Vuelta a Casa

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Papá estaba hay con una cara de los mil demonios mirando fijamente mientras Abelard no soltaba mi mano. Yo había tratado de soltarme, pero el simplemente parecía una pinza que no dejaba que me alejara.

- Y tu eres? -. Abelard parecía molestó, la mirada fija de el con mi padre... Era como ver a un tigre y un león enfrentados...

- Y eso a ti que te importa? -. Mi corazón se paralizó mientras los colores de mi cara me abandonaban, nadie le hablaba así al CEO más grande de EEUU, mi respiración era acelerada mientras por mi garganta no pasaba una gota de saliva.

La cara de papá era un poema, tenía su traje aún puesto aunque sin corbata y con las mangas remangadas, no se veía tan imponente, muy joven para tener una hija adolescente y una flota de empresas en diferentes rubros.

No podía hablar, no salían las palabras. Quizás podría haber calmado a papá, pero mi boca estaba completamente seca y mis manos sudaban, toque mi pelo, algo muy Grey.

- Soy Cristian Grey, dueño de las compañías Grey que hay en varios puntos del mundo y supongo que me gustaría saber el nombre del hombre que lleva a MI HIJA!! de la mano -. La cara de Abelard cambio poniéndose tan blanco como yo y me solto como si mi toque quemara, lo entendí de inmediato, el imponente Cristian Grey ganaba esta partida.

Suspiré, este era mi padre, supongo que había viajado las 7 horas que habían de separación solo para buscar a su princesita. Mire con odio a Sawyer quien parecía entretenido con la situación. Él también tiene una hija, supongo que algún día podré restregarle en la cara que los adolescentes nos escapamos y hacemos estupideces cuando no nos dan la libertad necesaria.

- Soy Abelard, Abelard Goic señor. -. Dijo tendiéndole la mano y mi padre lo miro sin tomarla.

- Phoboe, vamos... -. Se dio la vuelta y camino por las escaleras, esperando a que lo siguiera como arte de magia, pero no, por mucho que a él doliera ya era bastante grande como para seguir como niña castigada a mi padre cuando a él se le diera la gana... - Phoboe!! -. El estruendo de su gritó hizo estremecer el hall y la mayoría de los presentes se voltearon haciendo que mis mejillas se tornarán rojas.

Suspiré, el sermón sería eterno. Supongo que no me pediría una prueba de embarazo o como en la antigüedad me metería en una tina con agua.

- Tranquilo, no pasa nada, te llamo a la habitación mañana -. Mi padre me esperaba con una cara de los mil demonios en el descanso de la escalera y se puso completamente rojo cuando bese a Abelard, debía dejarlo tranquilo, aún temblaba y no lo culpaba, de echo lo entendía y le sonreí mientras me alejaba.

Mi padre me miraba furioso y subí tras de él.

Sería fácil escapar, quizás quebrarme una pierna sería suficiente para que no me mirara así y sintiera compasión de mi y de mi actuar infantil.

El miedo me embargaba cada vez más mientras subíamos las escaleras interminables que se sentían como cuando te llevaban a la orca.

Claro no íbamos a mi habitación, ibamos a una habitación mucho más grande que probablemente parecía una casa completa.

Abrió la puerta con una tarjeta y la mantuvo abierta para mí, yo entré rápidamente casi sin rozarlo.

Ted estaba de frente a mi sentado en un gran sillón de cuero y al verme entrar se acercó rápidamente con una cara de los mil demonios... Sentí el ardor antes de que me diese cuenta...

- Theodoro!! -. Mi padre se puso frente a mi empujando a mi hermano. -. Que demonios sucede contigo!!?

- Tu sabes bien todo lo que nos ha echo pasar!! -. Ted estaba furioso, más de lo que me hubiese imaginado, y muy diferente al hermano comprensivo que recordaba.

- Las cosas se hablan, somos personas civilizadas -. Papá jamás nos había golpeado, por muchas estupideces que hubiésemos echo.

- Trate de hablar con ella antes de que se marchara como... -. Ellos no estaban peleados entre sí y esto debía volver a la normalidad.

- Como que? -. Ambos me miraron, ya había quitado mi mano del rostro que aún ardía como el demonio.

- Como estúpida, como si hubieses hecho algo malo, como si no nos preocupamos por ti... -. Suspiré tomando el brazo de mi padre y acercándome a mi hermano para abrazarlo.

- De verdad siento el daño que te cause, juro que estoy bien y que seguiré estandolo.

Las manos de mi hermano me apretaron fuertemente y me sorprendió cuando sentí su cuerpo temblar, sus lágrimas caían por mi cuello y me sentí realmente mal.

- Por que solo lo abrazas a el, realmente pasé mucho tiempo planeando nuestro reencuentro, pero no fue lo que esperaba -. Mire a papá quién parecía molestó y me lancé a sus brazos. Desde que tengo memoria estos dos hombres se habían peleado mi cariño, mis abrazos, mis besos y todo lo que tenía que ver conmigo.

- Lo siento papá, pero necesitaba un tiempo a solas. -. El beso mi cabeza y levanto mi cabeza.

- Y el rubio?-. Pregunto mi papá pícaro y Ted prendió sus antenas casi de inmediato.

- Que rubio? -. Sonreí.

- Necesito una ducha -. Ted miraba a papá sin entender nada.

- Que rubio!! Phoboe tenemos que hablar!! Espera -. Sonreí cerrando el baño, el no entraría.

La ducha fue placentera, a pesar del miedo que había sentido en un primer momento jamás tenía que haber dudado de mi padre. Él era el mejor, algo enojón y un poco, bueno no poco, sino muy controlador.

Ted seguía gritando en la puerta cuando el agua comenzó a caer por mi cuerpo provocando pequeñas cosquillas que me relajaron y me brindaban placer...

Zimmerman O Grey?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora