La Conversación

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Extrañamente el ángel se interesó en conocer de quien se trataba, , sus ojos se lastimaban cuando la observaba y de paso no podía casi verla por las paredes de hielo, sin embargo se quedó en las afueras de la celda a observar de quien se trataba tanto misterio y porque había tanto hielo a su alrededor.

¿Y tú, quién eres? Preguntó la prisionera...

Si supieras que aun quisiera descubrirlo, porque no lo entiendo... Respondió el ángel

¿Cuál fue tu error? Dijo la chica

No lo recuerdo, ¿Y el tuyo?

Enamorarme y confiar...

El ángel no sabía lo que significaba enamorarse, así que no pudo entenderla muy bien, estuvo allí muchos días hasta ganarse la confianza de aquella prisionera, tenía mucho tiempo sin ver a alguien, y fue donde noto que no era el único condenado, a ella le perseguían gritos, recuerdos, era prisionera de su ayer, no tenía visión para pensar en un después, estaba vuelta hielo, tanto por fuera como por dentro, ella decía que así dolía menos y fue donde él se dio la tarea de tratar de sacarla de ese lugar tan frío y miserable, él no era cualquiera ángel la verdad, el pertenecía al firmamento, de hecho era el más bello, estaba en la cúpula de la estrella más brillante del cielo, pero fue empujado y traicionado, por envidia y celos, él se transforma en un ser duro y fuerte al ser lastimadas sus alas, tenía las más hermosas , eran prácticamente doradas, se confundían con el sol y de noche plateadas, se confundían con los tonos serenos de la luna, pero ya no volaban igual de fuerte, de hecho al moverlas era un dolor demasiado grande lo que sentía, al caer sintió cosas que nunca había sentido, dolor, ira, rabia, sed, cosas que dañaron su corazón y contaminaron su alma, se sentía solo, paso horas caminando sin sentido hasta que se tropezó con la prisión, la hechicera se enamoró de su belleza y lo mantuvo encerrado allí dentro por no entregarle su corazón, pero si al caso vamos, lo tenía roto y lleno de sentimientos oscuros y por castigo, la hechicera lo condeno a ser su prisionero, colocándole un embrujo para que el jamás descubriera la salida, según existía una, pero era imposible de verse...

Pasaron tiempo hablando, aquella prisionera ya confiaba un poco en él, y entre largas conversaciones ella confesó que había caído allí por enamorarse de quien no debía y que ese hombre la vendió y la utilizo solamente para reírse de ella, y tantos fueron sus deseos de morir, que a lo mejor por eso había caído en la prisión, al menos así lo recordaba ella...

El Ángel y la PrisioneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora