El olor a miseria

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Abrí los ojos aún sintiéndome aturdida. Lo último que recordaba era estar con Eric...

La habitación donde estaba era como un calabozo típico de las películas de terror, estaba recostada sobre un camastro viejo y húmedo, de las cañerías que estaban a la vista solo caían gotas de agua una a una lentamente, habían algunas manchas de sangre en el camastro y sobre este unas cadenas colgando. Aún tenía mi ropa puesta, pero nada de utilidad como para escapar, estaba tranquila, debía mantener esa tranquilidad lo que más pudiera o me vería perdida en mis propios miedos.

No estaba atada y esa era una ventaja, sabía artes marciales.

- Phoboe? -. Mire a la oscuridad donde una silueta femenina estaba colgando.

Me acerque lentamente y el maldito miedo que mantenía controlado exploto como una bomba.

Graciela estaba colgando de unas cadenas, su cuerpo herido por completo y su rostro deformado, sabe Dios que más tenía herido. Corrí a su lado buscando la forma de soltar las cadenas que la mantenían apresada.

- Phoboe, debes salir de aquí, no importa lo que suceda conmigo. -. Las cadenas estaban con candados y sus muñecas casi destruidas por completo, el roce de sus movimientos habían provocado todo esto.

- Aguanta solo un poco, se que vendrán por nosotras -. Sentí una risa y me voltee rápidamente.

Un hombre alto de cabello rubio y ojos azules se nos acercó con un látigo en la mano.

- No sabes dónde estás y pedirás ayuda... Tú estúpido intento de que nos encontrarán con unas pocas características será insuficiente para cualquiera. -. Retrocedí y el hombre abofeteó a Graciela en el rostro haciendo que está escupiera sangre. -. Supongo que no me conoces, la calienta pollas de tu madre probablemente jamás ha hablado de mí aunque la hice gritar y disfrutar como la puta que es, antes de que robará mi puesto -. Lo miré confundida y el bofetón que me dio me mandó al suelo. -. Te pareces mucho a ella... Su mismo cuerpo, y supongo que te gusta mucho follar, dime, ver a Graciela desnuda y destruida te exita? -. Nisiquiera se me había pasado por la cabeza eso.

Me levanto del cabello haciendo que doliera como el infierno.

- Amo... Porfavor déjala, ya me tiene a mi -. Mire a Graciela y lágrimas corrían por sus ojos. -. Lo siento, todo esto es mi culpa...

- Aún no lo entiendes puta, todo esto es un plan que ideamos desde que esta pequeña calienta pollas se metió en el club...

Mire al hombre quien sonreía aún con mi cabello en sus manos.

- Verás, como ya no saldrás de aquí, te contaré: mi pareja y yo pertenecemos al club desde hace varios años y vimos el hermoso espectáculo que brindaste -. Lamió mi cuello y parte de mi rostro, tenía un alito asqueroso -. Buscamos a Graciela para obtener información y supongo que te imaginarás que nos costó un poco hacerla hablar...

Con el látigo que tenía en la mano comenzó a golpear la espalda de Graciela, yo trate de soltarme, pero este hombre era fuerte y sabía bien lo que hacía, no dejaba espacio para que pudiese pelear con el.

- Ven... No quiero que interfieras y estoy muy caliente como para esperar...

Me amarro al camastro de una mano y al tirar comprobé que no había salida.

- Abre las piernas putita, voy a entrar... -. Graciela se resistió, pero no por mucho. Sus heridas parecían doler más de la cuenta y unos cuantos golpes hicieron que la muchacha abriera las piernas mientras el bastardo la penetraba.

Trate de cerrar los ojos, de olvidar los gritos y suplicas de Graciela, de no ver las embestidas que ese hombre le proporcionaba a mi amiga y compañera de juegos... Todo era horrible, no aguantaba más, debía hacer algo.

"Mantenlos hablando hija, es una buena forma de que los agresores bajen la guardia" un consejo de mamá llego pronto a mi cabeza y un nuevo gritó de Graciela me devolvió a la realidad.

- Cual es tu nombre? -. El hombre me miro aún muy dentro de Graciela y su sonrisa se enancho.

- Hyde pequeña calienta pollas... Jack si quieres -. Dijo saboreando el cuello de Graciela dejando una huella de saliva en el -. Espero que cuando esté dentro de ti grites y supliques como lo hizo Graciela al comienzo, la muy boba utilizó su palabra de seguridad... Lo recuerdas puta... -. Una nueva embestida y Graciela parecía que no tenía más lágrimas -. Destroce su rostro para que me la chupara y su boca llena de sangre fue un placer, creo que perdiste algunos dientes preciosa -. Metió la lengua en su boca sonriendo -. No sabes lo que tengo preparado para ti... Tú padre adorara ver los vídeos que grabaremos...

Mi padre, este hombre le quería hacer daño... Si no estuviese tan bloqueada quizás pudiera hacer algo.

- Hyde, ya vente en ella y vamos, aún debemos recoger a mi principito... -. Era la mujer que conducía el auto, era pequeña y con el cabello oscuro, no podía distinguir bien el color de sus ojos -. El abuelo, el padre y ahora el hijo... No aguanto las ansias.

Hyde salió de Graciela y se limpio con la mano dándole un golpe en el tracero a la muchacha.

- Bien... No me gusta terminar por la fuerza... Ya volveré.

Camino directamente a donde me encontraba y un fuerte golpe me tiro al piso... Comenzó a golpearme con paradas en mi estómago y temí por mis costillas, pero era fuerte y resistiría.

- Hyde... Ya basta... Guarda eso para cuando llegue el princesito.

El bastardo me escupió cuando un último golpe me llegó en la cara.

Me levanto del cabello poniendo su fétido aliento a mi lado.

- Haré que grites... Te penetrare por cada agujero que tengas... Te violaré hasta que no puedas más... Y te matare, no tendré piedad contigo -. Me soltó dándome un último golpe en las costillas -. Tú padre me arrebató la vida y a mi puta... Ahora le quitaré lo que más quiere...

Salieron de la habitación y yo me levanté para llegar a Graciela.

- Por que no te defendiste? -. Sonreí tomando sus cadenas y soltandolas con la llave que había sacado del saco de Hyde.

- Tenemos que salir de aquí... -. Graciela al parecer tenía un brazo roto, alguna que otra costilla... Pero sus piernas se veían bien.

- Como podré mirar a mi padre después de esto? -. Sonreí bajándola lentamente al suelo.

- No tienes nada que explicar, prometo hacerme cargo de todo -. Graciela asintió moviendo sus brazos para que la sangre volviese a ellos.

Teníamos solo unos minutos para salir y no sabía si Graciela estaba en condiciones para salir o para siquiera correr si se daba el caso...

Zimmerman O Grey?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora