Bebida

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Tan solo habia pronunciado esas palabras cuando una de las chicas de cuero apareció con una bandeja llena de licores, no sé bien si escuchaban o simplemente había llegado ahí de casualidad.

- Señor -. Eric tomo champagne y me miro sonriente.

- Sube a la mesa -. Asentí subiendo, lo miraba en todo momento aún cuando él me había dicho que no lo hiciera. -. Ten... -. Me dio la copa y la sustuve con una mano, con la otra trataba de equilibrarme. Estaba sentada al borde de la mesa. -. Abre las piernas.

Mire a mi lado y un miron estaba pegado en nuestras acciones y un escalofrío me asusto.

- Tranquila, pronto no los verás -. Levanto mi vestido hasta dejar al descubierto mi estómago y toda mi vagina. -. Tengo sed Phoboe, dame de beber.

A pesar de saber que habían algunos observando esa sensación hacia que todo fuese aún más excitante y ver su rostro entre mis piernas era demasiado.

Entendí lo que quería y aunque dude, mi mano con la copa se acercó a mí estómago y derrame un poco de líquido en el haciendo que este escurriera hasta mi vagina.

Mis pechos estaban duros por el frío y no tarde en sentir la cálida lengua de Eric en mi clítoris... Era una maravilla.

Los jadeos no tardaron en llegar y como Eric lo había predicho, me había olvidado de todo y solo lo podía sentir a el.

- Abre tus ojos niña, disfruta de tu alrededor -. Un hombre se había acercado con un muchacho muy pegado al piso -. Tu amo te está dando un gran regalo.

Mire a Eric quién parecía no haber escuchado absolutamente nada y me mira espectante. El verlo en esa pose me éxito más de lo que me imaginaba. Sentí un jadeo cerca de mí y al voltear a mi derecha una chica hermosa estaba siendo doblemente penetrada.

La muchacha era hermosa, era de esas personas que probablemente encontrarías en las revistas y un esclavo metía su pene en su boca mientras otro lo hacía por su vagina. Los tres amos miraban divertidos mientras los muchachos vendados penetraban a la chica que también estaba vendada.

Sentía que mi cuerpo se quería liberar, pero Eric lo estaba haciendo lento, tortuoso. Era esa sensación de querer que pasara y pronto, pero se aplazaba en un sin fin.

Mi cara estaba completamente roja y mi cuerpo se sentía caliente, muy caliente.

A mi lado izquierdo había una muchacha suspendida y varios hombres parecían disfrutar se su cuerpo. Ella tenía los pechos muy apretados y sus piernas muy abiertas, era una suspensión de solo brazos y piernas. Los hombres lamían sus pechos mientras otros lamían su vagina. La chica no podía gritar, tenía en su boca un tipo pelota con agujeros que goteaba con su saliva.

Un muchacho estaba siendo penetrado por una mujer cubierta de cuero, el gritaba y rogaba por que la mujer lo dejara, pero podía sentir su propia satisfacción mientras está lo golpeaba con un látigo. Él se encontraba inmovilizado por un tipo cepo de madera de la era victoriana.

Estás imagines acompañadas de los gritos y la lengua de Eric me estaban llevando a la explosión y ya no me quedaba nada... Ho dios... Conocía bien este sentimiento y lo bien que me sentiría cuando llegara.

- Ven... -. Mi cuerpo aun no había llegado, quería hacerlo, tenía toda la intención de hacerlo... Era un sentimiento de frustración lo que sentía... tenía mucha irá mientras Eric tomaba mi mano para que me levantará y lo siguiera sabe Dios donde. -. Te daré una tunda que no olvidarás jamás en tu vida.

Mi sentimiento de ira se había esfumado con esa amenaza y lo mire fijamente. Inconscientemente mis piernas se apretaron pudiendo sentir lo mojada que me encontraba tanto por su boca como por mi propio fluido.

- Si no quieres que sea aún peor ponte sobre mis rodillas tú sola o simplemente tendré que obligarte -. El se había sentado en el mismo sillón donde momento antes habíamos estado.

No entendía su enojo, quería preguntar. Quería saber que era lo que había echo para que me dejara así y para que ahora planeara castigarme tenía ganas de gritar y golpear a alguien, o quizás solo terminar de tocarme donde él me había dejado cerca de la perdición.

- Ahora! -. El gritó hizo que algunas personas miraran, sobre todos los mirones quienes prestaban atención a lo que estaba pasando.

Una vergüenza me invadió, pero me di cuenta de que los que miraban quería ver ese castigo.

- Mi señor yo... -. Su mirada y sus ojos azules me callaron de inmediato y suspiré aún agitada con mi no orgasmo.

Me tumbé en sus piernas mi tracero cerca de su poderosas mano izquierda, no era estúpida y sabía que me golpearía, pero probablemente con su mano derecha sería más implacable. Y lo sentí... Sentí el dolor mucho antes de que el primer golpe llegará y como mi estúpida vagina se mojaba aún más, sentí exitacion aún mayor a lo que había sentido. Todos mis miedos y tabúes se fueron y solo podía sentir el ardor en mi tracero.

- No puedes obedecer a nadie que no sea yo -. Lo entendí, entendí de inmediato, el hombre que me había hablado me miraba entre sus lentes oscuros mientras el muchacho le lamia el miembro.

Otro golpe, creo que aún más fuerte que el anterior.

- Viniste a mirar y lo planeamos así, pero si no quieres ver será mi decisión, y de nadie más ordenarte nada -. El dolor era insoportable y sentía como cada golpe dejaba a mi tracero y mi vagina más rojo y más adolorido que el anterior. Despues de 7 azotes se detuvo, e introdujo uno de sus dedos en mi interior provocándome  y con el comprobando que aún me mantenía caliente. -.  Levántate

No llore, aguante, jamás me rebajaría ante nadie, nisiquiera mi padre me había visto llorar... Yo era demasiado fuerte como para mostrar lágrimas a nadie y en este momento hasta cierto punto entendía su enojo, él me había advertido que me debería castigar si cometía una estupidez y creo que esta había sido una muy grande.

- No me mires así o juro que lo lamentarás -. Quería gritar, decir que no era como él me estaba tratando. Mucha gente se había acercado a mirar, solo mirar y algunos se masturbaban mientras miraban un castigo que creo era pequeño comparado con lo que hacían  y a nuestro alrededor, el chico que estaba en el cepo ya tenía  la espalda echa gijonés con la tunda que le estaban dando -. Sabes lo que tienes que hacer si esto es demasiado. Si me sigues retando tendré que ser más duro -. Por que no había usado la palabra de seguridad... Demonios, claro que sabía por qué no lo había echo. Eso significaría terminar con todo esto... Y lamentablemente yo no quería.

- No volverá a ocurrir, mi amo -. Vi su cara de satisfacción y sus labios me regalaron un beso. Algunos mirones se alejaron y por fin deje que mi cuerpo descansara sin presiones.

- Tu castigo aún no ha terminado...

Entendía bien lo que me sucedía y aunque me sentía furiosa y frustrada, sobre todo frustrada no quería que esto acabará... Quería que el me hiciera venir, que me hiciera gritar como la muchacha que estaba colgada en el techo.

- Ven -. Me sentó sobre sus piernas abriéndome y mostrándome al hombre que me había ordenado actuar -. Muéstrale tu maravillosa vagina, para que se venga... Y no pueda tenerte.

Sus palabras me exitaba y sus dedos se introducieron de golpe en mi vagina húmeda... Dios, esto era lo que necesitaba.

El hombre estaba exitado y no tardo en que su semen saltara en la boca del muchacho.

- Amo... Amo -. Eric mordió mi cuello y sentí como todo mi cuerpo explotaba entre sus manos... El orgasmo había sido superior a cualquiera que había tenido en cualquier momento de mi vida... Era completamente diferente al tocarte y llegar con tus propias manos. -. Gracias mi amo.

- Bien, debes agradecer cuando decida que puedes liberarte, debes disfrutar solo si soy yo quien te da el placer o tendré que castigarte, y te juro que para una próxima vez no será nada sexual...

Zimmerman O Grey?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora