Las reglas

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La hechicera empezó a notar que entre ellos había una conexión algo profunda, sincera, algo que ella no podía descifrar, era algo bonito, tal vez inocente, algo que ella envidiaba por nunca haber sentido, la hechicera ella blanca, de cabello largo entre amarillos y blanco, un cuerpo espectacular, una aroma a miel afrodisiaca, pero por dentro era oscura, un ser sin alma, sin sentimiento ni piedad, su belleza por dentro era desgraciada

Tengo nuevas reglas para ustedes, los aspirantes a ser libres... No pueden tocarse, no pueden hablarse, no pueden separarse, pero no deben juntarse demasiado, deben enfrentar todo sin necesidad de palabras, en caso de eso todo acabará y la opción de ser libres se anulara, deben buscar cómo entenderse, sin importar que tan lejanos se sientan, de lo contrario yo ganare...

¿Y ahora como haré? Si su voz me guiaba, se preguntaba el ángel

¿Y ahora como haremos, si él es mi guía? Se preguntaba la prisionera...

La siguiente estación era el otoño, ya el reloj de arena había cambiado, pero ya faltaba poco para que todo acabara, para bien o para mal algo cambiaría, sea para mejor o para menor, en esta parte estaban tres demonios, el egoísmo, la ira y la soberbia, dentro del ángel ,había algo más fuerte que él, era un odio hacia el mismo y hacia la prisionera, el solo quería gritarla, golpearla, burlarse de ella, y ella solo aguantaba, estaba llena de miedo, le tenía pánico pero dentro de sí, sabía que era algún embrujo y que ese no era el, que él no tenía culpa de lo que estaba haciendo, que él no era dueño de sus actos, pero ella estaba cayendo en el vacío, en una depresión sin fin, y es que todo se estaba complicando, ella estaba demasiado enamorada de el, y él no sabía que quería en esos momentos, así que ella rompió las reglas y lo tomo del brazo, sin importar lo que pudiese pasar, se le paro enfrente, aun no lo podía mirar y llena de miedo le dijo:

- Te Amo...

- ¿Que estás diciendo? Le replicó el ángel

-¿Acaso no lo notas? Este no eres tú, reacciona... Estas a punto de matarme

- Te Amo, respondió el ángel y de repente todo empezó a tomar un color diferente, el solo cayó al piso y sin fuerza alguna le dijo que él no sabía lo que sentía pero que en esa confusión la amaba, a su manera torpe e incomprendida, pero la amaba o mataba por ella, en esta vida o en la que fuera, en cualquier cárcel o incluso en la libertad, la amaría

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El Ángel y la PrisioneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora