Castigo

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Eric había enviado un auto por mí y tuve que esconderme para escapar de la seguridad que papá había puesto.

Llegue al departamento donde Eric me había tomado a mi y a Graciela y subí a la habitación donde habíamos estado con anterioridad.

Eric estaba sentado justo a un lado de la puerta y me miraba con odio, pero había algo más en su mirada. Tenía una fusta en su mano y suspiré.

Lo miré unos minutos antes de que el me hablara.

- Quítate toda la ropa... -. Asentí, me sentía extrañamente exitada y ansiosa.

Hice lo que me pidió y el amarro mis manos atrás de la espalda a unas cuerdas que colgaban desde el techo, y jalo dejándome con la punta de los pies equilibrandome.

- Te vas a quedar aquí hasta que vuelva y no puedes dormir ni descansar, las ataduras son solo para que lo recuerdes. -. Me dio un golpe en el tracero y susurro en mi oído -. Pienza en lo que hiciste.

Asentí y el salió de la habitación.

Era una posición incómoda por que aunque las cuerdas estaban flojas mis brazos se mantenían a 25' de mi cuerpo y mis pies se mantenían de puntillas en el piso.

Después de unos 15 minutos mis brazos comenzaron a entumecerse y mis pies dolían como el infierno. Podía bajar mis pies, pero mis brazos comenzaban a desplazarse más de mi cuerpo y hacían que el dolor aumentara, agradecía que solo quedarán algunos moretones y mis costillas hubiesen sanado por completo o realmente el dolor sería insoportable. Probablemente Eric estaba esperando a que terminara de sanar para lograr este cometido.

Había pasado casi una hora ahí y mis músculos ya no aguantaba más.

Eric entro con un vaso con hielo y se sento frente a mi.

- Que has pensado? -. Lo mire y suspiré.

- Supongo que debo tener más cuidado, amo -. Vi su sonrisa y por lo menos ya sabía que mi castigo terminaría. El que lo llamara amo lo ponía a 100 y estaba segura que ya estaba perdonada al ver su sonrisa.

Soltó las cuerdas, pero solo para que pudiese mantener las piernas abiertas.

- Jugaré con tu cuerpo y lo disfrutaré... Pero no quiero oírte -. Se acercó a un cajón y saco de ahí un bosal -. Abre la boca.

Lo hice y el puso un bosal con una bola blanda en mi boca.

- Si necesitas tú palabra de seguridad... Tira la cuerda tres veces -. Asentí y Eric bajo mi cabeza.

Ahora estaba mi cuerpo en noventa grados dejando a disposición toda mi parte baja a sus manos.

Me estremecí cuando puso unos hielos en mi espalda, el agua comenzó a correr provocando pequeños movimientos involuntarios.

- Te voy a tomar por aquí... -. Sentí como abrió mi tracero para introducir un dedo en mi ano. -. Quiero que con alguien te hagamos doblemente feliz, te gustaría?

Asentí entusiasmada, realmente también lo quería, pero tenía miedo al dolor. Algo estupido lo sé, pero jamás había experimentado por ahí además de lo que había echo con Eric. Su dedo tenía lubricante y lo saco sin ningún esfuerzo.

- Te introduciré un dildo con una bomba de aire, está se expandirá dentro de ti preparándote para mí -. Asentí mientras sentía como el introducía la bomba.

Sentía como el dildo comenzaba a crecer llenándome por completo, también sentí el sonido de su bragueta abriéndose.

- Es una vista fabulosa... Mira al frente -. Lo hice, frente a mi el mismo espejo en el que nos había visto la última vez estaba colocado para que yo pudiese ver mi propia imagen.

Zimmerman O Grey?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora