Primavera

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Al salir del otoño, las alas del ángel empezaron a sanar de una manera mágica, sus ojos eran marrones miel, empezaron a sentir rayos de sol en sus rostros, pero ella estaba demasiado golpeada, ya no tenía cadenas en sus manos ni oscuridad en su rostro, su piel estaba pálida y sus ojos eran marrones oscuros, poco a poco fueron recuperando su figura, pero ella estaba tirada llorando sin ganas de ser levantada, solo quería llorar, del suelo empezaron a brotar flores vivas, sonidos de agua y brisa suave, lo radical era la decisión que había tomado la hechicera...

- ¡Hay un cambio de planes! Exclamó, ahora solo será uno el ganador y el otro se quedara en la prisión, disfruten la compañía...

Ellos solo se tomaron de la mano y sin importar la decisión de la hechicera, decidieron salir adelante, ya no había sombra o dolor que los persiguiera y es que la libertad que sentían era mejor que salir de la prisión, la primavera les regalo luz, contemplaban y disfrutaban tan hermosa belleza, pero aún tenían miedo de verse, ¿Con que se encontrarían? ¿Qué era lo que verían luego de tanto tiempo? ¿Qué sentirían? Eran las dudas que los atormentaban

- ¿Esperanza estas bien? Y ella solo volteo a mirarlo, y no pararon de mirarse y detallarse durante un par de horas sin decir ni una palabra, mientras caminaban...

La noche tenía un toque especial, el aroma era distinta, ella encontró un río extraño, donde decidió meterse y sentir el agua como limpiaba su piel, se sintió viva, como en mucho tiempo no se sentía, al salir de allí seco su cuerpo con la brisa y el solo admiraba como era ella en realidad, dulce, delicada, tierna, sonriente, llena de luz, el necesitaba sentirla, necesitaba tocarla, era el deseo más puro que jamás pudo sentir, y es que luego de tanto podían verse, tocarse, sentirse y desnudar lo que había en su interior, ese amor que en todo ese tiempo los acobijó y salvo del peligro, ellos no tuvieron sexo, tampoco hicieron el amor, solo se convirtieron en uno

- Es lo más hermoso que nunca había sentido ni sentí...y el ángel la cayo con un beso de esos que no le daría jamás a nadie, era un beso del alma...

El, la tomó por sus caderas y admiraba todo su cuerpo, su belleza, sus sonidos, la amaba tanto que no quería que nadie la viera, la tocara o la lastimara, como aquella rosa que alguna vez tuvo, a diferencia que esta rosa le duraría para siempre, porque se había metido en su espíritu, el la miraba mientras la tocaba y ella solo pedía más de él, el mordía los labios de ella y ella sentía demasiado éxtasis, el ese fuego que llevaba dentro era de amor por ella, la más grande de las pasiones, sus pezones de los acariciaba con la punta de su lengua y ella solo lo abrazaba mientras el recorría su cuerpo, besándole cada herida que el pasado y hasta el mismo pudieron haberle causado

- ¿Te dolerá? Le preguntó el ángel, que ahora era su rey

- Si me duele no importara, sólo nos pares...

Y mientras su cuerpo se inclinó, el la tomo y la hizo para siempre suya, ambos se fundieron en uno solo, se amaron tanto que uno estaba dentro del otro, la hechicera vio tanta fuerza en su amor que decidió abrir las puertas del castillo para ellos, y nunca más la prisión o algún otro encantamiento los dañaría, ni destruiría su amor.

Al salir notaron que todo era diferente a como lo recordaban, exactamente duraron casi medio siglo encerrados en la prisión juntos, el ángel recupero por completo sus alas, su fuerza y voló alto junto a ella y al mismo tiempo bajaron a tierra, y ella de la nada empezó a desvanecerse, ella tenía al parecer mucho más tiempo que él, ella sabía que moriría y él no quería dejarla ir, sufrió demasiado viéndola partir, pero ella le prometió que la historia no acabaría allí, que se volverían a encontrar para seguirse amando y le sonrió

-Te juro que te voy a encontrar, en esta vida o en la otra, en el cielo o en el mismísimo infierno, pero te encontrare, jamás voy a borrar de mi mente tu piel, tus besos, tu voz, esa voz vivirá en mí. Te lo juro mi reina

- ¡Te Amo! Sonrió, respiro profundo y murió...

Él le dio un beso en la frente y la bendijo, busco una flor y la coloco en sus manos besándola a ella y a la más preciosa flor que encontró y al levantar la mirada, ya el cuerpo de su Esperanza había desaparecido y el, él se sentía otra vez perdido, cayó al suelo y escuchaba voces...

¡Doctor, está reaccionando!

-Pero como enfermera, si eso es imposible

El paciente doctor, el paciente se mueve...

El Ángel y la PrisioneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora