarde. Demasiado tarde. Shawn había muerto en mis brazos, su vida se había deslizado entre mis dedos sin que yo pudiese haber hecho algo para impedirlo, todo iba a ser tan complicado sin él.
—Si alguien quiere decir algunas palabras —ofreció el cura frente a nosotros y, sorprendentemente, fue Wes el que dio el paso para ponerse allí, frente al ataúd, recolocó las gafas negras que cubrían sus ojos y suspiró, sonriendo tristemente de lado.
—Realmente no sé qué decir —carraspeó, intentando aclarar su voz—, pero siento que tengo que hacerlo. Shawn era de esas personas que aparecen en tu vida y piensas "¿qué coño tengo que hacer para que se calle?" —rió de su propio comentario con tristeza— contagiaba alegría, era irritántemente feliz, y excesivamente positivo, era de esas personas que te llenaba el vaso cuando lo veías medio vacío, que siempre te decía "las cosas van a ir mejor" aunque ni siquiera supiese qué era lo que estaba mal. Siempre te hacía ver la otra cara de la moneda, y joder, Shawn era luz, había pasado tanta mierda, y aún así tenía tanta jodida bondad para repartir, era una de las personas más puras que he conocido alguna vez, y hablar de él en pasado realmente me está rompiendo y, mierda —Caminó hasta el ataúd y tocó la madera marrón—, estés donde estés, amigo, descansa. Voy a echarte jodiamente de menos. —Un silencio tras sus palabras tomó el protagonismo en ese momento, silencio que fue roto por un aplauso de Valerie que todos seguimos. Observé como Wes caminaba hasta ella, buscando un poco de consuelo, y observé como algunas lágrimas resbalaban por su rostro, las gafas que llevaba no podían ocultar su llanto. Valerie le abrazó y comenzaron a caminar hasta su coche después de que ella intentase despedirse de mí, pero finalmente dedicarme una sonrisa rota, a punto de acabar por sus lágrimas.
Me giré a ver a Holden y los demás, que se encontraban allí aún, sus rostros entristecidos, a pesar de que no conocían tanto a Shawn, era imposible no sentirte terrible por una muerte como la suya.
—¿Qué haréis ahora? —quiso saber Dexter acercándose a nosotros y pasó su brazo por mis hombros para acercarme a él y besar mi frente en muestra de apoyo.
—Supongo que nos iremos a casa —Miré a Miles que asintió, confirmando lo que yo decía.
—Está bien, nosotros estamos al lado, ya sabéis que si necesitáis algo solo tenéis que pedirlo —Holden respondió y fue mi turno de asentir con una suave sonrisa.
—Vale. —Todo el mundo comenzó a dispersarse y Miles y yo caminamos hasta su coche en silencio, ninguno dijo nada, porque realmente no había nada que pudiésemos decir en ese momento. Llegamos finalmente a su piso, abrió la puerta suspirando y se llevó las manos a la cabeza suspirando fuertemente para seguidamente arrojar un jarrón de la entrada a la otra punta del salón, golpeándolo contra la pared, provocando que saltase en mi sitio del susto. Decidí quedarme en la puerta, observando como su ira arrasaba el salón, y finalmente golpeó con su puño una de las paredes, apoyando su frente allí y dándose la vuelta para dejarse caer con la espalda pegada a esta sentándose en el suelo con su respiración agitada. Caminé hacia él esquivando los objetos rotos que se encontraban por todos lados del salón, y me senté a su lado sin decir nada, apoyando mi cabeza sobre su hombro.
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Inferno.
RomanceÉl era líricamente frío, y poéticamente destructivo. Podía tomarte en sus brazos, dándote calidez y seguridad por unos instantes para luego arrojarte al vacío sin esfuerzo. Miles McCartney podía tener unos ojos de ángel, pero estos pertenecían al m...