Caminata

27 0 0
                                    

A este ángel le gusta la rosa, la belleza que posee y a su vez el dolor que causan sus espinas, suele admirarla y tocarla, la encontró en una esquina de su celda derrepente, el quiere creer que es una esperanza o tal vez una compañía, el punto ed que se enamoro de ella a primera vista, suele admirarla y tocarla, la ama tanto que prefiere arrancarla y tenerla solo para el, durante días la cuido con mucho celo y es muy atento en eso, pero el vive en su calor interno y no siente ni sabe que la rosa se marchitará y morirá, el no quería que ella se opacara como el, solo quería que lo acompañara y estuviera solo con el, y que nadie mas la mirara ni contemplara tan hermosa belleza, solo el... ¿Egoismo? No, es que el la amaba tanto que quería guardarla para que nadie la lastimara, pero... No le resulto tan bien, la rosa murió deshidratada y el, bueno... El volvió a quedar solo, el no mato la rosa, solo que su inocencia no le permitió conocer que ella se iría rápido y que solo estaba de paso para regalarle unos momentos de esperanza, ¿Acaso siempre estaré condenado? Se preguntaba el ángel, hasta que se propuso luego de tanto tiempo descubrir, lo que aquella prisión escondía y si había maneras de escapar algún día de allí, ya no recordaba la luz, en esa prisión siempre era de noche, los cambios de estación cambiaban a diario y su alrededor siempre estaba vacio.

En su paso no se escuchaba ningún sonido, de hecho no sentía presencia alguna, solo podía observar el cielo nublado y unas pocas estrellas, que cada vez eran menos, los muros y las rejas se movían constantemente, por tanto no se imaginaba donde podría el estar, sin embargo siguió caminando y hubo un momento donde paro y del cansancio quedo dormido, al despertar observo junto a el a una extraña mujer, toda extraña, de hecho no podía detallaría, casi no se dejo ver, esa chica le dijo que pronto empezaría una guerra y tenia que estar preparado, que estuviera pendiente y tratara de llegar a las ultimas celdas del castillo, y en un santiamén la chica extraña desapareció y el nunca supo de quien se trataba o quien era ella, solo que se escuchaba segura y trataría de hacerle caso, no sintió miedo, solo inquietud de descifrar el mensaje y prepararse para la pelea, a ver si por fin lograba escaparse de toda esa oscuridad que ya lo atormentaba.
El no sabia cuando tiempo tenia allí, ni cuantos años el tenia, se sentía igual que cuando entro a la prisión, pero eso no era lo importante, lo importante era prepararse para lograr escapar.
Paso días, quizás semanas o meses sin encontrar ninguna otra celda,sin encontrar nada, sin ver nada nuevo, de hecho pensaba que caminaba en círculos porque siempre caía al mismo lugar, su celda... En su paso de soledad y dolores ya agotado, cuando menos se lo imagino, a lo lejos vio una celda distinta, hecha de hielo, paso rato pensando si acercarse, alejarse o sencillamente ignorar ¿Pero que encontraría el allí? Eso era lo que se preguntaba, de repente empezó a escuchar unos lamentos, y eso llamo su atención y al acercarse vio a una prisionera, cubierta de cenizas, atada a una cadena de hielo que lastimaba sus manos al moverse y llena de miedos e inseguridades y entonces es aquí donde el se da cuenta que no estaba solo en la prisión, y que quizá esta era señal de que si podría salir de allí
¿Qui...Quien eres? Pregunta el ángel
No lo se, dijo la prisionera
¿Acaso no tienes nombre?
No lo se, volvió a responder
¿Cuanto tiempo llevas aquí? Pregunto el ángel algo intrigado...
No tengo idea, respondió entre lágrimas y dolor...
Y entonces es aquí, donde comienza nuestra verdadera historia...

El Ángel y la PrisioneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora